Temerosas, pero luchando

Elisa Lotero

Los medios y los gobiernos nos hicieron creer que el mundo se había detenido debido a la pandemia, pero las mujeres como siempre, tenemos otros datos. La opresión capitalista y patriarcal no se ha tomado ni un día de descanso durante la pandemia declarada desde el 31 de diciembre de 2019 en China y hace un año en México. Este 6 y 7 de marzo las mujeres indígenas de México pertenecientes al Congreso Nacional indígena (CNI), levantaron su voz una vez más para denunciar los despojos, las mentiras y la constante desarticulación que viven y que no ha cesado durante la pandemia.

Al Encuentro asistí como comisión de Rosas Rojas, a partir de ello pudimos escuchar que en la comunidad de Huexca, las asambleas comunitarias se interrumpieron debido a la cuarentena, pero El Proyecto Integral Morelos no se detuvo y los megaproyectos siguieron destruyendo el territorio. Con el miedo impuesto por la pandemia, el capitalismo aprovechó para desorganizar y aislar las luchas de los pueblos negándoles salir a manifestarse, mientras que, puertas adentro de las empresas, los trabajadores fueron obligados a seguir en sus labores observando como el personal de sanitización sacaba cadáveres víctimas de la enfermedad, de los cuales nadie se hizo responsable.

Por otro lado, los gobiernos dejaron ver la incoherencia de sus campañas. Mientras nos pedían a todos que cuidáramos de nuestra salud lavándonos las manos, las comunidades otomís, que habitan la CDMX y Querétaro, denunciaban que les estaban cortado el servicio de agua para desalojarlos de sus campamentos. “Ningún partido político se pronunció a nuestro favor durante esta pandemia y ahora que se acercan las elecciones dicen que nos apoyan”. Que quede claro que ¡La toma del INPI tiene un responsable, y no son las comunidades otomís, son los gobiernos corruptos que no responden a las peticiones!

Las mujeres de la comunidad binizza de San Pablo Cuatro Venados, denuncian que ellas enfrentan una pandemia que llegó a su territorio antes que el COVID-19, cuando el lugar que habitan fue codiciado por el proyecto minero de la empresa canadiense Arco Resources Corporation para construir un camino directo hacia las concesiones mineras que ha obtenido en el municipio. El 31 de mayo de 2019, la comunidad sufrió la agresión y la destrucción por parte de un grupo armado que quemó sus casas, sus milpas y robo sus animales. El 6 de diciembre de 2019, estos pueblos zapotecos se declararon en alerta máxima por presencia del ejército y patrullas de policía en su territorio. Hoy, mientras reconstruyen lo que perdieron hace más de un año y cultivan las tierras que heredaron de sus abuelas, gritan con más fuerza que siguen resistiendo y que no abandonarán la lucha. Hoy mientras se enfrentan al COVID-19 sin casa y sin maíz, el verdadero virus que los ataca se resguarda en el territorio canadiense, el cual cuenta con 3 vacunas por habitante.

Miles de mujeres de todo el mundo nos preguntamos hoy ¿dónde está el verdadero virus? ¿Está presente acaso en el Estado que permite la existencia de una producción alimentaría desmedida y malsana, o está acaso quemando nuestras milpas y techos, o es aquel patriarca que ilegitimiza nuestra lucha diaria por la emancipación? El capitalismo y el patriarcado no solo están acabando con los territorios, sino que están acabando con todas nosotras. Las mujeres indígenas denuncian que sus compañeros de lucha son aquellos que las ayudan pero que también las golpean y las minimizan. Por eso concuerdan en la idea de que todas debemos encontrar puntos en común, que nos tejan y nos unan como mujeres, porque nuestro cuerpo es un territorio de conquista que debemos cuidar y proteger y por el cual debemos luchar. Ellas juntas gritan que “La lucha no se debe separar, la lucha por la vida es una misma”. 


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Una respuesta a “Temerosas, pero luchando”

  1. Avatar de Izel
    Izel

    Gracias por este artículo, me sirvió mucho para sensibilizarme acerca de la realidad que viven estas mujeres y a tomar consciencia de que la lucha no sólo es urbana, que hay mucho trabajo que hacer apoyando a las comunidades indígenas de las cuales el sistema capitalista se ha beneficiado tanto a costa de su sangre y su explotación.

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