Diego Hernández Galván
Los últimos meses han sido decisivos para Asia Oriental y han significado una transformación de la región respecto a la situación que tuvo la última década. El genocidio en Gaza lleva casi ya dos años de exterminio continuo; la caída del regimen de Bashar en Asad en Siria abrió un vacío de poder que ha desatado una competencia en la región por ganar zonas de influencia; los abiertos ataques de Israel y Estados Unidos a Irán rompen con el estatus quo de la rivalidad entre el ente sionista y el país islámico. En medio de las tensiones crecientes y las erupciones bélicas, el imperialismo estadounidense pretende reafirmar su control en la zona, e incluso ganar terreno, en cada oportunidad que se le presente.
Siria: lucha por la hegemonía del Levante
En noviembre del 2024, las fuerzas rebeldes sirias de la Asociación por la Liberación del Levante (ALL) tomaron el control de Alepo, una ciudad al norte de Siria, y posteriormente controlaron la capital en diciembre del mismo año. Este hecho supuso el fin de 50 años de gobierno de la familia al-Assad y concluyó la guerra civil siria que se cobró miles de vidas en el país desde el 2011. Ahmad al-Sharaa, líder de ALL, se posicionó como presidente del gobierno de transición. Esto abrió un nuevo camino para la hegemonía imperialista en Siria. Desde el inicio del nuevo gobierno, Turquía ha intentado un acercamiento que le permita establecer al país como zona de influencia y se ha visto en confrontaciones con Israel con este fin, aunque el ente sionista sigue una estrategia agresiva y belicista contra Siria. En mayo de este año, Trump visitó Arabia Saudita donde se encontró con el mandatario sirio y promulgó el fin de las sanciones contra el país levantino. Con esta acción, Trump gana la carrera diplomática en contra de Turquía, quien venía demandando el levantamiento de sanciones desde tiempo atrás.
En marzo del 2025, las fuerzas de ALL tuvieron enfrentamientos con milicias remanentes del régimen de al-Assad de la zona costera de Latakia. Este frente se tomó la vida de numerosos civiles, en especial aquellos que forman parte de minorías religiosas como los alauitas y los cristianos. Al respecto de todos estos hechos, las narrativas han confluido de diversas maneras. Los grandes medios pro-occidentales han tomado una posición favorable al gobierno de al-Sharaa y justifican los ataques a la zona costera como una campaña que busca deshacerse de la influencia de al-Assad en el país. Estos mismos medios acusan a Rusia e Irán de levantar campañas mediáticas de difamación hacia Siria, pues los medios apegados a estas potencias afirmaban que el nuevo gobierno sirio busca la liquidación de los cristianos nacionales. Por su parte, Israel tacha de terroristas a ALL y denuncia el exterminio de los alauitas; el ente sionista proclama que está listo a defender su ocupación ilegal de los Altos de Golán y con ello advierte al gobierno sirio de un ataque directo. La violencia sectaria parece ser una sombra pesada de la que aún no se deshace Siria y puede poner en peligro la estabilidad del nuevo gobierno, quien ha declarado su apoyo a las minorías nacionales. Lo que esto demuestra es que Siria sigue siendo un campo abierto para que los diferentes poderes de la zona intenten ganar control regional y que el gobierno burgués de al-Sharaa aún puede inclinar su balanza a cualquier lado, aunque ahora parece simpatizar con el imperialismo estadounidense.
Irán, Israel y Estados Unidos
El gobierno de Benjamín Netanyahu se veía en una posición desfavorable antes del ataque supuestamente preventivo contra Irán. Algunos gobiernos occidentales, aunque fuera en la mera retórica, hacían un llamado a hacer un alto al fuego en la Franja de Gaza. Por su parte, la sociedad civil y parte de la militar le daban la espalda al regimen y se negaban a continuar el genocidio. Incluso el pasado 12 de junio, el actual gobierno sobrevivió un intento por disolver el Knesset (Parlamento de Israel) que pretendía adelantar las votaciones en el entre sionista. No es sorpresa que el ataque a Irán bajo el pretexto de detener su programa nuclear llegue en un momento crítico para la coalición de Netanyahu. El líder sionista ha repetido la información tendenciosa de un arma nuclear en Irán desde 1992, y cada vez provoca miedo en su población y en el parlamento para construir a Irán como una amenaza latente y justificar cualquier posible agresión. En el 2002 Netanyahu utilizó esta retórica para alentar la invasión de Irak, acusando a este país de desarrollar armas de destrucción masiva. Estas mentiras se han lanzado a pesar de que Israel sí tiene un programa de armas nucleares y se ha negado a firmar el Tratado de Proliferación Nuclear.
Trump se unió a la ofensiva contra Irán el 21 de junio. El imperialismo estadounidense muestra su verdadero rostro: el mandatario omitió por completo al congreso y atacó sin consultarlo. Este acto de guerra, además de antidemocrático, ignora la información que los elementos de inteligencia estadounidenses habían hecho llegar al presidente: la evidencia era conclusiva, Irán no desarrolla armas nucleares. Estados Unidos atacó mientras Irán se encontraba en negociaciones respecto a su programa nuclear. El país norteamericano y el sionista pretenden legitimar sus ataques argumentando que Irán es un peligro para el mundo, cuando ellos ostentan las armas de destrucción masiva y atacan sin justificación. Irán, por su parte, ha decidido tomar represalias contra Israel y Estados Unidos. En el caso de Israel, los ataques han estado dirigidos a la ciudad de Tel Aviv, donde han perecido civiles, incluídos los palestinos que viven en el ente sionista. La respuesta a Estados Unidos ha sido dirigida a sus bases militares en países como Irak y Qatar, lo cual podría arrastrar a todos estos países a una guerra regional.
Guerra a la guerra
Mientras Israel e Irán entran en guerra, el ente sionista sigue perpetuando su genocidio en Gaza. La estrategia de las últimas semanas ha recurrido una vez más a la táctica de disparar a civiles en los centros alimenticios mientras las personas a las que ha llevado a la hambruna esperan por ayuda humanitaria. Mientras Israel denuncia a Irán por atacar hospitales civiles, el ente sionista acaba con la vida en la Franja de Gaza. El rompimiento de todo tipo de relaciones con Israel es urgente en cada rincón del planeta.
Ya sea bajo el pretexto del desarmamiento nuclear o por los esfuerzos de defensa de regímenes burgueses, el proletariado en Medio Oriente es quien paga con su sangre las guerras imperialistas. Es en momentos como este, cuando la guerra parece un hecho inminente, que el proletariado mundial debe unirse para acabar con sus gobiernos capitalistas que buscan hundirles en guerras sin fin.
¡Rechazo total a las guerras imperialistas en Medio Oriente!
¡El proletario internacional se une a la guerra contra la guerra!
¡Viva Palestina libre!
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