Rosas Rojas
En México han transcurrido 3 meses desde que se comenzaron a implementar medidas de distanciamiento físico producto de la pandemia ocasionada por el covid-19, sin embargo en nuestro país a partir del 1 de junio se implementaron medidas de reactivación económica y social con la “nueva normalidad”.
No obstante la “nueva normalidad” para las mujeres trabajadoras significa en los hechos más precariedad laboral, violencia y desigualdad. Por lo que es necesario que las mujeres discutamos y pongamos por delante un programa político, económico y social que ponga en el centro a las mujeres trabajadoras, porque no queremos una nueva normalidad que sólo nos ofrece miseria y violencia.
A continuación exponemos algunas de las situaciones que se han agravado para las mujeres en el marco de la pandemia para las cuales no ha habido una respuesta para darle una solución por parte de ninguno de los tres poderes de gobierno.
Mayor desempleo y precarización laboral
De acuerdo con información del IMSS en los meses de marzo, abril y mayo del 2020 312 mil 464 mujeres perdieron su empleo formal, las mujeres más afectadas fueron aquellas que cuentan con contratos de trabajo temporales. Es decir la flexibilidad laboral pone en más riesgo a las mujeres de la clase trabajadora.
A este número se suman las cifras de mujeres con trabajos informales que debido a las medidas de confinamiento y disminución de actividades económicas y sociales, han perdido su empleo o reducido sus ingresos a la mitad de lo que ganaban de manera cotidiana.
Un ejemplo son las mujeres trabajadoras del hogar, quienes de acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT), 37 millones de mujeres están en riesgo de perder su empleo, debido a la precarización laboral de la que son objeto por no cuentan con un contrato ni seguridad social.
En México solo el 10% de las 2.3 millones de trabajadoras del hogar cuenta con contrato y seguridad social; ahora en medio de la pandemia está precarización laboral tiene como consecuencia que las mujeres no tengan un contrato que les garantice un salario o un seguro de desempleo y que estén a merced de las voluntades de sus contratantes.
Así podríamos dar múltiples ejemplos, las mujeres enfermeras y médicas que están la primera línea de defensa de la enfermedad del covid 19 pero que no cuentan con un salario digno y justo, ni con el equipo necesario para garantizar su seguridad.
Por otro lado, están las maestras que sin un plan de educación y capacitación en las tecnologías de la información y salarios precarios, tuvieron que implementar clases a distancia y seguimiento del alumnado; las mujeres que trabajamos en línea y que a la par tenemos que cuidar a nuestras hijas e hijos y dar seguimiento a su educación; las mujeres en situación de prostitución y situación de calle, y miles de mujeres que se enfrentan a distintas situaciones de explotación y precarización.
Aumento de las labores de cuidados y educación que se recargan sobre las mujeres.
La pandemia por el covid 19 hizo evidente que las mujeres seguimos cargando mayoritariamente con las labores de cuidados al interior del hogar, la cual tuvo un aumento calculado entre el doble y triple, debido a que las medidas de confinamiento obligaron a niñas y niños, así como a varios miembros de la familia a permanecer en casa, recargándose sobre las mujeres las labores de cuidado de enfermos, limpieza del hogar, realización de comida, cuidados de las niñas y niños así como del seguimiento de su educación.
Aumento de violencia hacia las mujeres
Diversas organizaciones de mujeres hemos denunciado un aumento de la violencia hacia nosotras derivado de las políticas de confinamiento,debido a que las mujeres y las niñas que vivían violencia antes de la pandemia fueron orilladas a convivir 24 horas al día con sus agresores; también se registró un aumento en la violencia digital y la violencia sexual contra niñas y adolescentes.
En síntesis podemos decir que la pandemia de coronavirus agravó y profundizó aún más la precarización, desigualdad y violencia que vivimos de manera cotidiana las mujeres con o sin pandemia. La misoginia y el machismo es otro virus social que nos arranca de manera atroz a 11 mujeres diario con total impunidad e indolencia del Estado mexicano.
La violencia hacia las mujeres no es una prioridad para el poder ejecutivo, legislativo y judicial
A pesar de la grave situación que vivimos las mujeres en México, no parece haber la voluntad política de los tres órdenes del gobierno de atender en su complejidad la violencia y desigualdad estructural que vivimos a diario las mujeres en México.
Con el Presidente de México negando la complejidad de la violencia que vivimos las mujeres en México y con un poder judicial centrado en defender los intereses de las empresas privadas y grupos de empresarios en lugar de garantizar justicia y reparación del daño para mujeres que están viviendo violencia al interior de sus hogares, que han sido víctimas de feminicidio, o que han sido despedidas injustificadamente de sus trabajo en medio de la pandemia de coronavirus.
