BERNIE SANDERS Y EL ASCENSO DEL SOCIALISMO EN ESTADOS UNIDOS

Julián NH

Las recientes campañas políticas en Estados Unidos, orientadas a la elección del candidato del Partido Demócrata que enfrentará a Donald Trump en las elecciones presidenciales de noviembre de este año, han vuelto a mostrar que la mayoría de los jóvenes en este país norteamericano ya están cansados del modelo capitalista neoliberal. Aún sufriendo las consecuencias de la crisis financiera del 2008, una en la que los bancos y centros financieros más grandes fueron protagonistas, usando los ahorros de la gente para alimentar una burbuja inmobiliaria dentro del país que reventó ante la sorpresa de los economistas ortodoxos, provocando una recesión global de una magnitud que no se había visto desde la Gran Depresión; la gente ahora se encuentra en una era que ya no augura un crecimiento económico tan fuerte como en el pasado, un crecimiento que aunque siempre tuvo beneficios desiguales, los ricos captando la mayoría, por lo menos mantenía viva la esperanza del sueño americano, este ideal de movilidad social que según lleva a un pobre a ser rico por medio único de su esfuerzo personal. Pero este discurso ha perdido su legitimidad más que en otros tiempos, y la aparición de un candidato a la presidencia que se auto denomina como socialista democrático ha roto con toda concepción que se tenía sobre el estadounidense promedio.

El socialismo se ha puesto de moda entre la juventud de Estados Unidos gracias a Bernie Sanders y algunas de sus camaradas, consideradas parte de lo que se ha bautizado como “El Equipo” (“The Squad”), con representantes como Ilhan Omar, Alexandria Ocasio-Cortez y Rashida Tlaib, estas dos últimas siendo aparte miembras de la organización socialista más grande del país, Socialistas Democráticos de América (DSA por sus siglas en inglés). La brecha generacional se ha visto una y otra vez presente en las elecciones para el candidato del Partido Demócrata a la presidencia, las que Bernie Sanders ha tratado de ganar en un intento de entrismo en el partido generalmente considerado a la izquierda del Partido Republicano. Esta brecha se deja ver en el hecho de que la mayoría de los jóvenes han votado por el candidato socialista, mientras que los más viejos, mayores de 40 años, se han visto más conservadores en sus ideales, pero aún en este rango de edad, el socialismo también se ha ganado a parte de la población.

Aunque Bernie Sanders se proclama como socialista democrático, en realidad es más un socialdemócrata, pero para el entorno político de derecha (neoliberal, neoconservadora o nacionalista burguesa) que casi siempre ha reinado en el país, es verdaderamente un quiebre radical con la política tradicional que ha puesto a temblar a los poderosos y que viene en un momento oportuno en la historia de Estados Unidos, uno después de la Guerra Fría, cuando ya no hay un enemigo externo al que culpar por las simpatías socialistas de la gente. Bernie Sanders se distingue de otros por ser el único candidato que no depende de dinero donado por las élites para hacer su campaña política, la mayoría de las contribuciones a su campaña viene del pueblo, incluyendo la comunidad latina que es una de las más fervientes en su apoyo al candidato. Además, su campaña se ha centrado en la movilización de las masas, con énfasis en los sindicatos, y ha reiterado una y otra vez la idea de una revolución política (no tan extensa como una revolución socialista, pero digna de hacerse), de que si llega a la presidencia, debido a la reticencia del congreso y la suprema corte a colaborar con sus propuestas “radicales”, dependerá de la movilización del pueblo para cumplirlas, y ante este eventual escenario, no hay nada que impida a que las masas vayan por más y que por fin se hagan con el poder en uno de los países más acaudalados del mundo.

Dentro de las propuestas que lanza Bernie Sanders, se encuentra la implementación de una transición completa a energía verde para el 2030[1], empleando miles de trabajadores contratados por el Estado y concentrándose en las localidades más marginadas del país, asegurando a los trabajadores de la industria de combustibles fósiles empleo, y castigando duramente a aquella industria por su inacción y sabotaje a las medidas que se han implementado anteriormente para combatir el cambio climático. Cabe decir que queda corto de proclamar una nacionalización de la industria energética, una que ha sido dominada por décadas por las trasnacionales más poderosas y voraces del mundo. Por otro lado, Sanders ofrece un plan de cobertura de salud universal, algo que en un país con una industria de salud totalmente privatizada sería un alivio para los más pobres, aunque no plantea nacionalizar los hospitales, ni las farmacéuticas, por ejemplo. Ofrece hacer gratuitas todas las universidades públicas del país y eliminar la deuda que la mayoría de estudiantes debe de contraer para pagar por sus estudios; propone aumentar el número de trabajadores sindicalizados en todas las industrias y que los trabajadores tengan más poder en las decisiones de las empresas. Apoya un plan para construir vivienda social, que en Estados Unidos es casi inexistente y su carencia ha provocado el crecimiento de una gran población sin hogar. Asimismo ha propuesto reformar el sistema penitenciario del país, que opera con fines de lucro y afecta particularmente a las minorías, acabar con las deportaciones masivas, etc. ¿Y cómo planea que el gobierno pueda pagar por todo esto? Subiendo los impuestos a los más ricos, poniendo impuestos a las transacciones bursátiles en Wall Street, cortando el presupuesto destinado a operaciones militares. Es de notar que quiere reformar la política exterior de Estados Unidos, y repetidamente ha salido a denunciar casos como el reciente golpe de Estado en Bolivia (2019), y se ha negado a reconocer a Juan Guaidó como presidente de Venezuela, por ejemplo, pero no parece ser que acabará de una vez por todas con el papel imperialista de Estados Unidos.

