Rosas Rojas
En los últimos días las mujeres estudiantes hemos protagonizado una lucha dentro de nuestra universidad para visibilizar la violencia contra las mujeres en la UNAM, así como para exigir que las autoridades atiendan esta grave problemática de manera integral. A través de tomas de escuelas, paros activos, movilizaciones, jornadas informativas e intervenciones artísticas denunciamos el machismo, la misoginia y la impunidad que existe para la resolución de las denuncias presentadas por las estudiantes.
La Universidad Nacional Autónoma de México a partir de 2016 implementó un protocolo de género para atender los casos de violencia en la UNAM; a tres años de su implementación, de agosto de 2016 a junio de 2019, de acuerdo con la Oficina de la Abogacía General de la institución se han presentado 921 quejas y denuncias por violencia de género.
De las víctimas, 97% son mujeres y 96% de los agresores denunciados son hombres, lo que refleja que principalmente somos las mujeres quienes vivimos violencia en la universidad.
A estos datos también hay que agregar los cientos de denuncias que por diversas razones no se presentan de manera formal, las denuncias que han ocurrido antes de la existencia de este protocolo, así como el feminicidio de Lesvy Berlin en 2017 al interior de las instalaciones de la universidad, el cual en primera instancia fue calificado como suicidio por parte de las autoridades universitarias y fue gracias a la presión de su familia y las organizaciones de mujeres que Levy obtuvo justicia después de 2 años de lucha.
También hay que sumarle una enorme lista de casos de feminicidios y desaparición forzada de estudiantes de la UNAM, como el caso de Mariela Vanessa Díaz Valverde, estudiante de la Facultad de Filosofía y Letras que desapareció el 27 de abril de 2018, en el que las autoridades no han apoyando para localizar a las estudiantes o obtener justicia.
A 3 años de implementación del protocolo de género, de manera general podemos calificar la acción de las autoridades como omisa, no empática, ya que mayoritariamente las autoridades han encubierto y solapado a los agresores, han dado carpetazo a los casos o re victimizando a las denunciantes o criminalizado a las mujeres que se organizan para alzar la voz. Lo que refleja que las autoridades sólo buscan acabar de manera “rápida” con los casos, bajando el costo político a toda costa y no atender en su complejidad y de manera integral la grave problemática de violencia e inseguridad que vivimos las mujeres en la UNAM.
Estos datos son una prueba de la grave problemática que significa la violencia hacia las mujeres en la UNAM, que a su vez, es un reflejo de lo que se vive en la sociedad machista y patriarcal mexicana; nuestro país tiene los más altos números de femicidios en América Latina ya que diariamente se asesinan a 10 mujeres en total impunidad a su vez en México 8 de cada 10 mujeres ha vivido algún tipo de violencia.
Sin embargo, no hay que dejar de lado que la Universidad Nacional Autónoma México, no combate estás concepciones machistas y que continúa perpetuando y reforzando de manera mayoritaria la cultura machista y patriarcal a través de las autoridades, profesores, alumnos y trabajadores.
Por todo lo anterior, es que en estos momentos siguen tomadas las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y la Fes Cuautitlán, también recientemente se han tomado la prepa 3, 9, la Fes Aragón y la Facultad de Psicología. En todos estos paros el reclamo principal es el alto al acoso y a las múltiples violencias normalizadas que a diario vivimos las mujeres.
A la par en otras escuelas, en las últimas semanas se han desarrollado asambleas de mujeres o paros activos para visibilzar la violencia y plantear acciones de presión para qué las autoridades atiendan está situación, así como para plantear redes de apoyo entre mujeres y colectivas para generar espacios de reflexión y seguros para a las mujeres.
Todas estas acciones son una muestra de que las mujeres ya no vamos a permitir, ni tolerar, el silencio, ni la impunidad e incubrimiento de las violencias por parte de las autoridades y todos los funcionarios.
Si la violencia hacia las mujeres es sistémica, la salida para transformar esta situación también debe serlo
Para atender en su complejidad la violencia hacia las mujeres en la universidad, no basta con la implementación de un “protocolo de género” y la contratación de personal capacitado en la materia para atender las denuncias, también se necesitan de medidas integrales a todos los niveles que empujen a transformar el paradigma social de sumisión, cosificación y normalización de la violencia hacia las mujeres que existe actualmente.
Desde nuestra perspectiva es importante impulsar comisiones de mujeres independientes de las autoridades, compuestas por alumnas, profesoras y trabajadoras en todas las escuelas, que sean elegidas de manera democrática por toda la comunidad para que den seguimiento a los casos de violencia y que planteen acciones integrales para hacerle frente a la violencia.
Una de las tareas primordiales de estás comisiones será presionar a las autoridades y funcionarios para que hagan su trabajo, realicen una correcta investigación y resuelvan de manera favorable para la denunciante su caso así como darle seguimiento a los casos y se garantice la no repetición de la situación.
También está comisión tripartita deberá organizar espacios de discusión y mesas de trabajo amplios y democráticos que permitan impulsar propuestas que se tomen en cuenta por las autoridades de las facultades para hacerle frente a la violencia a corto, mediano y largo plazo.
La lucha en contra de la violencia hacia las mujeres y por la democratización de la UNAM también incluye la reforma a la ley orgánica de la UNAM así como su estatuto general en la que se incluyan artículos en los que se prohíba y sancione la violencia hacia las mujeres, incorporando los avances legislativos que ha habido en nuestro país y en la CDMX respecto a la tipificación de las violencias y derechos democráticos de las mujeres, así como la incorporación de materias de sensibilización y capacitación de profesores, autoridades, alumnos y trabajadores con perspectiva feminista.
Es claro que las iniciativas y transformaciones que nos permitirán transitar a una universidad libre de violencia vendrán de la mano de la organización de las estudiantes y no de las autoridades, por eso es indispensable que el conjunto de mujeres y organizaciones de mujeres que han lanzado la voz en contra de la impunidad y la normalización de la violencia e inseguridad que vivimos las mujeres en la UNAM, levantemos espacios amplios de discusión mesas de trabajo permanentes, desde las estudiantes para plantear acciones a corto, mediano y largo plazo que nos permitan conquistar nuestras demandas y una universidad libre de violencia y acoso.
Rumbo al 25N, día internacional contra la violencia hacia las mujeres, organicemos una jornada de sensibilización de la violencia que vivimos las mujeres en todas las facultades y escuelas de la UNAM y en todas las universidades.
¡Conquistemos una universidad libre de violencia!
¡Alto a la violencia contra las mujeres en la UNAM!
¡Nos queremos vivas, libres y sin miedo!
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