Así como un poder legislativo, lleno de legisladoras y legisladores centrados en construir su figura política de cara a las elecciones del 2021 y que dan declaraciones, y conferencias de prensa en contra de la violencia hacia las mujeres pero que no lo traducen en acciones concretas para combatir la violencia que vivimos las mujeres a diario, ni en el marco de la pandemia, más allá de políticas de cuotas de género e igualdad sustantiva a nivel de las instituciones de las que miles de mujeres trabajadoras no formamos parte y no nos beneficiamos. Ni siquiera se atreven a ponerle un freno a la derecha que atenta contra los derechos de las mujeres y niñas en el marco de la pandemia, haciéndolos cómplices de estos hechos y posicionamientos políticos.
La derecha y los conservadores avanzan en contra de los derechos de las mujeres y niñas
Por si fuera poco a estas situación le debemos sumar la acción de grupos de conservadores y de la ultraderecha, así como a legisladores afines a ideologías del PAN, PES, PRI y miembros de todos los partidos que han aprovechado la pandemia del COVID- 19 para impulsar iniciativas que pretenden restringir los derechos sexuales, reproductivos y de educación sexual de las mujeres, niñas y niños, como lo es el PIN parental, los intentos de implementar un “día del derecho a la vida desde la concepción” en Michoacán, así como el rechazo fast track de la iniciativa de legalización del aborto en Guanajuato y en Querétaro.
Por todo lo anterior exigimos que el gobierno federal y los gobiernos locales, implementen un plan de atención integral a la violencia sistémica que vivimos las mujeres en todos los rincones del país.
- Exigimos que aumente el presupuesto para atender la violencia hacia las mujeres y el feminicidio.
- Aumento de presupuesto para los refugios de mujeres así como la construcción de más centros de apoyo para mujeres en condiciones vulnerables.
- Qué se garantice un apoyo económico y facilidades de créditos hipotecarios para mujeres que tuvieron que salir de su hogar por violencia.
- Apoyo psicológico gratuito para aquellas mujeres que hayan sufrido violencia o que presenten crisis nerviosas o de ansiedad.
Salud y derechos reproductivas
- No a la aprobación del PIN parental en los estados que ya se ha presentado ya que atenta contra los derechos reproductivos de las niñas y niños.
- Educación sexual integral, laica y no sexista a todos los niveles educativos
- Aborto legal, seguro y gratuito en todo México
- Separación efectiva de la iglesia y del Estado
- Derecho a seguridad social gratuita y de calidad para todas las mujeres
Laboral
- Que continúe la licencia con goce de sueldo para mujeres embarazas o en condiciones de riesgo por el covid-19.
- Que se garanticen apoyos económicos para todas las mujeres que han sido despedidas, o que se encontraban laborando en el sector informal.
- Derecho a un contrato, salario y seguridad social para todas las trabajadoras del hogar.
- Apoyos económicos para las mujeres en situación de prostitución, de calle o en situación vulnerable.
- Salario digno y seguridad laboral para las enfermeras que están en la primera línea de batalla del Covid – 19.
- Que se garanticen las condiciones de seguridad de trabajo de las mujeres que laboran en actividades esenciales.
- Que se reduzcan las jornadas laborales, sin disminución de sueldo y se Implementen horarios escalonados en los centros de trabajo.
- Socialización del trabajo doméstico, que el Estado y las empresas se hagan responsables de las labores de reproducción.
- Guarderías y comedores gratuitos con atención de calidad en todos los centros de trabajo
- Alto a la precarización laboral que afecta en mayor medida a las mujeres, exigimos salarios formales con contratos y salarios dignos acorde a la canasta básica.
Llamamos a las miles de mujeres que nos movilizamos el pasado 8 de marzo y a quienes hemos vivido despidos, discriminación y violencia en medio de la pandemia a que discutamos y construyamos un programa político, económico y social para las mujeres de la clase trabajadora, que ponga en el centro nuestras demandas prioritarias para que esta crisis no se cargue aún más sobre los hombros de las mujeres de la clase trabajadora y el conjunto de los explotados y oprimidos.
Ponemos desde Rosas Rojas a consideración este primer punteo que sirva para la construcción de un programa político, para que desde la independencia política de los partidos del régimen exijamos los derechos democráticos que nos corresponden en el ejercicio de construirnos como una fuerza política poderosa en las calles para transformarlo todo, para tí, para mí y para todas.
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