Alfredo Herrera
Odette Morales.
A finales de julio del 2019, en Puerto Rico la movilización del conjunto de explotados, oprimidos e indignados lograron la renuncia del entonces gobernador Ricardo Roselló, las movilizaciones tienen origen tras filtrarse conversaciones del gobernador haciendo apología al racismo, clasismo, misoginia, homofobia e incluso comentarios de mofa hacia los damnificados del huracán María del 2017 que dejó más de 4.000 víctimas.
Una de las actividades que dio origen a la revuelta popular fue una huelga general, seguida de las convocatorias generadas por los distintos sectores de Puerto Rico, dentro de las cuales está el llamado de los músicos latinos, Residente ex calle trece, iLe, Ricky Martin y Bad Bunny.
La atención mediática y los análisis vertidos por un sector del activismo de izquierda se ha centrado en las acciones y mensajes vertidos sobre estos artistas, cayendo incluso en afirmación de colocar al género reggaeton como factor fundamental para el derribo del gobierno de Ricardo Roselló.
Un análisis que resulta fuera de contexto, simplista y falso. Adjudicar como eje principal la participación de estos artistas y el género musical en el que han desarrollado sus carreras dentro de las movilizaciones, quita el carácter de lucha de clases que se prestó esa semana e invisibiliza la organización generada y sostenida por el conjunto de oprimidos. Sin duda alguna esto es característica de los medios de comunicación serviles al Estado; basarse o tomar como eje central la influencia del reggaeton mutila la esencia de clase y su potencial transformador y profundamente radical que tuvo el evento en una de las colonias Yankees.
Con este análisis no se demerita la participación de los artistas en las movilizaciones puertorriqueñas. Reconocemos que han utilizado sus grandes plataformas de seguidores en medios de comunicación para dar visibilidad a las movilizaciones y para llamar la atención de todo el mundo hacia ellas, algo importante en un momento en el que las redes sociales son una herramienta que utiliza la población para informarse y formar su postura.
Vivimos en un momento en el que las acciones de los artistas fuera del medio se han convertido en uno de los factores más importantes para la aprobación de su trabajo por parte del público. Y es en las redes sociales donde se genera la mayor discusión acerca de si estas acciones tienen o no una repercusión política.
La participación específicamente de Bad Bunny y Ricky Martin se da a partir de actos de homofobia y violencia de género y la respuesta por parte de quienes se mantienen en lucha contra ellas. Lucha en la que estos artistas, han tenido una participación activa y se han convertido en un referente gracias a lo que a través de su música y acciones mediáticas han transmitido a sus seguidores.
Pero esto desvía la atención de las demandas que exigía el pueblo que ya estaba en las calles antes de que los músicos se sumaran a la agitación. Al centrar la atención en las figuras que se han vuelto referentes, el imperialismo hace uso de tácticas ideológicas para garantizar dirigentes que no profundicen en las consignas que defiende la lucha de los oprimidos y explotados en Puerto Rico. El ejemplo está en el caso de Ricky Martin, quien también se ha pronunciado a favor del golpe en Venezuela.

¿Basta con la participación coyuntural en las movilizaciones por las reivindicaciones del conjunto de explotados?
Nosotros decimos que no, sin embargo sostenemos la necesidad de la participación del músico para evidenciar la precariedad de la vida a causa del capitalismo.
Con esto hacemos un llamado a los músicos independientes a organizarnos para resistir el embate de los sellos discográficos que utilizan la música como mercancía dentro de la lógica del mercado capitalista, implementando la ideología y valores capitalistas. Nuestra lucha tiene que tener un papel activo en el esclarecimiento de la conciencia hacia la clase trabajadora, hacer de la música una herramientas que le cante a la explotación. la violencia, a los feminicidios, a la desapariciones forzadas, al desempleo, a la violencia laboral, a la explotación sexual, al acoso, al racismo, al cambio climático, a la guerra imperialista, al exilio, a los migrantes, a la desesperanza, a la esperanza por construir un mundo nuevo que logre reemplazar el sistema capitalista actual.
En este sentido la música debe tener un compromiso con la transformación radical de la sociedad, caracterizado por una participación activa en la lucha de clases, para poder romper con la condición apolítica del artista.
Es así que la creación musical debe de estar fuera de la lógica imperialista de los sellos discográficos, “importa esencialmente que la imaginación escape a toda coacción, que no permita con ningún pretexto que se le impongan sendas: toda libertad en el arte”.
La importancia de visualizar la descomposición del ser humano, en la conformación de un ser individual adherido a un perfil estéril al margen de la producción capitalista, inerte y servil a la ideología burguesa imperante, es vital para entender la necesidad de musica y arte revolucionario, para expresar así la necesidad de la humanidad para aspirar a una emancipación cultural, esto se logrará a través de una transformación radical de la sociedad.
Con lo mencionado podemos clarificar la participación de los músicos Puertorriqueños en el marco de la movilización por Ricardo Roselló. No se trata de justificar al Reggaetón ante los demás géneros musicales, sin duda fue una gran participación y accionar por parte del grupo de músicos, pero no puede sustituirse ni colocarse de estandarte ante la gran participación de las masas para generar la renuncia del gobernador.
Hagamos un análisis contextualizado de lo que sucede en Puerto Rico, para entender cuáles son las problemáticas estructurales que llevaron a la desencadenación de estas movilizaciones, reconociendo que, si bien han sido nutridas con la agitación de figuras de influencia en el mercado musical en el Estado de Puerto Rico y en América Latina, no son ellos ni sus seguidores los protagonistas de estos sucesos. Se trata de una lucha del pueblo que no verá logrado su objetivo con la renuncia de Ricardo Roselló, sino que tiene una deuda histórica antiimperialista de los explotados y oprimidos Puertorriqueños.
La historia la hacen los pueblos; refinadamente, “la historia de la humanidad es la historia de la lucha de clases”.
¡Que el arte nos libere y nos dé la fuerza para seguir luchando!
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