LAS HUELGAS SINDICALES EN LAS UNIVERSIDADES Y LA PRECARIZACIÓN DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR

Octavio Ugalde

Las huelgas recientes en algunas de las universidades más importantes del país y sus demandas, no se remontan únicamente al proceso iniciado en Matamoros a inicios del 2019, tras la exigencia por decreto de ley por un aumento salarial del 20% en más de 40 maquiladoras. La situación precaria de los trabajadores sindicalizados y de los maestros en las universidades públicas tiene que ver principalmente con las medidas instrumentadas por el Estado mexicano y las universidades a partir de los mecanismos propuestos por los grandes organismos internacionales imperialistas como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).

A casi 100 días de huelga que el Sindicato Independiente de Trabajadores de la Universidad Autónoma de México (SITUAM) encabeza  un frente con organizaciones sindicales, sociales y políticas, aun después de llevar a cabo a las afueras de Palacio Nacional un diálogo para poder llegar a un acuerdo en favor de las demandas: aumento al 10% (del 20% que en un inicio exigieron) reducción inmediata de trabajadores de confianza que asciende a más de 1,200, violando los contratos colectivos y la retribución del 100% de los salarios caídos durante la huelga, el Rector Eduardo Peñalosa ni el gobierno actual pretende ceder a pesar de las tremendas desigualdades que dentro de la estructura universitaria existe.

Además de la huelga en la UAM otras tres universidades también se fueron a huelga este mismo año: la Universidad Autónoma Benito Juárez de Oaxaca (UABJO) y la Universidad Agraria de Coahuila, además de Chapingo, exigiendo aumento salarial y la desburocratización en la que están sumidas sus estructuras orgánicas, diferenciando salarios sin argumento alguno sino el nepotismo y el clientelismo.

Las huelgas no se explican por sí mismas, sino a partir del análisis del fenómeno que las articula con demandas históricas y los mecanismos de precarización de la educación superior por parte de los últimos tres gobiernos neoliberales, dos del PAN con Fox y Calderón y uno del PRI con Peña Nieto.

Durante el 2018 fuimos testigos de que más de 10 universidades se declararon en quiebra tras un déficit de más de 19 mil millones de pesos para pagar salarios de diciembre, aguinaldos, retiros y jubilaciones, entre ellas las universidades de: Chiapas, Estado de México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Tabasco, Veracruz y Zacatecas y exigían al gobierno centrista de AMLO que cuando entrará hubiera un aumento presupuestal de 11 mil 157.7 millones de pesos para el 2019 (Excélsior,06/12/2018).Finalmente esto no fue así, al contrario; hubo un plan de austeridad que terminó de sumir a las universidades en una crisis económica histórica.

La precarización de educación superior responde a la alineación de los gobiernos capitalistas neoliberales a través del Estado y de la SEP a las políticas de la OCDE para hacer que la inversión y el financiamiento privado fuese la única alternativa para sacar de la “quiebra” a las universidades públicas.

En este sentido, AMLO y el actual secretario de educación Moctezuma Barragán tampoco se han diferenciado de los gobiernos anteriores. ¿En que se ha invertido el presupuesto, aparte de los programas asistenciales y de la Guardia Nacional, que no son sino mecanismos que intentan desarticular la movilización y el descontento social?, en educación parece que no. Una muestra de que no basta con abrogar la Reforma Educativa para callar a los maestros y a las organizaciones sociales y políticas independientes. Pues, la cercanía de AMLO con los mismos organismos coercitivos imperialistas sigue siendo la misma que la de los gobiernos supuestamente más neoliberales. Cabe resaltar que las demandas de la CNTE no se limitan a la abrogación de dicha reforma, eliminando los mecanismos de evaluación punitivos, sino que se extienden a la mejora de las condiciones en infraestructura, capacitación y principalmente salarios dignos al magisterio reconociéndolos como trabajadores de Estado dentro del artículo 123. Ya que durante los años 90, tras la entrada en vigor de la “Carrera Magisterial” y de los mecanismos de evaluación se comenzaron a diferenciar los salarios abrumadoramente, ganando más aquellos que lograrán pasar las evaluaciones homogéneas y quedando al borde del día a día aquellos que no lograrán pasarlas. En este sentido, el salario aumentó pero para quienes tenían las posibilidades materiales ante una evaluación que no tomó en cuenta las condiciones sociales, económicas y culturales de los maestros y escuelas del interior de país.

