En las últimas semanas hemos visto imágenes en los medios que nos muestran la desesperación de la gente en Afganistán, particularmente en la capital del país, Kabul, ante la ofensiva que los talibanes han montado para retomar el control del país. Provincia tras provincia cayeron ante los talibanes, y antes de que fuera también el destino de la capital, la gente intentó salir del país a como diera lugar, incluso si para eso debía agarrarse de un avión a punto de despegar y lanzarse hacia una muerte segura, todo para evitar vivir la pesadilla de un gobierno talibán.
Imágenes de bebés, sacudieron al mundo, siendo pasados entre la gente que los llevaba a los aviones a punto de despegar, para que por lo menos ellos fueran salvados del castigo que caerá sobre todos aquellos que colaboraron con el antiguo gobierno títere de Estados Unidos.
Mujeres atónitas al pensar en el cruel futuro que les espera con los talibanes en el poder: uno sin derechos, con el patriarcado en su máximo esplendor. El impacto de estas imágenes ha creado una especie de amnesia colectiva entre los medios y la gente que hace unas semanas apoyaban totalmente la salida de Estados Unidos de Afganistán: ahora se preguntan cómo es que van a dejar a su suerte a estas personas que no tienen mayor culpa que haber nacido en ese país, y algunos ahora hasta apoyan el regreso de las fuerzas imperialistas a Afganistán, como si otros 20 años fueran necesarios para que ahora sí, por arte de magia, se componga el país. Las personas que tienen esta opinión ignoran varios hechos que se encuentran en las particularidades históricas recientes de esta región, aquí intentaremos abordar esas particularidades.
CONTEXTO HISTÓRICO
Primero, para los que ven a Estados Unidos como la fuerza policíaca del mundo, aquella que lleva la democracia y los derechos humanos a países como Afganistán, y salvaguarda los valores de las culturas civilizadas occidentales, inclusive si es por medio de intervenciones militares unilaterales (algo totalmente contrario a los valores democráticos); a estas personas habrá de recordarles el origen de las fuerzas reaccionarias que hoy dominan Afganistán.
Si la sociedad afgana es por esencia conservadora, hay que preguntarse por qué cuando Afganistán se independizó formalmente de Gran Bretaña en 1919, cómo es que en una sociedad tan “retrasada” como ésta, a la que algunos críticos señalan, surgió el impulso por proclamar una serie de reformas con el objetivo de secularizar el Estado y darle más libertades a las mujeres. En efecto, el rey de ese entonces, Amanullah Khan, se inspiró en la revolución rusa de 1917 para proclamar esta serie de reformas. O qué decir de la Revolución del Saur en 1978, este suceso por el cual el Partido Popular Democrático de Afganistán (PDPA), llegó al poder mediante un golpe de Estado al entonces presidente Mohammed Daoud Khan, con miras de instaurar un gobierno de corte Stalinista que acabara con el estado feudal, estableciera la reforma agraria y proclamara la liberación de la mujer. Estos dos regímenes mencionados serían depuestos en ambos casos por fuerzas reaccionarias comandadas por mullahs (líderes religiosos de las mezquitas) y demás élites, que harían de todo por mantener su poder sobre las comunidades afganas, sus grandes propiedades y privilegios.
Lo irónico de esta situación es que, estas fuerzas reaccionarias que hoy en día el mundo occidental condena, fueron apoyadas y en algunos casos creadas por los propios gobiernos imperialistas. Los británicos apoyaron a las fuerzas conservadoras para deponer a Amanullah, mientras que Estados Unidos hizo lo mismo para deponer al gobierno estalinista del PDPA. Tanto los talibanes como el grupo terrorista de Al-Qaeda son producto de esos apoyos que Estados Unidos dio, a finales de los setentas y hasta los noventas, a los insurgentes (muyahidines) que en ese entonces luchaban contra el gobierno estalinista, y luego procederían a luchar contra la Unión Soviética, después de que este país invadiera Afganistán con el objetivo de proteger al gobierno del PDPA en 1979.
Resalta el papel jugaron tanto Pakistán como Arabia Saudita, ambos grandes aliados de Estados Unidos, en el financiamiento y entrenamiento de los grupos fundamentalistas islámicos como los talibanes y Al-Qaeda. Es en Pakistán donde se entrenarían a los afganos refugiados de la guerra civil contra el PDPA, con el objetivo de que posteriormente formaran a los talibanes (palabra que significa “estudiantes” en pastún), volvieran a su país y tomaran el poder, así como sucedió en los noventas. Un sistema teocrático basado en una interpretación estricta de la ley Sharia (preceptos religiosos), sería el tipo de gobierno que impondrían los talibanes.
