Ante la discusión del retorno o no retorno a las aulas ¿Qué deberíamos cuestionarnos cómo estudiantes de las universidades públicas? La gama de posiciones que existen en torno a este cuestionamiento no ha logrado profundizar sobre las problemáticas en torno a la educación universitaria en México que ha evidenciado la pandemia, o bien, por su negligencia o por la complicidad de las castas burocráticas universitarias por mantener alejado al estudiantado de los problemas locales de cada universidad, ello influye en la despolitización y en la no organización del sector estudiantil.
Más allá de responder sí o no al regreso a clases, la pregunta lanzada inicialmente es necesaria para que la juventud profundice en dos problemas comunes dentro de las universidades públicas: la antidemocracia, el abandono y desvío sistemático en materia de presupuesto.
¿Por qué afirmamos esto desde la Juventud Revolucionaria? Como primer punto, sostenemos que la discusión tiene que rebasar el sí o no de la pregunta inicial, también considerar el tema de la pandemia pero no limitarse a ello como una respuesta tajante ¿en qué sentido? La pandemia, la variación de la semaforización y la variedad de cepas del virus Covid 19 tiene un escenario a largo plazo que tiende a las mutaciones del virus derivado de la desigualdad de la vacunación mundial, producto del carácter capitalista mecánico en que se encuentra la salud mundial, el privilegio que se le da a la ganancia de las farmacéuticas por encima de la salud, es un riesgo latente que sumando a la naturaleza de un virus, sería ilusorio creer en un regreso a clases al término de la pandemia.
Esta consideración no debería ser un impedimento para que los directivos de las universidades pudieran subsanar una educación de calidad para el estudiantado, la directivas deberían asumir su papel y proporcionar las herramientas para que la juventud pueda continuar con sus estudios de manera óptima, no obstante, poco o casi ninguna directiva universitaria ha asumido este papel, por el contrario, se le recarga la mano a las y los docentes al no darles las herramientas ni preparación necesaria para tener una pedagogía que corresponda a estos tiempos de crisis sanitaria; el reflejo está presente en cada estudiante, la sensación de no aprendizaje es un factor común, la depresión y la ansiedad dentro de este sector se ha disparado debido al aislamiento y la monotonía de la virtualidad, influyendo para que la deserción escolar se dispare. Ante esto, la necesidad de volver a las clases por parte del sector estudiantil y docente es claro, no obstante, las directivas se han encargado de colocar todo tipo de trabas excusándose en la semáforo epidemiológico, más allá de cuestionar la decisión en torno a la alza o disminución de la tasa de contagios, el cuestionamiento apunta hacía la comodidad que tienen las universidades ante el distanciamiento de las problemáticas locales de cada universidad del sector estudiantil, ya que esa distancia no permite al estudiante conocer las problemáticas más visibles de sus escuelas y los, las, les mantiene apartado de la organización y la acción, con sus excepciones notables en cada localidad.
En torno a la deserción escolar, la salud mental no es el único tema que ha influido para la agudización del abandono de los estudios por parte de las y los universitarios, otro tema del que poco o nada hablan las burocracias universitarias y los medios de comunicación es la deserción por la falta de infraestructura, la falta de computadoras e internet de calidad, es un tema que se agudiza mientras nos alejamos de los centros urbanos, las comunidades indígenas y los sectores más pauperizados de la clase trabajadora mexicana se ven ante severas dificultades en una educación virtual. La educación a distancia ha agudizado su carácter de exclusión.
La negación por reconocer este problema va de la mano con la designación desigual del presupuesto que se tiene entre la burocracia universitaria: ¿se sobrepone la ganancia y los salarios de los puestos burocráticos antes que la educación para las y los estudiantes? La respuesta para los directivos es que sí y pone sobre la mesa el problema presupuestal ¿Qué nos asegura que al aumentarse el presupuesto, éste sea asignado a los intereses de las bases de las universidades, a saber: estudiantes, docentes y trabajadores?
El tema de la burocracia universitaria, es una de las reflexiones a donde debería apuntar la movilización estudiantil, en la pandemia quedó visibilizado el poco aporte que tienen a cada universidad, no tomando en cuenta los sentires e ideas que tenía el sector estudiantil y docente, por mencionar, en el regreso a clases; ¿Cuántas universidades tomaron en cuenta al sector estudiantil ante el regreso a clases? Creemos que es de vital importancia escuchar al sector estudiantil en este tema, hay aspectos esenciales a considerar como la salud emocional y el traslado de estudiantes que no radican directamente en las ciudades que albergan las universidades del país y que implica planeación previa.
Esto es sólo una de las vertientes en el tema de la burocracia y la democratización de las universidades, las, los, les estudiantes tendrían que tener una participación activa en la toma de decisiones de las escuelas, mediante una politización amplia, que corresponda a los intereses de las bases estudiantiles, docentes y trabajadores que apunten a la resolución verdadera de las problemáticas nacionales, no en intereses particulares empresariales y partidistas (como bien es conocido el caso del PRI y el PAN en la UNAM) defendidos en pequeños “órganos de representación” estudiantil como son las Consejerías Técnicas. Si la educación tuviera un carácter de vinculación universidad-pueblo, su papel dentro de la pandemia hubiera sido notable para la salida oportuna de problemáticas concretas, no obstante, ¿Qué pasa cuando los directivos tienen salarios privilegiados en contraste con sus bases? ¿Cuándo las decisiones se toman desde la burocracia y responde a intereses mercantiles? La respuesta es la situación actual de las universidades, alejada de la realidad y alejada de las aulas.
La democratización y por ende el combate a las burocracias universitarias es una lucha política, ideológica y económica necesaria que se debe dar desde el sector estudiantil y eso implica un refuerzo a la educación pública, gratuita, de calidad y orientada a incluir a los hijos e hijas de la clase trabajadora, quienes con sus impuestos, financian los privilegios de las burocracia universitarias, quienes no sólo omiten los derechos laborales de docentes y trabajadores universitarios, sino que desvían recursos para seguir manteniendo un orden al servicio de las cúpulas políticas empresariales y del gran capital.
Desde la Juventud Revolucionaria, hacemos un llamado a estudiantes, docentes y trabajadores a construir una agenda de lucha que nos permita avanzar en un modelo social de las universidades públicas, mediante la democratización de los órganos de gobierno, para que sean dirigidos por estudiantes, docentes y trabajadores, empezando por exigir la reducción salarial de las burocracias para su redistribución en insumos sanitarios, salarios dignos a docentes y condiciones en infraestructura de calidad para un regreso a clases sin contagios, muertes y en condiciones educativas dignas. Frente al regreso a clases se impone la exclusión como consecuencia de los intereses privilegiados de las cúpulas burocráticas de las universidades. Llamamos a la organización de comités de lucha por escuela, facultad y universidades, para vincularnos a nivel local y nacional por una educación para el pueblo.
¡Por un regreso a clases en condiciones educativas y sanitarias dignas!
¡Por una universidad al servicio del pueblo!
¡Por la democratización y alcance de las universidades a las hijas e hijos de la clase trabajadora!
¡Por una universidad sin burocracias universitarias!
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