De los años 90’s hasta la fecha no ha existido  cambio o “transformación alguna”, así el 14 de febrero del 2019, José Ángel Gurría secretario general de la OCDE en México, se reunió con representantes del Estado mexicano para planificar cómo tendría que quedar la nueva Ley de Educación Superior a partir de los estudios hechos y presentados en su informe Educación Superior en México:los resultados y relevancia para el mercado laboral. En dicha ley se tendría que tomar en cuenta las propuestas de la OCDE: permanencia de un “órgano de certificación de planes y programas de estudios, de maestros y de instituciones independiente”, es decir que el INEE seguirá existiendo, pero ahora bajo la forma del Centro Nacional para la Mejora Continua de la Educación, además que la injerencia de grupos privados como la Coparmex y otros podrían tener participación activa en las estructuras orgánicas de las nuevas universidades, atendiendo a la “visión empresarial y a retos que impone el mercado laboral”, pero hay que tener en cuenta que estos mecanismos no buscan sino la capacitación de “capital humano” disponible para responder a las necesidades del gran capital nacional y extranjero, para seguir explotando y ejerciendo control social para la acumulación de capital.

Por otro lado, la elitización de las universidades mediante formas de ingreso que en la UNAM, UAM, POLI o ENAH, instrumenta corruptamente, no hacen sino excluir a cientos de miles de estudiantes a la educación superior y lanzando a la juventud a la explotación y pobreza.

No podemos perder de vista la ecuación OCDE-ESTADO-UNIVERSIDADES para comprender la manera en la que ejercen el poder político las clases dominantes para la dominación de las masas sociales. La precarización de las universidades no es sino una de las crisis que genera el sistema capitalista en su fase neoliberal, en regiones económicas dependientes de los centros imperialistas, como la nuestra. A partir de la entrada del neoliberalismo en México en los 80’s, la crisis económica incrementó abismalmente, elevando la deuda externa y promoviendo para subsanarla la inversión privada. En consonancia este proceso de dependencia generó regulaciones fiscales en materia de educación para la precarización de las instituciones de educación básica, media superior y superior del país generando descontento social y desigualdades entre ricos y pobres, siendo los últimos en acceder a la educación que por decreto constitucional es un derecho.

Las crisis son cíclicas, mientras siga imperando el sistema capitalista en la región de América Latina y ningún gobierno de centro o progresista podrá modificar nada si no se lucha desde la base y con la base trabajadora. A 20 años de la huelga de 1999 por la gratuidad en la UNAM (y aparte por la desaparición de organismos de evaluación de la educación superior como el CENEVAL promovidos desde la OCDE) los sindicatos tiene una misión histórica: conquistar un frente amplio de sindicatos independientes que gane fuerza para la lucha táctica y la resolución de sus demandas que pueda organizarse articuladamente con otros sectores, como los estudiantiles; por otro lado, las juventudes universitarias tienen una misión histórica también: luchar codo a codo con los trabajadores por las demandas dignas que exigen, por mejores salarios, por la eliminación de la burocratización y clientelismo que afecta sus puestos y contratos colectivos, pero sobre todo, rescatar las tácticas pertinentes que nos han enseñado las huelgas estudiantiles como la del 99 para elevar esas exigencias y poder articular las fuerzas necesarias  junto a los trabajadores que nos permitan exigir la democratización de las universidades haciendo que realmente sean accesibles a hijos de trabajadores, campesinos e indígenas y con programas de estudios comprometidos con los problemas nacionales que nos aquejan, es decir, al servicio del pueblo que la sostiene: las y los trabajadores. La huelga de la UAM, es una muestra de lucha y resistencia por los derechos históricos de los trabajadores, en nosotros esta articular las fuerzas.

¡Apoyemos la huelgas obreras!



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