Cinthya López y Roberto Espinosa
Escrita y producida por Alfonso Cuarón, ganador del Oscar, y protagonizada por la debutante Yalitza Aparicio, la multipremiada y nominada a 10 premios Óscar: Roma, ha logrado poner a discusión diversos temas; mientras que recibe elogios por la alta capacidad técnica y actoral, también logra poner sobre la mesa, la situación de las trabajadoras del hogar y la explotación hacia las mujeres, así como el racismo y clasismo hacia las comunidades indígenas; Roma nos muestra una perspectiva que queda corta frente a la realidad de miles de mujeres trabajadoras del hogar que son explotadas en México.
El trabajo doméstico no es una labor hecha por amor, sino por la necesidad de mujeres indígenas que buscan una fuente laboral y que durante años se les ha subordinado a tareas de cuidado en las ciudades, Roma da la impresión de romantizar y naturalizar la forma en que Cleo es tratada por una familia acomodada, donde por cortos momentos parece ser parte de ella, pero sólo para ser explotada física y emocionalmente.
Según datos del Centro de Apoyo y Capacitación para Empleadas del Hogar (CACEH) el 20% de las trabajadoras empiezan antes de los 15 años a desempeñar este trabajo; el 57% perciben poco o nulo respeto a sus derechos; el 97.5% carecen de contrato y derechos laborales básicos como seguridad social, ahorros para la pensión y vacaciones de ley; además trabajan jornadas de hasta 12 horas y son tratadas en ambientes llenos de machismo, acoso, clasismo y racismo.
Desde el anuncio que Alfonso Cuarón filmaría una película en México producida por Netflix, estalló una extraña euforia en el país, cuando se filtró la información de que la protagonista sería una actriz desconocida de origen indígena, muchas personas “santificaron” el nombre de Cuarón por estar orgulloso de su gente y de sus raíces, nos tomó menos de una hora observar la visión romantizada de la explotación de la mujer indígena que existe por parte de los sectores medios del país.
Yalitza Aparicio, una maestra de Oaxaca de origen Mixteco (Padre) y Triqui (Madre) sin experiencia en actuación, fue elegida por Cuarón para interpretar a “Cleo”. Los medios de comunicación no tardaron en beneficiarse de la imagen de Yalitza, vendiendo esta acción como un caso de falsa inclusión de las comunidades indígenas: una mujer de escasos recursos es llevada al estrellato gracias a la ayuda del hombre privilegiado disfrazado de filántropo. Netflix junto a la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas se han dedicado a explotar esta situación, que no tiene nada que ver con la técnica y estética del filme, han utilizado la imagen de Yalitza Aparicio para regodearse de ser “incluyentes” en sus premios, quedando como los “héroes” que están llevando a Roma hasta la gala más importante dentro del cine comercial.
El protagonismo de Cleo es ilusorio, en realidad no muestra lo que ella en verdad está sintiendo, lo que está pasando, ni siquiera se le permite tener tiempo de sufrir su pérdida; en esencia, está siendo invisibilizada de la misma forma en que el trabajo doméstico remunerado y no remunerado, lo ha sido durante años. No logra ser la historia de Cleo, ni de ninguna trabajadora del hogar, sino sólo la perspectiva privilegiada de una familia acomodada.
Es inevitable sentirse conmovidos por la historia plasmada y aplaudir la ejecución técnica de Roma; pero es necesario tener una perspectiva crítica sobre la realidad de las mujeres trabajadoras del hogar en México, tomar una postura de lucha en la búsqueda de sus derechos humanos y laborales, acercarse a escuchar y comprender sus verdaderos testimonios de explotación, maltrato, discriminación y precariedad laboral, para luchar por la dignificación del trabajo doméstico y la triple opresión hacía la mujer indígena.
Roma es la visión acrítica de un sector privilegiado que plasmó en la pantalla grande sus recuerdos del México de los años 70, un acto narcisista disfrazado de un supuesto homenaje a la trabajadora del hogar con la que tuvo un “vínculo” en su infancia, demostrando simplemente que ni él ni la sociedad ha cambiado en 40 años.
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