Carla V. Castro González
Una de las premisas fundamentales para la justificación de la Reforma Educativa, expuesta en los documentos que emitió la SEP en 2016 y 2017 (www.gob.mx/ modeloeducativo2016), tiene que ver con la necesidad de reestructurar la educación en México a causa de las transformaciones económicas, sociales y culturales que tiene nuestro país en la actualidad, es decir, la educación, de acuerdo a estos documentos, debe responder cabalmente a las exigencias y necesidades actuales. Sin embargo, si analizamos esta premisa, que además es uno de los pilares para justificar y sustentar en gran parte la imposición de esta supuesta reforma educativa, se vuelve necesario señalar cuáles son esas exigencias, transformaciones y necesidades actuales del mundo y de nuestro país, y por tanto, a qué o a quiénes responden: una de las principales instancias que está detrás de la reforma educativa es la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), quien dictó y estableció los lineamientos y recomendaciones para la elaboración e implementación de la reforma educativa, mismos que se encuentran en diferentes documentos firmados entre el actual gobierno y dicho organismo; dentro de estas recomendaciones establecidas en el Acuerdo de cooperación México – OCDE para mejorar la educación de las escuelas mexicanas, firmado en el 2012 (http://www.oecd.org/education/school/46216786.pdf), se enfatiza lo siguiente: elevar la calidad educativa, fortalecer y mejorar la formación y evaluación docente, garantizar el financiamiento en las escuelas, evaluar para ayudar a mejorar, la mejora en los resultados de las pruebas académicas a nivel internacional, que cabe mencionar, elabora la misma OCDE, entre otros. Estas recomendaciones, sin embargo, no sólo fueron asumidas por el gobierno mexicano, sino conforman el eje rector de la Reforma Educativa.
La OCDE es un organismo internacional que agrupa a 35 países y que tiene como objetivo servir a las economías de mercado emergentes a partir de la aplicación de políticas neoliberales dirigidas a promover la inversión privada, es decir, este organismo favorece la inversión privada entre los países que lo conforman, y por el contrario, restringe al estado al despojarlo de las responsabilidades que tiene para asegurar el bienestar de la población, ya que privatiza los servicios que este otorga. Además, en este organismo convergen también directrices del Banco Mundial, del Fondo Monetario Internacional y de empresarios de los diferentes países que lo conforman, todos ellos bajo el mismo enfoque neoliberal. Por tanto, es necesario cuestionar que un organismo con tales características sustente hoy la implementación de una reforma educativa en nuestro país, que únicamente promueve y favorece la consolidación del mismo enfoque neoliberal y de privatización en nuestro sistema educativo nacional. Sumado a esto, la OCDE es muy clara en la concepción que le otorga a la educación, que no es otra sino la del Banco Mundial y el del Fondo Monetario Internacional, al concebir el fin de la educación como formador de “capital humano”. Al considerar la educación como capital humano, entonces se concibe a los estudiantes como un producto que se produce y se vende bajo los lineamientos de quienes poseen los medios de riqueza y poder. Siendo este el trasfondo de la Reforma Educativa, resulta incongruente que quienes la han promovido e impuesto la presenten como una necesidad y un reclamo de la sociedad para el bienestar de ésta, cuando en realidad se trata de una forma de someter la educación a los intereses y a la dirección de la OCDE, así como de la inversión extranjera.
Por último, al sostener que la educación debe responder a las exigencias actuales del país, es necesario mencionar también que las exigencias que hoy imperan en nuestro país responden a un modelo de desarrollo basado en la inversión extranjera como principal factor de creación y crecimiento económico. Por tanto, si la educación debe responder a estas demandas, resulta falso que dicho modelo educativo esté preocupado porque los estudiantes se realicen y aprendan de forma armónica y que se desarrollen en función de sus intereses, y más bien, es un mecanismo para la alienación de los estudiantes a un sistema neoliberal. Un modelo de desarrollo está obligado y destinado a dar resultados favorables a la población en materia de educación, de cultura, de economía, de salud, laboral, de seguridad y en general para el desarrollo de la población; éste es finalmente el propósito de cualquier acuerdo. Por tanto, al no ser ésta la finalidad de nuestro actual modelo de desarrollo, tampoco lo es en materia educativa.
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