El Movimiento de Mujeres en el 2020

Frida Casas

El movimiento de mujeres ha ido creciendo constantemente en los últimos años,  tanto en número, formas de organización, intervención y movilización, nacional e  internacionalmente.

La violencia contra las mujeres, la demanda de nuestros  derechos democráticos, la doble o triple explotación y el trabajo precarizado, son  sólo algunas de las razones de la antesala de estas movilizaciones amplias de  mujeres que se han ido gestando mediante la reflexión, la concientización y  hartazgo popular, impulsado principalmente por mujeres obreras, campesinas,  trabajadoras e indígenas, desde las escuelas, los trabajos y las calles. 

Respondiendo al todavía vigente aunque en crisis, sistema capitalista, que si bien,  en algunos países de América Latina como en México los gobiernos de corte centroizquierdista se han posicionado no han solucionado ninguna de las  demandas de las mujeres y no se ha avanzado en nada por la voluntad del  estado, el movimiento de mujeres es el que ha conquistado logros significativos desde impactar a la opinión pública hasta generar ciertos cambios institucionales y  normativos como recientemente la “Ley Olimpia” en México, resultado de la presión  y movilización de las mujeres en las calles. 

Movimiento de mujeres internacional y en América Latina. 

El movimiento de mujeres camina con fuerza en todo el mundo, las movilizaciones  de mujeres han sido parte esencial del reclamo de las demandas de los y las  trabajadoras, especialmente en los países de América Latina donde la situación es  aún más precaria por la explotación en todos sentidos por parte de los países mal llamados  “desarrollados” además de los niveles de violencia extrema hacia las mujeres, con  14 países dentro de los 25 con mayores tasas de feminicidio en todo el mundo,  según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).

El año 2020 comenzó con organización y movilizaciones en masas de mujeres,  antecedido por un 2019 donde miles de mujeres en todo el mundo salieron a las  calles con la “Marea Verde”, por la despenalización y legalización del aborto, seguro y  gratuito, siendo el 8 de Marzo del 2020 el escenario perfecto para dimensionar el  movimiento popular a nivel nacional e internacional. Las plazas y calles principales  de muchos países estuvieron abarrotas por mujeres, en Chile con la demanda a  Sebastián Piñera del fin a violaciones de los Derechos Humanos, y la propuesta  de la formación de una comisión independiente por una asamblea constituyente  efectivamente popular, plurinacional y feminista, libre y soberana; en Brasil las  manifestaciones de mujeres de igual forma teniendo demandas en común y con el  repudio a un año de la entrada de Bolsonaro al poder, distinguido por su gobierno  militarista y de extrema derecha; en Argentina a la par de la “contra-jornada” organizada por la Iglesia en Luján, agitando la oposición al aborto legal; en Ecuador las movilizaciones fueron encabezadas por mujeres indígenas, afrodecendientes y amazónicas, frente al ascenso de las derechas y los sectores más conservadores, con el gobierno de Lenin Moreno, caracterizado por su  inacción política, dando continuidad a las políticas de Rafael Correa, de despojo, explotación y endeudamiento.

Este día se visibilizó la fuerza del movimiento de  mujeres, seguido por diferentes manifestaciones constantes, y crecientes. Es  importante evidenciar la relevancia de la organización y movilización estudiantil de  mujeres. El 18 de Octubre de 2020 estudiantes secundarios en Santiago,  convocaron a una movilización contra el aumento del pasaje para el tren  subterráneo, saltando los torniquetes del tren, misma que fue el inicio del estallido  popular en Chile, con manifestaciones espontáneas de descontento social  gratificadas en cacerolazos masivos. Después de 22 días de protestas, Piñera se  vio obligado a modificar el texto constitucional, heredado por Pinochet, que su  gobierno de máxima derecha, tanto se empecina en defender.  

Movimiento de mujeres en México, a dos años del gobierno de la 4T.  

En México no fue la excepción, en el último año vivimos el crecimiento del  movimiento de mujeres y el nacimiento de la cuarta ola feminista en México, su  principal detonante han sido las violencias machistas: los feminicidios, las  desapariciones de niñas y mujeres, así como la negación al derecho del aborto libre, seguro y gratuito.