En todo este proceso, los talibanes y demás grupos fundamentalistas islámicos recibieron ayuda particularmente del servicio de inteligencia paquistaní, la infame dirección de Inteligencia de Inter-Servicios (ISI), cuya ayuda paradójicamente no acabó cuando los talibanes llegaron al poder, sino que el apoyo continua inclusive hoy, aún cuando Pakistán es formalmente aliada de los Estados Unidos. Esta agencia recibió a su vez ayuda directa de los Estados Unidos y siempre contó con la cooperación de la CIA y el MI6 (servicio secreto británico), bajo los términos de la llamada Operación Ciclón [1]. En un inicio, el apoyo de la ISI a la lucha de los muyahidines contra el gobierno estalinista y el ejército de la Unión Soviética, se basó en la búsqueda de grupos organizados en Afganistán que pudieran servir para ganar la guerra. Debido a que los grupos más organizados en ese entonces correspondían a aquellos con una ideología fundamentalista islámica, como el grupo de Gulbuddin Hekmatyar, fueron éstos a los que la ISI apoyó con dinero y entrenamiento. Pero no sólo eso, las agencias de inteligencia que participaron en este esfuerzo, se organizaron a nivel global para importar combatientes extranjeros, entre ellos, Osama Bin Laden, que posteriormente formaría Al-Qaeda, grupo que también sería apoyado por la ISI. En estos tiempos, Bin Laden, hijo de una familia millonaria que era dueña de una empresa constructora en Arabia Saudita, construiría túneles para ayudar a los muyahidines de Afganistán en su lucha, que irónicamente el propio Bin Laden usaría posteriormente para luchar contra los Estados Unidos después de su invasión en 2001 [2]. Otro grupo cercano a los talibanes que nace en esa época, y que sería igualmente apoyado por las agencias de inteligencia, sería la red Haqqani, que hoy en día también pelea junto a los talibanes en Afganistán en contra de los Estados Unidos.
Los muyahidines tomarían el poder en Afganistán después de que la URSS se retirara del país en 1989 y el gobierno Stalinista de Najibullah resistiera a su ofensiva durante tres años, siendo el año 1992 cuando finalmente los rebeldes capturarían la capital. Este es un caso totalmente contrario al actual, donde el gobierno títere no resistió ni un día sin el apoyo de Estados Unidos. Fue entonces en 1992 con los muyahidines ya en la capital, Kabul, que se declararía la República Islámica de Afganistán bajo los acuerdos de Peshawar entre las distintas facciones de los rebeldes. Pero pronto se vería una fractura y las distintas facciones lucharían entre sí en una nueva guerra civil, dejando a miles de civiles muertos como consecuencia de los bombardeos indiscriminados en las ciudades. Fue específicamente la facción fundamentalista de Hekmatyar, apoyada por Pakistán, la que se deslindó de la coalición con miras de obtener el poder para sí sola, ocasionando la nueva guerra civil. Pero la guerra acabaría pronto ante el surgimiento del movimiento talibán en el sur del país, que en 1996 capturaría la capital y fundaría el Emirato Islámico de Afganistán basados en la ley Sharia y liderados por el Mullah Omar. Aunque este grupo talibán estaba financiado por el ISI, la realidad es que la población también ya estaba harta de tanta guerra y sufrimiento, y vio en este grupo la posibilidad de salir adelante, en un escenario parecido al actual. Una historia interesante es que en este periodo, en el que los talibanes lucharon por tomar el poder y finalmente lograron tomarlo, Unocal [3], una empresa estadounidense del ramo petrolero, ya se encontraba negociando con los talibanes para permitir el paso de un oleoducto. Finalmente, hay que entender que los talibanes se hicieron del poder en Afganistán pero nunca lograron controlar todo el país: una parte del norte del país siguió siendo dominado por los miembros de las antiguas facciones de muyahidines. Estas fuerzas islamistas, anti talibán, del norte del país conformarían la Alianza del Norte, un grupo supuestamente más moderado que los talibanes que serían una pieza clave en la posterior invasión de Estados Unidos en 2001.