En el 2016 fue el primer intento de Bernie Sanders por obtener la candidatura del Partido Demócrata, y a principios de 2020 todavía sigue en el proceso de su segundo intento, pero lamentablemente, y tal vez hasta de forma previsible, ya ha perdido en ambos casos, lo que no quiere decir que no haya estado cerca, y es que en esta última ocasión se ha necesitado de la unión de toda la élite del Partido Demócrata para poder derrotar al popular Bernie Sanders, en ocasiones hasta haciendo actos que hacen sospechar de fraudulentos. Particularmente, en el estado de Iowa, en las primeras elecciones estatales para elegir al candidato a la presidencia representando al Partido Demócrata, el sistema digital que supuestamente ayudaría en el conteo de votos falló. Luego se descubriría que esa aplicación utilizada había sido financiada por candidatos opositores a Bernie Sanders, aunque no se dijo más. En esa elección, Sanders y un candidato de la élite, Pete Buttigieg, quedaron casi empatados, aunque el voto popular lo ganó Sanders. Y es éste el otro problema de las elecciones en Estados Unidos, que tanto las presidenciales como las internas a los partidos no son democráticas, ya que el voto popular no es el que gana sino que se vota por electores de acuerdo a la región a la que se pertenezca, cuyo número depende de donde uno se encuentre, pero no es proporcional al número de habitantes y favorece a las bajas poblaciones rurales; estos electores tienen posteriormente la tarea de votar por el candidato por el que fueron votados, pero si este claudica, tienen la libertad de elegir a otro, y aún cuando no claudicara también en teoría podrían elegir a otro candidato.

Ahora, en las elecciones actuales habían por lo menos 6 candidatos en un inicio, la mayoría siendo los mismos burgueses de siempre; Bernie Sanders ganó al principio New Hampshire y Nevada, pero perdió ante Joe Biden en Carolina del Sur, un candidato con el mismo tipo de propuestas que Hillary Clinton (la candidata neoliberal a la presidencia contra Trump en 2016), y es en ese momento, cuando las élites del partido cerraron filas inmediatamente, y forzaron a los demás candidatos a claudicar y a apoyar a Biden. En las elecciones de los estados que siguieron, los resultados de esta estrategia salieron a relucir, y Bernie Sanders perdió la mayoría de los comicios, pero por lo menos ganó en uno de los más importantes estados en Estados Unidos, California. Como nota interesante, un candidato que había intentado ganar estas elecciones, el multimillonario Michael Bloomberg, creyó que podía comprar la elección inundando las redes con propaganda suya, sin seguir las propias normas que el Partido Demócrata impone para las nominaciones, demostrando otra vez el favoritismo del partido a las élites, aunque no fue exitoso al final.

Bernie Sanders no es el candidato ideal para llevar a los trabajadores al poder en Estados Unidos, ya que es un socialista solo en papel, pero no podemos negar que es el responsable de que una nueva generación de jóvenes se haya introducido de alguna forma a las ideas socialistas, y no podemos negar que su estrategia de basarse en las masas para pasar sus propuestas puede conducir a algo mayor de lo que él planea.

La organización socialista con mas miembros en Estados Unidos, Socialistas Democráticos de América, fundada en 1987, se denomina a sí misma como socialista democrática, pero en la práctica cuenta con miembros de múltiples tendencias. Esta organización ha visto un crecimiento exponencial gracias al apoyo que le ha dado a Bernie Sanders, con tan solo decir que cuando empezaron con este apoyo en el 2014, tenían apenas 6500 miembros, pero cuando fueron las elecciones presidenciales en 2016 ya tenían 8500, de noviembre de 2016 a julio de 2017 consiguieron 13000 miembros más, y para 2018 ya tenían 50000 miembros. Claro que esto no significa que todos los miembros estén activos, pero por lo menos si apoyan económicamente, y lo importante es que los estadounidenses se muestran cada vez más positivos ante la idea del socialismo. La efervescencia se nota en la gente que ha empezado a organizarse después de décadas de alienación, de políticas que solo han llevado a más explotación, de un sistema que ni es democrático y en donde se intenta presentar un falsa elección entre dos caras de la misma moneda, el Partido Demócrata y el Partido Republicano. Es ahora, cuando el sistema global parece aproximarse a una nueva recesión, que la organización de las masas será importante. La crisis del 2008 careció de organización, pero el pueblo aprendió, y hoy en día está más preparado para acabar con las raíces del sistema capitalista de una vez por todas.

[1] Conocido como “Green New Deal”, en alusion al “New Deal” implementado por Franklin D. Roosevelt para reactivar la economía con base en la intervención del Estado después de la Gran Depresión de 1929.

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