Isael G y Luis G.
La conquista por una alimentación es una demanda histórica del movimiento estudiantil. Nuestro objetivo es claro: que estudiantes, docentes y trabajadores tengan acceso a alimentos nutritivos, accesibles, suficientes e incluyentes. A la UNAM no le importa tener las condiciones necesarias para el correcto desarrollo de la comunidad estudiantil, mientras que los distintos sectores de la comunidad universitaria se encuentran precarizados y los funcionarios burócratas ignoran por completo este aspecto crucial; la comunidad estudiantil hoy se levanta organizándose conquistando espacios de demanda para que podamos acceder a una alimentación justa y digna.
Como estudiantes precarizados denunciamos las políticas pendientes para generar las condiciones que nos permitan continuar nuestros estudios sin la necesidad de suspenderlos, trabajar para sostenernos o incluso vender productos dentro de la universidad para no abandonar nuestra educación. La conquista de una alimentación digna a través de un modelo de comedores subsidiados es el primer paso para mejorar las condiciones de nuestra clase, la clase trabajadora, dentro de la universidad.
Con la crisis capitalista actual muchas familias mexicanas sufrieron pérdidas inmensas, esta situación obliga a muchos estudiantes a vender diversos productos o servicios dentro de la universidad para poder sostener sus estudios. La burocracia universitaria se oponen a estas ventas, sin embargo, la comunidad estudiantil se organizó a través de tianguis y mercaditas, creando espacios de protesta para demostrar la imperiosa necesidad de vender para continuar con su educación universitaria; no comprenden que este fenómeno es el síntoma de una estructura que abandonaba al sector más precarizado de la comunidad estudiantil. Después de varios años de protestas pasivas a través del comercio dentro de las instalaciones, la situación evolucionó hasta el punto en que diversas escuelas y facultades de la UNAM comenzaron a exigir comedores subsidiados. La comunidad estudiantil elevó su demanda de manera más activa. La respuesta de la comunidad estudiantil fue clara y se manifestó con consignas como: “Si no como no pienso y si no pienso no estudio”, “Alimentación primero al hijo del obrero y alimentación después al hijo del burgués” y “Si podemos estudiar es porque ya comimos”.
A inicios de 2025 distintas preparatorias comenzaron a visibilizar la problemática mediante bloqueos de calles y la realización de “ollas populares”, eventos que enviaron un mensaje contundente: es posible proporcionar alimentos accesibles, nutritivos e incluyentes a los estudiantes. La situación cobró mayor relevancia mediática cuando estudiantes de Arquitectura tomaron la cafetería en manos de la concesión privada de Café Diseño, una de las cafeterías con los precios más elevados en Ciudad Universitaria. A partir de ese momento, varias facultades, entre las que destacan Arquitectura, Ingeniería, Veterinaria y Psicología, comenzaron a sumarse activamente a la lucha por la conquista de los comedores subsidiados. Se crearon diferentes frentes para luchar por una alimentación digna, naciendo así la Alianza Universitaria por la Alimentación Digna (AUAD) y el Frente Alimentario Estudiantil (FAE).
Se convocaron diversas asambleas en las facultades, culminando en paros estudiantiles con la demanda de alimentación justa y digna mediante la implementación de comedores subsidiados. Desde el FAE se impusieron mesas de negociación que, a través de los consejeros universitarios, para demandar al Consejo Universitario su implementación en toda la UNAM. El FAE rechazó las acciones tomadas por la Rectoría para mitigar el problema, como la ampliación de la beca alimenticia, que abarca a un sector muy reducido (en Ingeniería solo al 10%) y tiene requisitos excluyentes. Este frente estudiantil entregó un pliego petitorio a Rectoría que a la fecha de hoy no ha sido respondido. A su vez, el Consejo Universitario ha suspendido sus sesiones y, desde el 31 de marzo de 2025, no se tiene conocimiento de que haya sesionado para discutir el tema de la alimentación, que tantas facultades han estado y seguirán exigiendo.
¿Cómo es posible que la universidad más grande del país, con un presupuesto que supera el de estados completos, no pueda destinar siquiera el 1% de los más de 50 mil millones de pesos anuales que se le asignan para garantizar una alimentación digna, justa y saludable? ¿Qué sigue para el movimiento estudiantil? Ante un Consejo que no representa a su comunidad y un rector impuesto por una élite académica que ignora a la comunidad estudiantil, lo siguiente es seguir luchando, seguir organizándose. Debemos avanzar en la organización del conjunto de la comunidad universitaria, estudiantado, sindicato y docencia. Te invitamos a sumarte a la Juventud Revolucionaria, organizarte y hagamos acciones coordinadas para poder conquistar una alimentación digna y accesible para estudiantes, docentes y trabajadores.
¡Si no como no pienso y si no pienso no estudio!
¡Democratización de la universidad!
¡Abajo la Junta de Gobierno!
¡Fuera los privados de la UNAM!
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