INVASIÓN ESTADOUNIDENSE
Osama Bin Laden se enemistaría con los Estados Unidos por su actuar en la Guerra del Golfo en 1991, donde el país imperialista atacaría a Iraq. En 1996, Bin Laden llegaría a Afganistán a pedir refugio ante el acecho de los estadounidenses por sus actividades de organización terrorista. Ante los atentados a embajadas estadounidenses por Al-Qaeda en Tanzania y Kenya en 1998, Osama Bin Laden pasó a la mira del imperio, así como los talibanes que le daban refugio, pero no sería hasta el atentado a las torres gemelas en 2001, que Estados Unidos encontraría la excusa perfecta para atraparlo por la fuerza mediante una invasión a Afganistán, aún cuando la mayoría de los ejecutores de este acto terrorista fueron árabes saudíes. Inmediatamente después del ataque a las torres gemelas, el presidente estadounidense, George Bush, lanzaría un ultimátum a los talibanes para que detuvieran y entregaran a Osama Bin Laden a Estados Unidos, pero éstos se negarían a entregarlo, a menos que hubiera un proceso de negociación donde se mostrara evidencia sobre la culpabilidad de Bin Laden.
Estados Unidos no pretendía negociar en nada, y conforme se acercaba el inicio de la invasión, los talibanes se mostraron cada vez más accesibles en sus condiciones, pero fue entonces que Estados Unidos decidió atacar Afganistán mediante un bombardeo masivo en octubre del 2001. Posteriormente los talibanes intentaron ceder más, inclusive ofrecieron enjuiciar a Bin Laden en un tercer país neutral, pero Bush se negó, y 15 días después del ataque a las torres gemelas, la CIA ya se infiltraba en Afganistán para coordinar a las fuerzas invasoras con la Alianza del Norte. Los talibanes se retirarían rápidamente de las ciudades y su organización se resquebrajaría, de forma que en 2002 surgiría un nuevo gobierno transitorio bajo el mando de la Alianza del Norte, siendo Hamid Karzai electo como presidente.
La Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad, un conjunto de fuerzas de distintos países lideradas por la OTAN y compuesta en su mayoría por tropas estadounidenses, se formaría para ocupar Afganistán. Los talibanes no serían erradicados por completo, sino que establecerían santuarios en la frontera con Pakistán y se mantendrían en zonas rurales. En 2003 los talibanes se reorganizarían para montar una nueva insurrección, de modo que en los 2010s emergerían más fuertes, y en 2021 tomarían el poder finalmente. Durante este periodo el líder original de los talibanes sería asesinado y sustituido eventualmente por Hibatullah Akhundzada, mientras que en el 2011 las fuerzas norteamericanas asesinarían a Osama Bin Laden en Pakistán.
Durante todo este periodo los talibanes siempre tuvieron el tiempo a su favor, ya que tanto Estados Unidos como su gobierno títere se dedicaron a enemistarse con la población nativa a la que prometían liberar. Es por eso que desde el 2009 empezó el deseo del gobierno afgano por negociar con los talibanes que se mostraban cada vez más fuertes, pero no sería hasta el 2020 cuando Estados Unidos firmaría el tratado de Doha con los talibanes directamente, prácticamente traicionando al propio gobierno que habían impuesto, al excluirlo del tratado y otorgar una serie de concesiones a los talibanes. Dentro de estas concesiones se encontraba la retirada total de las fuerzas invasoras imperialistas, mientras que los talibanes se comprometían a no acoger de nuevo a los miembros de Al-Qaeda. La fecha de retirada oficial se fijaría para el 1 de mayo de 2021, pero el presidente Joe Biden lo extendería al 11 de septiembre del mismo año. Ante la gran ofensiva que montaron los talibanes empezada en mayo, Estados Unidos no tuvo de otra que huir del país el 15 de agosto de 2021, prometiendo sacar definitivamente a todas sus tropas y colaboradores restantes para el 31 de agosto.
Lo interesante de este periodo es que la ISI, la agencia de inteligencia paquistaní, seguiría apoyando a los talibanes: de hecho, durante las primeras semanas de la invasión estadounidense, esta agencia se encargaría incluso de organizar un puente aéreo para apoyar la retirada de los talibanes en la ciudad de Kunduz, antes de que fuera capturada por fuerzas invasoras [4]. ¿Cómo es que Pakistán por una parte juraba ser aliado de Estados Unidos y por otra apoyaba a los talibanes? Es una clara contradicción producto de los intereses regionales de esta nación sudasíatica, cuyos objetivos en Afganistán siempre han sido los de evitar que la India, su rival eterno, se alíe con los gobernantes de esta nación y juntos desestabilicen a Pakistán. Esto se resume a que la etnia mayoritaria de Afganistán, el pueblo pastún, está dividida entre Afganistán y Pakistán, resultado de la línea Durand trazada por los británicos a finales del siglo XIX para limitar la influencia de los gobiernos afganos sobre la colonia británica vecina, Pakistán, línea que los afganos tienden a desconocer.
