Octavio Ugalde Rodríguez
Militante del Grupo Acción Revolucionaria
El sector estudiantil se encuentra en un momento histórico de crisis, en el que las contradicciones de la actual lucha de clases reflejan la constante violencia, inseguridad, criminalización y desigualdad hacia la juventud.
Las universidades públicas están bajo el asecho de la privatización a partir de la redirección de sus planes y programas de estudio, así como sus alternativas de servicio social vinculadas en su mayor parte a la necesidad del sector privado urbano, dejando en un segundo y último plano las comunidades rurales.
La reelección de Enrique Graue, demuestra que estas contradicciones seguirán privilegiando los intereses de las clases dominantes, dejando intactas las estructuras de los poderes enquistados en la universidad.
Históricamente, la democratización de la universidad es una consigna que permanecen dentro de las luchas estudiantiles, esta lucha se ha hecho aún más vigente y prioritaria en la agenda de las organizaciones de la izquierda independiente, derivado del adelgazamiento de las oportunidades de los hijos e hijas de las clases más pobres para acceder a la educación pública, gratuita científica y popular.
La juventud en el marco de la crisis que genera el capitalismo
Tal vez comprendamos mejor el problema del acceso a la educación pública y de la necesidad de democratizar las universidades, entre ellas, la UNAM, si partimos de un punto de quiebre, justo en dónde el capitalismo en su fase neoliberal se consolida en México.
Justamente situandonos en el sector educativo en el año 1986 los estudiantes de la UNAM se opusieron a las reformas de privatización estipuladas por el Consejo Universitario y el rector en turno, Jorge Carpizo, quien proponía el cobro de cuotas y otros mecanismos de coerción y exclusión de la juventud. Este proceso paulatino de privatización se dejó posteriormente insertar impositivamente con el rector Francisco Barnés, dónde de nuevo se intentó privatizar la universidad mediante el cobro de cuotas. En este marco se dio la huelga de 1999, la cuál lucho por la defensa de la educación pública y gratuita, proponiendo dentro de su pliego petitorio la democratización de la UNAM a través del Congreso Universitario Resolutivo, dónde se rediscutiría la universidad rescatando sus objetivos dirigidos a la responder a las problemáticas de las clases y sectores menos privilegiados.
Ahora bien, hay que entender que lo anterior es generado a partir de un proceso llamado tendencia a la caída de la tasa de ganancia, es decir, que las empresas trasnacionales industriales, extractivistas, comerciales y financieras imperialistas al no aumentar año con año sus cuotas de ganancia a costa de la explotación sobre el trabajo asalariado, ha sido la causa por la que se implementan políticas de reajuste fiscal en los países dependientes a las grandes economías capitalistas. En la región de América Latina la dependencia es hacia los Estados Unidos.
Ante la precarización y falta de acceso a los servicios y productos en las regiones rurales, la población no tiene de otra más que migrar a Estados Unidos o a la ciudad para servir de mano de obra no calificada para las empresas, ganando aún por debajo de lo que un trabajador urbano. A este fenómeno se le llama superexplotación de la fuerza de trabajo.
La juventud indígena y campesina es la que más desdibujada se encuentra debido a la necesidad que pervive de insertarse al plano laboral para salir de su situación de pobreza.
Cuando las instituciones dan la espalda a los pueblos, precarizándolos y sumiéndolos en su condición de explotados y excluidos, se le llama violencia estructural.
En América Latina y Centroamérica, pueblos enteros se ven arrojados a al sometimiento y opresión estructural de sus condiciones de vida y por ende expuestos a la delincuencia, al crimen organizado, al narcotráfico y a la migración. A esto se le llama violencia explícita.
En este contexto ¿qué salida tiene la juventud de hijos trabajadores, campesinos e indígenas?
