La universidad: el instrumento invisible de reproducción ideológica del estado

Odette Morales e Iván Zavala

El panorama actual de América Latina en la educación superior se balancea entre la privatización y el difícil acceso para los hijos de la clase trabajadora, cursar una carrera en la universidad implica gastos en transporte, comida, vivienda, insumos y materiales en las distintos áreas académicas.

Concretamente en México, la batalla económica e ideológica comienza por ingresar a universidades de renombre como la UNAM o el IPN, el ingreso a estas escuelas te convierte en un “privilegiado”, condición que rechazamos categóricamente por elitizar profundamente a los universitarios, alejándonos de otros estudiantes e instituciones de educación media superior y superior, inundando el ambiente de “chistes” clasistas, machistas y raciales.

Estas universidades pretenden reflejar el futuro de un supuesto país en vías de desarrollo y crecimiento, con universitarios preparándose en carreras con planes de estudio de vanguardia, que ven en el sector privado, nacional e internacional, un área de oportunidad de crecimiento económico. De esta manera las universidades aparentan responder a necesidades de un país en crecimiento y el desarrollo económico social de su población, una población que se pretende visibilizar homogénea, donde condiciones y oportunidades son igualitarias. El carácter ideológico individualista de la etapa neoliberal del capitalismo nos hace creer que el esfuerzo individual llevará a un desarrollo económico y social para tener un estilo de vida parecido a los altos empresarios, sin importar las condiciones de vida en la que nos encontremos las condiciones serán propicias para garantizar una vida digna, donde existe justicia, democracia, libertad de pensamiento y accesibilidad a los estilos de vida mostrados. La realidad nos muestra los altos índices de violencia, la sobrepoblación, la centralización del campo laboral, comercios e instituciones, la precarización y explotación de los trabajos que se refleja en largas jornadas laborales y precarios sueldos, aunque muchas veces no es tan perceptible, pues el papel del estado es normativizar las condiciones de vida a través de su ideología.

Los sectores de la clase trabajadora son invisibilizados en un ritmo de vida acelerado dentro de la urbe, olvidando que existen sectores campesinos e indígenas con condiciones de vida paupérrimas en muchos sentidos. Los universitarios tendríamos que estar creando herramientas para resolver estas necesidades y problemáticas, y no estar respondiendo a los intereses empresariales que nos usan como fuerza de trabajo de fácil alcance el cual pueden explotar fácilmente. El modelo Universidad-Pueblo suena ajeno a las políticas que actualmente tienen los organismos educativos, se puede palpar una desvinculación de las universidades con el pueblo trabajador, haciendo parecer que el enfoque de la educación representa los propios intereses y aspiraciones de un sector estudiantil.

Esto implica en un primer momento reconocer que hay una confrontación en los intereses que tiene cada clase de la población. El estado es la estructura por la cual la burguesía defiende sus intereses de clase, utilizando el poder económico, político, institucional, ideológico y militar como principales estrategias de dominación. Hay sectores que buscan representar o ver representados sus intereses particulares, en una postura reguladora disfrazada de ser popular, busca que la sociedad pueda mantener el modelo económico capitalista y de globalización en el que se encuentra. De esta forma, su principal interés es seguir generando ganancias a costa de la explotación de la clase trabajadora.

La burguesía y sus grupos de poder introducen su agenda en el desempeño de las tareas del Estado para que, por medio de la relación estrecha que mantiene la clase que maneja la mayor parte del capital con los funcionarios públicos, se beneficien entre ellos. Mientras que la clase trabajadora tendrá nulo beneficio y, al contrario, seguirá percibiendo un mínimo ingreso por una inversión de tiempo y esfuerzo mayor.
No obstante, el Estado tiene las herramientas para presentar ante la sociedad estos intereses de clase como si representaran a toda la población, vendiendo una idea de que el crecimiento económico de esta clase dominante beneficiará a todos. Por lo que se impulsa que todos los organismos de la sociedad reproduzcan este sistema. Es así como los intereses particulares de una clase abarcan a todas las instituciones pertenecientes y no pertenecientes al Estado que conforman una sociedad.

La Universidad, a pesar de ser una institución autónoma, tiene la presencia de estos grupos de poder que buscan beneficiarse y replicar el modelo de producción imperante. Esto se evidencia en aspectos como: el presupuesto universitario que es invertido en proyectos de investigación que prometen ser útiles al desarrollo internacional de una globalización, sin que respondan a las problemáticas y necesidades que vive gran parte de la población en nuestro país; en los contenidos curriculares que están enfocados a encontrar un lugar dentro del mercado laboral globalizado y que sirva a las empresas trasnacionales para su enriquecimiento, al abrir las puertas al sector privado y las empresas transnacionales para ofrecer un campo laboral que oculta la explotación de conocimientos y trabajo no pagados ni beneficiosos para los oprimidos, no existe un programa de servicio social que realmente contribuya con el pueblo y que vea más allá de los límites urbanos, no hay mecanismos participativos y representativos de estudiantes, trabajadores y profesores, que permitan enfocar y direccionar las universidades a los intereses de toda su comunidad. Y estos son sólo una parte de la larga lista de mecanismos no representativos dentro de la universidad que es necesario señalar y analizar.

Nuestro deber entonces es organizarnos y mantener una postura crítica ante todos los mecanismos que tiene la universidad para dirigir el rumbo de nuestra educación. Esto abarca desde la forma en la que se plantean los planes de estudio, el enfoque que se le da a nuestra preparación para el campo laboral, el sector al que estará dirigido el ejercicio de nuestra profesión, en qué se invierte el presupuesto, cómo se manejan la legislación universitaria y los protocolos de seguridad, por mencionar algunos. Con esta organización, nuestro siguiente deber es luchar por espacios participativos y democráticos en los que encontremos una representatividad y en los que impulsemos los intereses de la comunidad, y poder sacar los intereses oligárquicos de los grupos de poder en la universidad y todo su carácter ideológico. Es indispensable entonces una organización estudiantil que permita discutir y generar conjuntamente estrategias para el cumplimiento de estas tareas.

Ni la Universidad ni el Estado buscarán la forma de beneficiar a la clase trabajadora, nosotros como futuros trabajadores debemos asumir la tarea de retribuir con los conocimientos y habilidades que desarrollamos en las instituciones educativas, buscando alternativas al ejercer nuestras profesiones de forma que puedan servir a los sectores rurales y la población, en vez de seguir alimentando el capital de empresas privadas y transnacionales. Éstas no podrán ser más que soluciones paliativas al continuar inmersas en un sistema Capitalista donde la estructura de Estado está ejerciendo el poder político a través de las instituciones y organismos que representan los intereses de una clase social que tiene a su disposición los medios de producción. Por lo tanto, es importante organizar al pueblo, y hacerlo consiente de las afectaciones que causa el actual sistema de producción capitalista y sus métodos para mantenerlo.

No se puede dejar de reproducir este modelo de explotación si no se transforma el sistema político económico capitalista que necesita de él para sostenerse, será necesario tomar el poder en cada una de las esferas que conforman el estado.

¡Del cuestionamiento del salón de clases a la Lucha de Clases!

¡Luchar, vencer!


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