El hecho de que exista población pastún en Pakistán, significa que potencialmente podría ser utilizada por un gobierno afgano en conjunción con la India para desestabilizar a Pakistán, por lo que este país prefiere mantener un gobierno amistoso en Afganistán que no sea nacionalista y no reclame el territorio pastún en Pakistán, de ahí su apoyo a los talibanes y al movimiento fundamentalista islámico. Ahora con los talibanes en el poder, la India se niega a aliarse con ellos por su fundamentalismo religioso, por lo que los paquistaníes estarán calmados, tratando de evitar que el gobierno talibán comience un reclamo sobre la línea Durand. Asimismo, Pakistán ha sido exitoso al lograr que los talibanes afganos repudien a los talibanes paquistaníes, los cuales organizaron una insurrección a principios de este siglo contra el gobierno paquistaní, agrupados bajo la organización Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP), organización que no responde al gobierno Pakistaní y por lo tanto es vista como enemiga dentro del país.
LA DERROTA DE LOS INVASORES
La guerra en Afganistán por varios años permaneció olvidada, parecía que Estados Unidos tenía todo bajo control, la realidad era completamente distinta, ya que así como la URSS, las fuerzas invasoras nunca dominaron por completo el país. Aunque en la propaganda oficial veíamos escuelas, carreteras y todo tipo de infraestructura siendo construida, así como imágenes de una democracia vibrante y de mujeres haciendo pleno goce de sus derechos, esto era una ilusión en su mayor parte. Es obvio que en algún punto los talibanes se convirtieron en un mal menor para la población afgana, y es sólo gracias al apoyo de la población que los talibanes lograron vencer a los invasores.
Mientras los medios hablaban de los bombardeos norteamericanos con tecnología, que permitía una precisión casi quirúrgica en la tarea de acabar con sus objetivos, la realidad fue otra: el asesinato de civiles como daño colateral en estos bombardeos y otros tipos de ataques estuvo siempre presente. Los afganos vivían en terror constante de que al estar fuera de sus casas, un dron llegara, tirara una bomba y acabara con la vida de todos los presentes, al confundirlos con talibanes por “error”. Tanto las fuerzas del gobierno títere de Afganistán como los ejércitos invasores fueron capaces de grandes atrocidades, entre ellas montar redadas que acababan con la tortura y asesinato de personas inocentes [5]. Por otra parte, todo el dinero que proveía Estados Unidos al gobierno afgano para supuestas obras benéficas, era en verdad repartido entre los distintos políticos y élites económicas que formaban su propia fortuna, a sabiendas del propio gobierno yanqui.
La población vivía a la merced de un gobierno totalmente corrupto, cuyos miembros no dudaban en cometer fraudes en las elecciones ni atropellos a la población en general. Y para nada era un gobierno feminista, como se le quiere maquillar, todo lo contrario, el patriarcado seguía dominando aunque ciertamente en un nivel menor comparado con los talibanes. Hay que recordar que cuando los talibanes llegaron al poder en los noventas, las mujeres perdieron su derecho a la educación, a trabajar, y se convirtieron en prisioneras del hogar y de los maridos, requiriendo de una burqa que tapara todo su cuerpo para salir. Todo tipo de música y actividades deportivas fueron prohibidas también. Un régimen insufrible especialmente para las mujeres, pero la realidad es que todavía existen ciertas prácticas en la sociedad afgana que ponen entredicho el progreso del gobierno títere en estos temas, como el matrimonio con niñas menores de edad, la violencia física y sexual hacia la mujeres, y el trato de la mujer como mercancía en ciertos lugares.
Hoy en día se quiere tratar a los ahora ex miembros del gobierno títere como héroes, los cuales ya han empezado una nueva rebelión en el norte del país, una segunda Alianza del Norte, alegando proteger los valores occidentales, el progreso que había existido, cuando la realidad es que son los mismos corruptos y criminales que gobernaban en el pasado. Ante este gobierno decadente, los talibanes ofrecieron a la población el no ser tentados por el dinero, no caer en la corrupción, además la habilidad de proveer cierta seguridad y justicia una vez en el poder. Eso sí, los talibanes también perpetraron masacres y otras atrocidades, pero la gente optó por este movimiento y quiso diferenciar entre talibanes “buenos” y malos. No es sorpresa entonces, que un gobierno que dependía totalmente de su socio estadounidense, sin legitimidad alguna, cayera tan rápido, especialmente cuando era un gobierno que servía para generar riquezas a unos pocos. El dinero nunca llegó a las masas afganas, la pobreza entre la población fue lo que predominó.
