Argentina se ha convertido en el epicentro de la lucha de clases en América Latina; frente a episodios enormes que se han vivido por ejemplo en Brasil, la claridad política y organizativa que demuestra la lucha por el derecho al aborto en la Argentina, revela un paso adelante en la comprensión de las tareas históricas del conjunto de las y los explotados.
Para los apuntes: rápidamente un sector de mujeres en México ha consignado que la lucha de las mujeres en Argentina “es por la disputa de espacios que históricamente han pertenecido a los hombres”.
No compañeras, es entender completamente mal la lucha que está tratando de conquistar el aborto legal en la Argentina. Pese a las mejores interpretaciones que lleven a justificar, desde México, dichas afirmaciones como una lucha “de género”. El movimiento por la legalización del Aborto en la Argentina parte fundamentalmente de una critica a un principio clasista: mientras las ricas abortan las pobres mueren.
Dicho de otra forma y con toda claridad, Vanina Biasi dirigente nacional del Partido Obrero en Argentina, explicó en el reciente Conversatorio que organizamos desde Rosas Rojas, que el debate no era por el “aborto sí o aborto no” sino por el derecho y la libertad que tenemos las mujeres pobres, trabajadoras, explotadas, a decidir sobre nuestro propio cuerpo, a no morir y abortar en condiciones seguras.
Para continuar con la línea ideológica que ha sostenido una parte del movimiento de mujeres en países como México y Estados Unidos, rápidamente se ha salido a decir que se trata de “derechos negados por hombres”. Sin discutir en un campo mayor, desde Rosas Rojas afirmamos que la “justicia” es patriarcal y que en el capitalismo el derecho es burgués. Eso no lo cuestionamos. Sin embargo, comprender sólo desde esos espacios lo que está pasando en Argentina o en Europa es no comprender nada.
La lucha en Argentina está tratando de conquistar derechos para la mayoría de la población, para las trabajadoras explotadas y oprimidas. Es un problema de clase que cuestiona la justicia patriarcal y el derecho hecho y escrito por lo hombres, sí, pero principalmente se delimita de forma clasista y por izquierda.
Las ONG’s y las promotoras del inmovilismo y la clientela, se han apresurado a interpretar de otra forma las conclusiones de la lucha social y política en otros países, quitando los elementos que han favorecido la comprensión de las tareas que llevaron al triunfo.
En México con una mayoría de la población empobrecidas por décadas de neolineralismo, con una tasa muy alta de feminicidios casi en todo el país, con la precariedad laboral a todo lo que da y con las reformas neo coloniales promovidas desde Washington, plantear derechos para la mayoría de las mujeres, para las trabajadoras, las estudiantes, las campesinas, las indígenas, las afrodescendientes, es decir para las mujeres explotadas y oprimidas, significaría una lucha frontal que permitirá levantar un movimiento de mujeres delimitado claramente de los espacios del feminismo burgués, que no plantea más que medidas cosméticas que están por fuera de los intereses históricos de todas nosotras, para rebanar el carácter revolucionario en que se torna el movimiento de mujeres en todo el mundo.
Peligrosamente la invitación que se nos hace una vez que se esteriliza al movimiento de mujeres, es a “sororizar” con las mujeres de las clases dominantes por el hecho de ser eso, mujeres y no por el programa político que representan para darle salida a la opresión y explotación de las mujeres.
Compañeras, debemos enfrentar al enorme peligro de la hegemonía feminismo burgués que no hace más que lavarles la cara a sus representantes para que nosotras estemos discutiendo sobre “machirulos” y lingüística y no retomemos el ejemplo revolucionario de las mujeres del mundo entero.
El éxito de lo que vive en Argentina es la masividad de su método que logró sacar a las calles a miles de mujeres a exigir al Estado capitalista, patriarcal y a la sociedad su derecho a decidir sobre su cuerpo.
Toda esa marea verde, durante estos últimos meses siguió buscando el arropó de más mujeres de la clase trabajadora, de las estudiantes y de la sociedad en su conjunto a través de charlas, movilizaciones, tomas y consultas masivas de los colegios, para seguir acumulando la fuerza que logró inundar el congreso y poner contra la pared a los diputados de la Argentina y a toda la oposición que niega el aborto legal y gratuito a las mujeres, particularmente a las mujeres pobres de Argentina.
Las mujeres mexicanas tenemos que sacar las conclusiones correctas de todo este proceso; para emprender una lucha masiva y en las calles en ese terreno y en contra del Feminicidio, dónde el aborto legal seguro y gratuito, sólo es legal no importando las causales en la Ciudad de México hasta las 12 semanas y en un México donde asesinan a 7 mujeres diario.
¡Por una maternidad libre y voluntaria!
¡Por la legalización del aborto en México, América latina y en todo el mundo!
¡Por una educación sexual para decidir, anticonceptivos gratuitos para no abortar y aborto legal, seguro y gratuito para no morir!
¡Estar en contra del aborto no es estar a favor de la vida, sino a favor del aborto clandestino!
¡Separación efectiva de la Iglesia y el Estado, Ya!
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