FEMINICIDIOS: EL VASO COLMADO QUE SE DERRAMÓ HACE MUCHO

Isadora Fragoso y Laura Rivera
Ser mujer y estar viva se ha vuelto casi una ironía. En México los feminicidios presentan un aumento atroz, todos los días hay violencia enfocada hacia las mujeres, a diario hay una noticia de alguna mujer que ha sido desaparecida o asesinada, con el Estado de México como el principal escenario de este crimen. La violencia, generalizada desde la “guerra contra el crimen organizado” de Felipe Calderón, se ha incrementado contra el sector poblacional de las mujeres y ha tenido un alcance preocupante en tasas de asesinatos en lugares como el Estado de México.

A nivel nacional hay una crisis de inseguridad, lo claro es que la violencia enfocada hacia las mujeres de todas las edades ha tenido un repunte alarmante, y se evidencia cuando todo lugar representa un peligro para transitar, desde lugares de marginación social y zonas de pobreza (con casos de acoso, violaciones, desapariciones y asesinatos diarios), hasta lugares “inimaginables” como la Universidad Nacional Autónoma de México con casos como el de Lesvy Berlín el pasado 3 de mayo, generando una atmósfera de pánico que pretende desmovilizar.

La violencia en índices elevados, condiciones precarias de seguridad, desapariciones, trata, o el feminicidio, todas son prácticas normalizadas por el Estado y se han recrudecido, luego de hacerlo en el periodo gubernamental de Calderón, con el gobierno feminicida de Enrique Peña Nieto.

VIDAS, NO CIFRAS
Vivir en México, en medio de una lógica patriarcal además capitalista, se ha vuelto una lucha diaria por vivir, donde diariamente son asesinadas 7 mujeres y la mayoría de estos casos queda impune, las vidas de las mujeres son reducidas a un número que ya ni siquiera sirven para dimensionar el grado de violencia −pues no hay cifras exactas del número de feminicidios−, sino para normalizarlo al cambiar un nombre por un número de expediente, que será archivado y olvidado, como es la lógica sistémica actual.

Victoria Pamela Salas, asesinada el pasado 2 de septiembre, encontrada en un cuarto de hotel en Tlalpan, tenía 23 años recién cumplidos, trabajaba para aportar económicamente a sus padres, tenía una vida por delante, una alegría por vivir y se la quiere convertir como a tantas otras mujeres en una simple cifra. Muchísimas mujeres ni siquiera son encontradas luego de ser desaparecidas, o reconocidas luego de ser asesinadas, por lo que una cuestión trascendental para hacer frente a la violencia machista es evidenciar el problema y sus raíces, conocer a la víctima por quien era y no por lo que hicieron de ella, decir sus nombres y mostrar sus rostros (en vida, no volviendo a violentarlas exponiendo el modo atroz en que atacaron sus cuerpos), nombrarlas.

Si bien Victoria representó el feminicidio número 66 en la ciudad de México del año en curso, se trata de una mujer más a quien la violencia machista arrebató la vida, violencia generada, perpetrada y sostenida por una estructura capitalista y patriarcal que oprime de forma sistémica a las mujeres en diferentes expresiones y niveles.

FEMINICIDIO EN EL MARCO LEGAL: LA FALACIA DE LA JUSTICIA
En el Código Penal Federal1 encontramos que el homicidio doloso de una mujer será considerado feminicidio cuando se prive de la vida por razones de género, siendo otra característica el que el cuerpo de la víctima se encuentre mutilado por el sujeto feminicida, y que existiera entre éste y la víctima una relación sentimental, afectiva o de confianza, como acaeció en el caso de Victoria, pues no bastando el asesinato, su cuerpo fue lacerado de la manera más brutal por quien fuera su pareja. Así, la violencia de género caracterizado por un conjunto de conductas misóginas perpetradas contra el cuerpo de las mujeres tiene un claro reflejo en los últimos feminicidios perpetrados en lugares como el Estado y la Ciudad de México. En el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), aun cuando cuentan con la tipificación de feminicidio, en sus datos aparecen cifras sólo de “mortalidad por homicidio de mujeres” no por feminicidio, por lo que sus cifras son inexactas en este sentido, sólo a un mínimo porcentaje de los asesinatos de mujeres se les aplica la tipificación de feminicidio y las cifras deben deducirse a partir de las cifras de homicidios dolosos contra mujeres que tengan las características establecidas por el Código Penal. El feminicidio es delito federal desde 2011, existe protocolo de investigación ministerial, policial y pericial, y alerta de género, pero la legalidad se ve rebasada por la realidad. De acuerdo con cifras del INEGI, entre los años 2008 al 2015 hubo un registro de 176 mil 344 homicidios2 de los cuales 18 mil 664 corresponden a tipificaciones de “defunciones por homicidio en mujeres”3 en todo el país (con corte de cifras el 13 de julio de 2016) tan sólo en casos registrados, pensemos ahora en los que no fueron registrados o tipificados como tal. Gran número de feminicidios ni siquiera son investigados como lo que son, sino persisten en ser llamados homicidios, y con ello se invisibiliza este modo de opresión patriarcal hacia el derecho fundamental de la vida para las mujeres.

