El asesinato de Luna Giardina y Mariel Zamudio en Córdoba, Argentina, a manos de Pablo Daniel Rodríguez Laurta, revela cómo la violencia machista esta estrechamente relacionada con los discursos reaccionarios promovidos por sectores ultraderechistas y libertarios. Giardina, de 24 años, había denunciado a Laurta por agresiones y amenazas; contaba con una orden de restricción y un botón de pánico que no logró activar. Su madre fue asesinada al intentar defenderla. Días después, el agresor fue detenido mientras huía con su hijo hacia Uruguay.
Laurta, fundador de Varones Unidos y seguidor de Agustín Laje, integraba una red antifeminista que difunde una supuesta “rebelión masculina” frente a los avances del feminismo. Estos discursos, de referentes como Javier Milei o José Antonio Kast, legitiman la violencia contra las mujeres al presentar las políticas de género como una amenaza a “la familia tradicional” y el “orden natural”.
El caso es síntoma del auge de la política reaccionaria de derecha que reitera las jerarquías patriarcales y capitalistas. También evidencia la falla estructural del Estado en la protección de las víctimas y la urgencia de cuestionar el rol de los medios y plataformas digitales en la difusión de la misoginia en la llamada “crisis de la masculinidad”. Estos casos de violencia extrema nos recuerdan que el movimiento feminista debe seguir en pie de lucha y abogando por la justicia.



