Frente a un historial de nula respuesta y resolución a las denuncias de violencia de género y hacia las mujeres en la Facultad de Química, el pasado 14 de octubre salió a la luz la forma burocrática e ineficaz que la UNAM y muchas otras universidades tienen para “atender” las denuncias de tal índole, esto orilló a las compañeras a llamar a Asamblea, donde se decidió hacer Paro virtual, el cual por vías electrónicas, se pidió que las compañeras, compañeros y docentes atendieran y respetaran en reclamo a un proceso justo y digno en los casos de violencia de género.
Se dió a conocer el pliego petitorio, donde el punto 9 señala que si el Paro virtual no se reconocía como legítimo, y las autoridades pertinentes no se aseguraban de la suspensión de todas las actividades académicas, las instalaciones de la Facultad serían tomadas, dicho punto, no se acató. Es por eso, que el 15 de octubre a las 3:00 pm, las instalaciones de la Facultad de Química fueron tomadas pacíficamente, donde las compañeras que llevaban a cabo la toma, se comprometieron a no agredir laboratorios, biblioteca, hemeroteca y promotores, así como salas de cómputo.
Es necesario que las autoridades y la Institución acepte que sus aulas no están libres de violencia de género; el acoso y el hostigamiento son comunes por parte de alumnos y de profesores, los comentarios machistas y misóginos son normalizados durante las clases, y las denuncias son ignoradas o procesadas de manera incompetente, muchas veces, revictimizando a la denunciante.
Desde la Juventud Revolucionaria nos solidarizamos y nos posicionamos en exigencia a una respuesta satisfactoria a las demandas del Pliego Petitorio escrito por las compañeras, tenemos derecho a aulas libres de violencia de género, no basta con comunicados enérgicos en contra de la violencia, es necesaria una reestructuración en las normas y la educación universitaria, para erradicar estas acciones y realmente trabajar por las mujeres de la comunidad.
Defendemos la lucha por una comisión o grupa autónoma conformada por estudiantes, docentes y trabajadoras para dar seguimiento a los casos de violencia hacia las mujeres y de género. Los paros feministas de 2019, que lograron el cambio en el Estatuto General de la universidad; la constitución de una Comisión Tripartita Autónoma de mujeres en la FFyL; la aprobación de una Comisión Tripartita Permanente de mujeres en la Facultad de Psicología; cambios y creaciones de Protocolos especializados en violencia de género y hacía las mujeres; la creación de Consejería llevada por una mujer psicóloga con perspectiva de género y asesoramiento legal (ENAH), son un claro ejemplo de los cambios generados, y posibles de generar, por y para las mujeres universitarias. No permitamos que estas luchas sean invisibilizadas o criminalizadas por la institución u otro medio.
¡No más agresores en nuestras aulas!
¡No más maestros acosadores y misóginos impartiendo clases!
¡No más laboratoristas que se acercan de manera inapropiada tanto a alumnas como alumnos!
¡No más burocracias ineptas acompañadas de directivos y administrativos que solapan la violencia hacia las mujeres!
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