De agosto de 2019 a marzo de 2020 en el país vivimos la espiral  más combativa de las luchas de mujeres en la historia mexicana, principalmente a  través de protestas en los espacios públicos y en planteles escolares, así como la  toma de éstos contra el acoso. A principios del 2020 varios planteles fueron  tomados por mujeres estudiantes ante la inacción de las universidades contra las  violencias hacia las mujeres ocurridas dentro de las instalaciones, a la par surgieron  movilizaciones en la mayoría de los Estados de la República, y se tomaron edificios  gubernamentales como los de la CNDH.

Las manifestaciones, exigencias y  demandas fueron constantes, el escenario dado ante 2 años del la entrada de un  gobierno centro izquierdista, antecedido por gobiernos de derecha , que más que eso, fue la militarización del país, gobiernos entreguistas y ultra conservadores. La herencia que dejaron fue  devastadora en muchos sentidos, tanto cultural, política y económicamente, que el  gobierno actual o la 4T – como se hacen llamar- tiene como reto y obligación a  transformar.

Si bien el desafío no es fácil, al momento no hay un claro avance, al  menos en el ámbito para las exigencias de las mujeres. El gobierno de la 4T  siempre ha enunciado que su gobierno está trabajando por las demandas del  movimiento de mujeres, sin embargo no se ha avanzado en casi nada por su propia voluntad, lo que se ha logrado ha sido por las movilizaciones en las calles y  espacios públicos, así como la presión popular de mujeres.

Además de  pronunciarse como un gobierno laico, de forma abierta han externado su alianza  con la iglesia, tomando en cuenta su opinión para derechos fundamentales que no deberían estar ni a votación, como la decisión sobre nuestros cuerpos, se han  minimizado acciones que hemos realizado y criminalizado el movimiento. En ningún  momento las mujeres hemos sido prioridad para el actual gobierno, los logros que  se han conquistado ha sido por el trabajo constante de mujeres, que estamos hartas  de la precarización de vida y violencias en las que estamos inmersas.  

La pandemia por COVID-19, la continuidad del movimiento de mujeres y las  repercusiones a las mujeres en la cuarentena.  

Ante la llegada de la emergencia sanitaria mundial por la pandemia del SARS coV 2 las fallas acumuladas de políticas públicas han dejado al descubierto la falta de  estrategias y políticas del Estado que contribuyan a hacer frente a la violencia  contra las mujeres no sólo durante la pandemia, sino desde tiempo atrás. En  México, se ha registrado un aumento notable tanto en asesinatos de mujeres,  llamadas de auxilio relacionados con violencia y denuncias por violencia familiar.  

Por un lado, en lo que respecta a violencia letal contra mujeres, el total de mujeres  asesinadas en abril del 2020 significó, en promedio 11.2 mujeres asesinadas por  día. Además, de marzo de 2020 un mes después de que se anunciara el primer  caso reportado por COVID-19, los asesinatos de las mujeres aumentaron en un  2%. El total de llamadas relacionadas con violencia sexual, familiar y contra las  mujeres, en abril del 2020 se traduce en un promedio de 143 llamadas por hora según el informe “Las dos pandemias: Violencia contra las mujeres en México en el contexto de COVID-19” además de la violencia generalizada y exacerbada hacia las mujeres, resalta la doble jornada de trabajo, en la que las mujeres se siguen haciendo cargo de las personas que habitan el lugar donde viven, son cuidadoras de las personas enfermas y además cumplen con su jornada de trabajo “oficial”.

Además de que los trabajos no cuenta con las medidas necesaria para afrontar y sobrellevar la pandemia, garantizando la salud de sus trabajadores y trabajadoras, especialmente para jornadas de la clase trabajadora, así como el escaso y desarticulado sistema de salud pública. Es evidente que las demandas del movimiento de mujeres se tiene que resolver de forma urgente. No es un tema de segundo plano, desde Rosas Rojas decimos que la organización de mujeres independientes mediante foros virtuales, agitación en redes y las movilizaciones con las medidas sanitarias pertinentes, siguen en marcha a pesar de la emergencia mundial, porque la violencia, la precariedad y la explotación no paran, seguiremos organizadas y movilizándonos hasta que conquistemos todos y cada uno de nuestros derechos como mujeres y seres humanos que nos han arrebatado a costa de intereses particulares. 

¡Abolición de todas las formas de violencia hacia las mujeres!

¡Justicia para todas las mujeres víctimas de feminicidio! 

¡Recuperación del sistema de salud pública! ¡Separación efectiva de la iglesia y el estado! 

¡Ni una más! 

¡Ni una menos!


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