Jacobo Hernández
Las recientes protestas contra las redadas antiinmigrantes en Los Ángeles, Estados Unidos, han impactado a todo el mundo por la forma en la que los habitantes de esta ciudad se han enfrentado a la policía. La población de Los Ángeles se conforma en gran parte por inmigrantes mexicanos, de otras naciones latinoamericanas y sus descendientes. La respuesta al miedo ante la constante amenaza de ser deportado se transformó en un hartazgo generalizado que ha desembocado en estas protestas. Éstas surgen ante un incremento en el número de operaciones de la migra (la policía antiinmigrante) en la ciudad, que llevó a que el viernes 6 de junio detuvieran a cerca de 40 migrantes que se encontraban trabajando en diversas partes de la ciudad, y los llevaran a un centro de detención. Esto generaría mucha indignación y una gran protesta fuera de ese centro de detención. El sábado siguiente, en otra parte de la ciudad llamada Paramount, habrían más confrontaciones con la migra, hasta desembocar en las protestas masivas del domingo y el lunes. La solidaridad con el pueblo inmigrante se ha hecho sentir en toda la ciudad, mostrando al resto del país el respeto que se tiene a este sector de la clase trabajadora que mueve al país, contrario a la imagen violenta que los medios de derecha han querido propagar.
Hay que recordar que las personas que migran a los Estados Unidos, no lo hacen por gusto, lo hacen por necesidad, lo hacen porque sus países han sido transformados en fuentes de mano de obra barata y en territorios de donde saquean recursos naturales, un sistema mantenido a través de la violencia que claramente beneficia a la clase capitalista estadounidense. A la llegada de migrantes a los Estados Unidos la violencia no cesa, ya que, existe un sistema de violencia institucionalizada, representada por la migra, que asegura que los migrantes vivan con miedo y sean sometidos a niveles superiores de explotación sin la capacidad de defenderse, un sistema que divide a la clase trabajadora entre aquellos con plenos derechos laborales y aquellos sin estos derechos, que a la larga permite a los capitalistas disminuir los estándares laborales para toda la clase trabajadora y poner a pelear a distintos sectores de esta clase bajo el falso argumento de que los migrantes disminuyen los salarios, cuando de nuevo, son los capitalistas en su búsqueda por incrementar sus tasas de ganancias que buscan explotar a los sectores más vulnerables.
Fuera de la legítima defensa de las comunidades migrantes y latinas, todo indica que las redadas migratorias son una provocación de Trump para desviar la atención de los problemas que ha tenido con su ex colaborador cercano, Elon Musk, así como, de los nuevos cortes al presupuesto nacional que entre otras cosas reducirán el presupuesto de Medicaid, un programa gubernamental para proveer de seguro médico a aquellos que viven en la pobreza. La provocación justifica la intervención de Trump en aquellos estados gobernados por el partido de la oposición (el partido demócrata), a los que busca someter. Si bien los agentes de la migra pueden operar en cualquier estado del país sin problema alguno por ser agentes federales, la ciudad de Los Ángeles en teoría no permite colaborar a su policía local con esta fuerza federal, aunque en la práctica siempre haya cierta coordinación, pero en esta ocasión la migra venía con mayores números para hacer una operación a mayor escala y no buscaba coordinarse con la policía local para así provocar a la gente y hacerlos agredir a estas fuerzas federales. Esto justificó a Trump sus declaraciones que las cosas se estaban saliendo fuera de control; que el gobierno estatal y local no estaban haciendo nada para controlar esto. Las protestas han sido grandes y han habido confrontaciones con la policía, no se comparan todavía con las que hubo por el Black Lives Matters, y para nada justificaría la utilización de la guardia nacional, ni de los marinos, que ahora están en Los Ángeles para supuestamente controlar la revuelta violenta que devora a la ciudad. Y es que en teoría la guardia nacional pertenece tanto a los gobiernos estatales como al gobierno federal, y el gobierno federal generalmente solo puede utilizarla con la aprobación del gobierno estatal en cuestión, a menos de que haya alguna situación de crisis que lo amerite, una situación que Trump mismo ha fabricado para poder controlar ahora a la guardia nacional de California. Trump ha hablado sobre arrestar al gobernador de California por ineptitud, de nuevo intentando intervenir aún más en este estado controlado por un gobierno de oposición. Se clarifica que esta crisis le permite a Trump romper los límites de su poder ejecutivo y asumir cada vez más poderes dictatoriales. El gobierno estatal de California y la alcaldesa de Los Ángeles, por su parte, han buscado reprimir el movimiento que ha surgido para evitar darle más pretextos a la intervención de Trump, llegando incluso a hacer un toque de queda en partes de la ciudad. Esta crisis ha puesto al gobernador Newsom de California en la mira de Trump y el gobernador ha respondido de forma desafiante a sus ataques, volviéndose a dar cierta legitimidad entre la gente. Ante la falta de una alternativa socialista, el propio sistema abre de nuevo la posibilidad para que el partido demócrata canalice el enojo de las masas y de nuevo legitime al sistema.
En esta crisis que ha sido manufacturada por Trump, el chivo expiatorio sigue siendo la comunidad inmigrante que de nuevo es tildado de violento por los medios de derecha, sin entender las raíces sistémicas del hartazgo de los inmigrantes ante las constantes amenazas de deportación y la provocación a la que han sido sujetas. Lo único que hacen los migrantes es trabajar en Estados Unidos para conseguir esas condiciones dignas de vida que les fueron negadas en sus países de origen por las políticas imperialistas de Estados Unidos. Las protestas han sido contundentes y demostrado de qué lado está el pueblo, pero acabar con la migra y con el sistema de violencia institucionalizada requerirá de mayor organización que permita también acabar con la falsa dicotomía que representan los partidos republicano y demócrata, los cuales sirven ambos a la clase capitalista.
¡Solidaridad con el pueblo migrante de Los Ángeles en su lucha contra el aparato represor del país imperialista, la clase obrera no tiene patria para defender, salvo la que ella conquiste y domine!
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