A la clase trabajadora.
A nuestros aliados internacionales.
A la vanguardia socialista de todo el mundo.
A los pueblos del este de Europa, Rusia y Estados Unidos.
El Grupo Acción revolucionaria se posiciona de manera contundente a favor de la solidaridad internacional de la clase obrera, condenando la anticipada guerra iniciada por el imperialismo.
Las acciones ordenadas el miércoles 23 de febrero del año 2022, dan comienzo al enfrentamiento entre el creciente imperialismo ruso y el estadounidense. Las únicas víctimas de las acciones bélicas emprendidas por Putin en Ucrania serán los y las trabajadoras y sus familias, quienes
ocuparán la condición de carne de cañón de la oligarquía capitalista rusa, así como de los intereses económicos del capital financiero de EEUU y el FMI.
Nos posicionamos en contra de los gobiernos cómplices del sacrificio obrero en nombre del capital internacional. Con ello nos referimos a los gobiernos alineados a la OTAN colindantes con Ucrania que estén dispuestos a enviar tropas en nombre del imperialismo estadounidense.
Los sucesos históricos que vivimos el día de hoy son el resultado de la necesidad creciente del capital ruso por salir del cerco económico y militar que la OTAN le ha impuesto, con objeto de penetrar en el ex espacio soviético e imponer la sumisión económica y política del este europeo al
imperialismo estadounidense.
El gobierno de Zelenski no escapa de su responsabilidad histórica en el conflicto, sus políticas nacionalistas no han hecho otra cosa que enmascarar, ante los ojos del pueblo ucraniano y del mundo, su subordinación al imperialismo estadounidense. Este nacionalismo es el culpable de llevar a cabo campañas etnocidas que han fomentado el surgimiento de movimientos protofascistas aliados con Zelenski, responsables de la represión y asesinato de la organización proletaria en Ucrania, dándole al régimen de Putin una causa pretexto para enunciar la falsa consigna de “liberación nacional” con la cual justifican su intervención.
Aunque en el fondo resulten legítimas y genuinas las aspiraciones de los pueblos de Donetsk y Luhansk, la política de la libre autodeterminación de los pueblos se basa en la solidaridad internacional de los trabajadores que, en palabras de Lenin “[…] conduce a que se constituyan, del modo más libre, más decidido y por lo tanto más amplio y universal, grandes estados o federaciones de estados que son más ventajosos para las masas y más adecuados para el desarrollo económico.” Por tanto, las corrientes que pugnen por el intervensionismo ruso o estadounidense en Ucrania constituyen una contradicción a este principio, provengan estas
corrientes del interior de Ucrania o de las naciones beligerantes.
Por lo anterior, debemos entender que todas las supuestas reivindicaciones de la OTAN y Rusia por la liberación y/o defensa del pueblo ucraniano no son más que eufemismos que enmascaran la
confrontación, ahora expuesta, de dos esferas de influencia que luchan por seguir avanzando en el terreno geopolítico-económico internacional, lo que para el proletariado del mundo significa someterse a la explotación y despojo de uno o el otro.
Consecuentemente el Grupo Acción Revolucionaria llama a los socialistas de Rusia y Estados Unidos a denunciar y romper con la ideología de la “liberación nacional” de la cual hacen uso sus gobiernos para justificar una guerra que atenta contra los intereses de la clase trabajadora, en cuanto este discurso no hace otra cosa que encubrir el verdadero interés de ambos imperios de afianzar y extender su opresión.
Estas circunstancias nos obligan a exponer de forma más enérgica a los trabajadores del mundo que las confrontaciones imperialistas seguirán existiendo en tanto el orden social imperante no se extinga y continúen rigiendo sobre la tierra los estados de carácter capitalista.
Es imprescindible para los intereses proletarios denunciar las limitaciones objetivas de los intentos diplomáticos del desarme, realizados al interior de instituciones del propio sistema capitalista.
Denunciar pues, las simulaciones que dentro de ellas se llevan a cabo y develar a los ojos de las masas el carácter de extensión de la política internacional imperialista que es la guerra.
En tanto continúe la tendencia de las dos naciones a llevar a cabo sus campañas neocoloniales, a ampliar sus esferas de influencia en todas partes del mundo, la carrera armamentística seguirá adelante. Solo el desarme en el terreno político comercial puede terminar con dicha carrera.
El conflicto militar en Ucrania solo terminará pues, con la supresión del imperialismo y el capitalismo, la “victoria” rusa o estadounidense sólo significará una reorganización militar y económica de cualquiera de las dos naciones que culminará en una nueva escalada de acciones económicas y militares, como la que hemos visto crecer en los últimos quince años entre Rusia y Estados Unidos, llevando a los pueblos a nuevos conflictos bélicos, arrastrándolos a crisis sociales y económicas, las cuales ya se viven hoy en Ucrania.
Con lo anteriormente dicho, no mezclaremos nuestras banderas con el pacifismo burgués y pequeño burgués, que se muestran incapaces de comprender estas contradicciones capitalistas y se conforman con elevar por lo alto las palabras huecas de paz que los burócratas enuncian en
nombre de sus gobiernos en instancias tanto internacionales como nacionales.
Sabemos bien que solo el tránsito a una sociedad libre de estas contradicciones, sin clases, sin nacionalismos puede llevar a un terreno fértil para la paz. Por lo que reconocemos que la única oportunidad ante estas penosas circunstancias de la clase obrera es la de elevar sus consignas por encima de los discursos nacionalistas, progresistas, pacifistas, burgueses o anarquistas; con el fin de aprovechar el debilitamiento político de los gobiernos capitalistas en conflicto.
El alza en los precios del petróleo, la caída de las bolsas, la inflación sobre los productos básicos de subsistencia, que el conflicto bélico produce y producirá solo pueden significar una desgracia para los y las trabajadoras que tendrán que someterse, con el mismo salario, a precios más altos, por lo que ningún gobierno u organización puede ver como una oportunidad económicamente favorable para sus intereses a la guerra.
Cualquier nación o pueblo debe sentirse avergonzada si su prosperidad económica se ve sustentada en el sufrimiento que representa para otro pueblo el conflicto armado por lo que las naciones, con el fin de evitar dicho sufrimiento, deben de abstenerse de abastecer con recursos
para la guerra a los estados beligerantes, cualquiera que opine lo contrario mantiene posiciones nacionalistas o reaccionarias y atenta contra los intereses de la clase obrera.
Frente al conflicto bélico imperialista proponemos las siguientes consignas:
Llamamos a la solidaridad internacional de la clase obrera.
Cese de toda intervención militar extranjera sobre Ucrania y sus provincias separatistas.
Gobierno Obrero independiente en Ucrania
¡Guerra a la Guerra!
Levantamientos populares en contra de los gobiernos beligerantes, no a los nacionalismos, no a la consigna Rusa y estadounidense de “liberación nacional ucraniana”.
Llamamiento a todos los soldados rusos y estadounidenses a ser objetores de conciencia.
Alto al financiamiento de la guerra imperialista. Impago de la deuda al FMI de todos los países.
Ni un solo recurso para la guerra. Cese de todas las exportaciones petrolíferas a los gobiernos capitalistas ruso, estadounidense y sus gobiernos aliados.
Sabotaje en el frente a las operaciones militares de Rusia y la OTAN.
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