Laura Marcela y Shahin Corona
El feminicidio de Mara Fernanda Castilla, número 83 en el estado de Puebla, puso de nuevo en tela de juicio el papel del Estado mexicano y sus instituciones, no sólo en la cuestión de la seguridad, sino también en la complicidad y la corrupción que amparan, permiten e incluso apadrinan este tipo de actos, formando así, una red de violencia contra las mujeres y las niñas de este país. Esto aunado al permanente ambiente de violencia que permea en todo el territorio nacional.
El feminicidio de Mara se da en el marco de una epidemia a nivel nacional de violencia contra las mujeres y las niñas que se traduce en 7 feminicidios por día, decenas de desapariciones e innumerables casos de violencia, acoso sexual y violaciones que en muchos casos ni siquiera son denunciados ante las autoridades o mínimamente conocidos.
Los últimos feminicidios en nuestro país, han destapado una cloaca que ha sido denunciada por diversas organizaciones desde hace décadas, la trata de mujeres en el corredor Puebla-Tlaxcala que existe a ojos de todo el mundo, principalmente de las autoridades, que no sólo han hecho caso omiso, además han solapado y apadrinado estas redes dando como origen la impunidad que el asesino de Mara pensó le privilegiaría también, porque cuál red de trata o feminicidio ha sido resuelto sin que se le revictimice a la víctima, sin que los familiares tengan que pasar un calvario entre MPs y fiscalías, entre burocracia y apatía, entre amenazas o cuestionamientos de la vida de las víctimas o entre las grandes biografías que relatan a hombres buenos que por un momento perdieron el control, ¿cuántos de ellos apenas intentan ser resueltos porque es la movilización y las organizaciones de mujeres y la sociedad indignada quién se los pide? Ninguno.
Ante el repudio por el Feminicidio de Mara y el hartazgo por las desapariciones y feminicidios e impunidad que se viven a diario en nuestro país, el pasado 17 de septiembre en al menos 11 entidades de nuestro país se convocó a marchar para exigir justicia, castigo a los culpables y solidaridad con los familiares de Mara, así como la activación de la alerta de género a nivel nacional por algunas organizaciones.
Ese fin de semana miles de mujeres tomaron las calles en nuestro país, mostrando su fuerza para exigir alto a los feminicidios y a la violencia en sus múltiples formas que viven las mujeres en México.
Es importante no bajar la guardia e impulsar un gran movimiento de mujeres, independiente de los partidos del régimen y las instituciones patriarcales y ong’s; que le haga frente al feminicidio, a la ola de violencia hacia las mujeres, opresión y explotación y no vivir de ellas; es hora de tomar las calles y no dejarlas.
Compañeras ante el aumento de la violencia hacia las mujeres y los feminicidios no podemos seguir confiando en las instituciones que avalan el gobierno feminicida de EPN, instituciones a cargo de funcionarios, que están inmiscuidos en las redes de trata y tráficos de órganos o que protegen a los empresarios y funcionarios que ganan millones de pesos a costa de la venta y prostitución de miles de mujeres en nuestro país.
Si bien en este momento la Alerta de Género a nivel nacional es una “herramienta institucional” para exigir seguridad y justicia de acuerdo con algunas organizaciones feministas, no debemos olvidar que la militarización del país nos ha costado miles de vidas y desapariciones y que donde se han instaurado más protocolos para la “seguridad” por parte del Estado, es donde también se han agravado los crímenes de violencia y abuso sexual a las mujeres, aunado a esto no podemos ni debemos olvidar las redes de complicidad del Estado con todos los niveles del crimen.
Hoy más que nunca las mujeres sólo tenemos que confiar en nuestras propias fuerzas, la justicia y seguridad comunitaria para las mujeres tiene que venir desde abajo, desde las mujeres organizadas bajo un programa de lucha que tenga como uno de sus principales ejes la lucha contra el feminicidio y la violencia hacia las mujeres así como desmantelar las redes de trata, brindar justicia para las víctimas de feminicidio y castigo a los asesinos y proxenetas.
Este movimiento tiene sin duda un reto organizativo muy fuerte ya que su nivel de respuesta debe: por un lado evidenciar la complicidad de los tres niveles de gobierno en las redes de trata, tráfico de órganos y asesinato de mujeres; y por el otro frenar el asesinato de mujeres. Por lo que tenemos que proponer de manera colectiva protocolos comunitarios de prevención de violencia y desaparición de las mujeres así como de acción rápida ante el desafortunado hecho de desaparición de alguna de nuestras compañeras o familiares.
Es un imperativo ético, político y de supervivencia trascender de la coyuntura y la denuncia social a la organización de un movimiento nacional de mujeres que tenga como principal ejes de lucha el feminicidio, la trata y la violencia hacia las mujeres; tenemos que canalizar y organizar toda nuestra rabia para responder de manera organizada ante la violencia y muerte que el capitalismo patriarcal ofrece para todas las mujeres.
¡Por la articulación de un movimiento nacional de mujeres!
¡Por una comisión independiente que lleve adelante de forma integral el seguimiento del feminicidio de Mara Fernanda Castilla Miranda!
¡Desmantelamiento inmediato de las redes de trata que operan libremente en el Estado de Puebla y Tlaxcala, y en todo el país!
¡Alto a los feminicidios!
¡Alto a la impunidad, ni una asesinada más!
¡Ni una más!
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