A pesar de estar ya la tipificación del feminicidio −con una sentencia entre los 30 y 60 años de prisión en la Ciudad de México, y de los 40 a 70 años en el Estado de México, ambas con agravantes por relación de parentesco entre la víctima y el agresor− es claro que el sistema de justicia actual no representa un acceso a ésta, ya que se vuelve contra la mujer violentada en cada nuevo caso: Re-victimización o criminalización de la mujer, burlas y difamaciones mediáticas, minimización del hecho, hasta la manipulación, fabricación u omisión deliberada de pruebas y evidencias. La nula justicia ante la violencia contra la mujer se ha vuelto norma; se dieron inconsistencias en la investigación, triste regla en estos crímenes, pues a los padres de Victoria desde el inicio se les negó el acceso a la carpeta.

Mario Saenz fue detenido por haber sido señalado por empleados del hotel como el acompañante de Victoria, pero a pesar de ser el principal sospechoso fue puesto en libertad tras unas horas y ahora se encuentra prófugo. Con una orden de aprehensión −emitida desde el 17 de octubre− por feminicidio, y una ficha roja de la Interpol, tras de sí, Saenz se suma a la lista de feminicidas que quedan en la impunidad, con una víctima que no recibe justicia real nunca. En conjunto hay muchos tópicos que violentan a quien es víctima de las acciones machistas, casos que ni siquiera son denunciados o conocidos, con un sistema jurídico que no responde a las necesidades reales de quien es agredida, familias que tienen que investigar por su cuenta, convocar a marchas y buscar la justicia que se les niega.

Todo arroja como resultado que no podemos confiar en el Estado y sus instituciones para resolver la crisis de violencia machista y feminicida, pues son cómplices de ésta.

CRIMINALIZAR A LA VÍCTIMA
¿La asesinaron? “Algo habrá hecho, quién sabe qué compañías tenía, por qué andaba en ese lugar, era una drogadicta o alcohólica”, todas son expresiones que a menudo escuchamos acompañando las noticias sobre mujeres asesinadas en México y en todo el mundo. A Victoria, como a miles de mujeres víctimas de feminicidio se les culpa de su propia muerte, medios amarillistas difunden información falaz de estas mujeres como en el de ella, incluso se ha dicho que fue un suicidio, que era “drogadicta y agresiva”, o que Victoria se habría ido con algún otro sujeto a un hotel −versión que sostiene la madre de Mario Saenz–, además existen dos versiones, una dice que las cámaras del hotel donde se halló el cuerpo de Victoria no funcionaron ese día y otra dice que se habría visto cómo Mario salía por la mañana, lo cierto es que de esto último empleados del hotel Novo atestiguan que el hombre salió cerca de las cinco de la mañana y señaló que la mujer que le acompañaba se quedaría otro rato, dándose más tarde el descubrimiento del cuerpo sin vida de Victoria y la detención de Saenz. Aunado a los señalamientos que culpan a la víctima, el feminicida es presentado a través de sus “virtudes”, como Mario, a quien se le reconoció públicamente en las notas como un skater famoso a nivel internacional y a quien se le manchaba su reputación. Mientras de Victoria se dijo que se había suicidado a pesar de ser más que obvia la violencia con la que había sido lacerado su cuerpo, de manera dolosa por quien le asesinara, con una clara agresión misógina.

EL SISTEMA CAPITALISTA PATRIARCAL, RAÍZ DEL MACHISMO
La cuestión es ¿por qué sucede esto? Hay que plantearnos no sólo el caso individual, sin dejar de ser importante debe contextualizarse. En México como en otros países hay violencia machista, y la podemos ubicar en expresiones como el feminicidio. Diario vemos mujeres desaparecidas (o intentos de levantarlas), violadas, golpeadas, intentos de asesinato o feminicidios, pero hay que darnos cuenta, ¿qué pasa con cada caso? Nada. Y es justo ese nada el que permite que se perpetúen. Ahora, ¿qué o quién no hace nada? Un Estado capitalista y patriarcal que genera las condiciones de impunidad para que esto pase y no se haga justicia: Con una estructura que enseña que las mujeres somos un objeto adquirido para satisfacer necesidades −y si no es así, como cualquier objeto éste se destruye−; la violencia normalizada en medios de comunicación; instituciones estatales cómplices que permiten la injusticia; marcajes de clase en la obtención de justicia (como Mario Saenz que por tener recursos económicos pudo huir, y los padres de Victoria por ser de clase trabajadora son ignorados).

Toda esta violencia la podemos visibilizar en los feminicidios. Pero no hay que ver sólo la gota como el caso de Victoria, sino todas las violencias diarias que han llegado a un punto donde ya no se pueden contener, y hay que ver qué es lo que provoca que las gotas de sangre no dejen de caer. Hay toda una estructura patriarcal sostenida por un sistema capitalista que la crea, sostiene y perpetúa, y es por ello por lo que casos como el de Victoria continúan en la impunidad. Que casos como el de Victoria no se queden en el impulso coyuntural y sus movilizaciones. Se hace necesario hacer frente a esta violencia brutal que vivimos diariamente a través de un movimiento organizado de mujeres con perspectiva de clase, pues la violencia contra las mujeres no se detendrá hasta que destruyamos el sistema político, económico y social que la sostiene.

¡Por la construcción de un movimiento nacional de mujeres!
¡Si tocan a una nos organizamos miles!
¡Las mujeres luchando y el mundo transformando!
¡Alto a los feminicidios!
¡Alto a la impunidad, ni una asesinada más!
¡Justicia!

NOTA: Los padres de Victoria han convocado a una marcha el 10 de noviembre en la ciudad de México para exigir justicia por el feminicidio de su hija, partiendo de las instalaciones de la Procuraduría General de Justicia (PGJ-CDMX) a las 16:00 Hrs. Exigen la detención de Mario Saenz, sujeto señalado como el feminicida de Victoria.


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