Por un verdadero modelo Universidad-Pueblo
Por ello, cuando se habla de la clase trabajadora, campesina e indígena, hay que entender no a todas las clases sociales, ya que esto sería una abstracción, sino más bien a quiénes son explotados, oprimidos y por lo tanto excluidos dentro de las relaciones de producción y reproducción capitalista.
La lucha se vuelve una condición inminente para que hijas e hijos de las y los trabajadores puedan conquistar sus derechos económicos, políticos y sociales, así como para exigir que la universidad se comprometa en vincular sus planes y programas de estudio, servicio social y objetivos hacia la resolución de problemas de los sectores más desfavorecidos.
La lucha que proponemos se sintetiza en una actividad que impulsamos desde la Juventud Revolucionaria: La Brigada Multidisciplinaria de Apoyo a las Comunidades de México (BMACM). Proyecto que desde el 2005 se lleva a cabo en la montaña alta de Guerrero y a partir del 2016 se ha extendido a 5 comunidades nahuas y mixtecas, logrando hoy en día llegar a una nueva comunidad más, sumando en total 6 comunidades donde se tiene presencia.

LA BMACM responde a problemáticas económicas, políticas y sociales, pero no puede asumir la resolución de dichas problemáticas a partir de su estancia en las comunidades, sino que está dirigida a superar una etapa embrionaria de intervención mediante proyectos comunitarios para la Formación de Núcleos Organizativos que de manera independiente se organicen para la lucha por mejores condiciones de vida, acrecentando su conciencia de clase y su capacidad de transformación social. La BMACM, en este sentido, no puede cargar con las contradicciones acumuladas por más de treinta años de neoliberalismo de espaldas al pueblo trabajador.
La correlación de fuerzas en la lucha de clases, particularmente dentro del marco del gobierno reformista de AMLO, nos debe permitir identificar por un lado que MORENA no es de izquierda, sino de centro, adherido a satisfacer intereses de las clases dominantes nacionales, con el fin de amplificar y reforzar el capitalismo nacional, entregando por otro lado, migajas a los sectores populares para su desorganización a partir de programas asistenciales.
Y por otro lado, que no nos encontramos frente a los regímenes de derecha previos como el de Peña y Calderón, lo que genera las condiciones necesarias para organizarse y luchar, asumiendo las tareas pendientes de la juventud, entre ellas, la democratización de las universidades.
Es así qué, la intervención en las comunidades de la montaña de Guerrero va acompañada paralelamente de la intervención en la universidad para conseguir otro fin táctico: conquistar un verdadero modelo universidad-pueblo.

La democratización de la universidad la única salida
La democratización de las universidades públicas en general y en particular de la UNAM, se vuelve cada vez más necesaria en este sentido. La trasformación de las estructuras antidemocráticas que permitan rediscutir el rumbo de las universidades se vuelve una condición inminente dentro de los procesos de transición del régimen capitalista al socialista.
Las grandes movilizaciones en América Latina son el claro ejemplo de que los sectores populares no soportaremos más los ajustes de desregulación fiscal ni reducción de presupuesto a la educación, salud y seguridad social.
Las crisis son cíclicas e históricamente van en ascenso y ningún gobierno de derecha ni reformista burgués podrá hacerle frente, sino el pueblo mismo.
En conclusión, la única salida es la organización de los sectores populares. El estudiantado, principalmente las hijas e hijos de la clase trabajadora, campesina e indígena, en este sentido, tenemos un papel históricamente que retomar, concientizándonos, movilizándonos y luchando por que la universidad esté al servicio del pueblo que la sostiene. La BMACM es, por ende, el espacio de intervención de la juventud en la lucha de clases para poder conseguir esos fines.
Si no eres parte de la solución, eres parte del problema. ¡Actúa!
Lenin
¡Por una educación al servicio del pueblo trabajador, campesino e indígena!
¡Por el rescate del verdadero sentido del servicio social comunitario!
¡Por la defensa de la educación pública, gratuita, científica y popular!
¡Por la democratización de las universidad!
¡La Brigada Va!
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