¿A QUIÉN BENEFICIÓ LA GUERRA?
Dados los 20 años que Estados Unidos pasó en Afganistán, es necesario revisar las razones por las que inició el conflicto para así entender a los beneficiados del mismo. El primer motivo siempre fue el de la venganza, ajusticiar a Osama Bin Laden cuales fueran las consecuencias. Pero una vez que los talibanes se mostraron abiertos a negociar, otros pretextos debieron surgir, como la tarea de liberar al país de las fuerzas retrógradas que ellos mismos habían creado. Es claro que Estados Unidos nunca le importó desarrollar un gobierno justo, democrático, a favor de las mujeres; más bien el país imperialista sólo quería un gobierno que no estorbara en sus planes de transformar Afganistán en un puesto de avanzada para sus tropas, con el cual extender su esfera de influencia sobre esta región que delimita al Medio Oriente.
Efectivamente, la ocupación de Afganistán permitió a los norteamericanos construir bases militares que sirvieran para responder rápidamente a cualquier ataque que surgiera de la región, además de permitirles coordinar próximas intervenciones. Al mismo tiempo lograrían al fin que este país dejara de ser un santuario para los enemigos declarados del imperio, siendo sustituidos por una mezcla de caciques y tecnócratas que servirían de apariencia de llevar el progreso a la región.
Pero esta no es toda la historia, ya que la guerra fue una inmensa fuente de ingresos para la industria armamentista, que se benefició de la tendencia actual favorable a la privatización de la guerra, en donde son ahora empresas privadas las contratadas para mandar personal a la guerra, entrenar a los ejércitos locales y realizar todo tipo de servicios, todo esto pagado mediante impuestos del pueblo estadounidense. Por otro lado, tanto el gobierno afgano títere como los talibanes se beneficiaron de la venta de opio al exterior, siendo actualmente Afganistán el país productor de más del 80% de este producto en el mundo [6].
CONCLUSIONES
La derrota de Estados Unidos en Afganistán fue peor que la de Vietnam, ya que la lucha fue perdida ante un grupo, los talibanes, que ni siquiera reciben recursos de superpotencias, lo más son donaciones de alguno que otro millonario árabe o políticos regionales. Los talibanes con su equipo primitivo eran menor en número que el supuesto ejército afgano y aún así estos últimos perdieron de manera estrepitosa. Las élites salieron rápido del país, incluyendo al presidente Ashraf Ghani, mientras otros personajes cambiaron rápidamente de bando y ahora tratan de llegar a acuerdos con los talibanes. El Emirato Islámico de Afganistán se refundó y la teocracia ahora regresará, pero parece que ya no promoverán la yihad internacional y a los grupos terroristas como Al-Qaeda. Los países vecinos de Afganistán ya han intentado entablar relaciones con el nuevo gobierno talibán: particularmente Rusia, China y Uzbekistán se mantienen atentos a no enemistarse con Afganistán, por sus propias experiencias con movimientos fundamentalistas islámicos dentro de sus territorios. Estos países ahora prefieren promover la posibilidad de inversiones en el territorio.
Se debe tomar como positivo el hecho de que Estados Unidos se haya retirado de Afganistán: su presencia en esta región sólo ha alimentado a los grupos fundamentalistas y obstaculizado cualquier intento de lucha revolucionaria, pero el país imperialista ahora deberá pagar las consecuencias y tendrá la obligación de abrirle sus puertas a toda persona que desee huir del país. Sería un acto totalmente cobarde, más no novedoso, que Estados Unidos dejara a todos sus colaboradores a su suerte bajo el gobierno talibán que seguramente los castigará. Será tarea de los propios afganos decidir el rumbo de su país sin la interferencia de potencias extranjeras, que lamentablemente nunca han dejado en paz al país. Por ahora no se perfila un movimiento revolucionario que tenga el objetivo de llevar el pueblo al poder, pero si algo nos dice su historia, es que tarde o temprano esto sucederá.
Jacobo Hernández
Referencias
- https://apnews.com/article/joe-biden-islamic-state-group-afghanistan-europe-middle-east-70451c485d46908ef5c6a83a1de9f0f6
- https://www.theguardian.com/world/2001/sep/18/september11.afghanistan
- https://www.washingtonpost.com/archive/politics/2001/11/05/how-afghanistan-went-unlisted-as-terrorist-sponsor/903bfb89-5877-4e48-87c6-4d76d906fbac/
- https://www.nbcnews.com/id/wbna3340165
- https://www.icc-cpi.int/CourtRecords/CR2017_06891.PDF
- https://www.bbc.com/news/world-asia-58308494
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