¿Quiénes son esas que se dicen “las representantes” del actual movimiento de mujeres?¿Por qué presentaron un “pliego petitorio” no acordado con todo el movimiento?
Claudia Sheinbaum quiere imponer una dirección artificial al movimiento de mujeres que irrumpió las calles en contra de la violencia institucional y de la policía, para someter su fuerza que nos llevó a ser escuchadas no sólo en este país sino en el mundo entero. Desde Rosas Rojas decimos que a estas alturas y sin un referente que organice el descontento, la única representación que tenemos es de nosotras mismas como colectivas y como individuas. Entonces ¿por qué un grupo de 40 mujeres es tomada como nuestra representación?
Las mujeres que nos movilizamos el dia viernes, no estábamos exigiendo una “disculpa pública” de Claudia Sheinbaum, exigimos justicia y alto a la violencia e impunidad que a diario vivimos las mujeres en esta ciudad y en todo el país.
Las miles de mujeres que nos dimos cita en la Glorieta de los Insurgentes y en todo el territorio nacional, salimos a las calles sin miedo a que nos reprimieran, porque para luchar por nuestras vidas, ya somos capaces de darlo todo; porque nuestras vidas sí nos importan y no queremos ni una desaparecida, violada o asesinada más.
Sheinbaum quiere imponer una dirección artificial al movimiento de mujeres.
El día domingo por la mañana alrededor de 40 feministas se reunieron con Claudia Sheinbaum; la invitación a esta reunión fue de manera personalizada y sólo algunas han revelado de manera pública que asistieron a dicha reunión y han compartido de manera general los “acuerdos”: un “pliego petitorio” no discutido ni presentado con el conjunto de mujeres organizadas, en el que se encuentra la solicitud de “disculpas públicas” de Claudia Sheinbaum y “la no realización de carpetas en contra de las manifestantes”.
Sin embargo detrás de estos acuerdos, parece que existe un compromiso de neutralizar al movimiento, ya que se está poniendo como principal alternativa y solución “concentrarnos en las mesas de trabajo, conversatorios, espacios de diálogo” y la “capacitación de policías” y funcionarios públicos por parte de “colectivos feministas”; teniendo como resultado inmediato, el abandono de la movilización y organización en las calles, sin reparar en que fue justo eso lo que presionó y forzó a que existiera ese nuevo marco de diálogo y un replanteamiento aparente de cambiar el modo de tratar este tema por parte del gobierno de la CDMX.
Ante esta situación, es importante decir que no existe una representación general de las miles de compañeras que nos movilizamos el día viernes en la Ciudad de México ni en todo el país; que las feministas, algunas de ellas de la talla de Martha Lamas, quienes asistieron a las reuniones de trabajo con Claudia Sheinbaum, no representan a todas las compañeras que nos hemos mantenido en movilización desde el día viernes y desde mucho antes, y que tampoco fueron convocadas a través de un llamado público a todas las diversidades de expresiones que conformamos al movimiento de mujeres, para conformar las mesas de trabajo con la jefa de gobierno.
Estamos frente al choque de dos generaciones de mujeres, unas que se acomodaron a lo que ellas mismas llamaron “lucha institucional”, y una nueva generación quienes rompimos con ese legado institucional, que a la larga no representó más que subordinación del movimiento de mujeres y sus demandas.
Es importante no dejar de señalar que fue gracias a la movilización social de miles de compañeras quienes decidimos no intimidarnos y salir nuevamente a las calles, que se abrió una crisis en el actual gobierno de la CDMX, propiciando por principio, la necesidad de un diálogo.
Sin embargo hay que reconocer que el movimiento de mujeres es diverso, con distintos alcances, métodos y perspectivas y que hasta el momento no contamos con un espacio amplio que nos permita elegir a representantes del movimiento como interlocutoras con el gobierno.
Si bien dirán algunas feministas que “es necesario establecer el diálogo con el gobierno para ir avanzando en cambios”. Acá sí resaltamos los métodos, pues el diálogo se está realizando a puerta cerrada con invitación personalizada y con un sigilo tremendo, dejando fuera a miles de compañeras y lo que es más grave, confiando todas nuestras fuerzas a las salidas institucionales que marca el gobierno, entregando y disolviendo toda la fuerza y presión que ejercimos en las calles.
Por lo que es necesario y un imperativo ético y político, impulsar un espacio amplio de coordinación y discusión que nos permita impulsar un programa de lucha para conquistar la justicia y alto a la violencia que estamos viviendo en la Ciudad de México y en todo el país, por principio.
Llamamos a las compañeras que coincidimos en seguir luchando y quienes no nos sentimos representadas por Claudia y su grupo de 40, que desde las calles, con independencia política del gobierno y los partidos del régimen, levantemos asambleas públicas, democráticas y representativas que nos permitan avanzar hacia la construcción de un programa de lucha que tenga como principales ejes de trabajo, la lucha en contra de los feminicidios, la violencia institucional, de la policía y los jueces en particular; así como la conquista del aborto legal, seguro y gratuito en todo México.
¡Desde esta perspectiva, te llamamos compañera a que conquistemos juntas la calle, la noche y nuestra felicidad !
¡Porque nos queremos vivas, libres y sin miedo!
¡Levantemos un movimiento amplio de mujeres que le haga frente a violencia institucional, de la policía y los feminicidios!
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