49° DÍA MUNDIAL DEL MEDIO AMBIENTE EN LA SEXTA EXTINCIÓN

Este domingo 5 de junio se conmemoró el Día Mundial del Medio Ambiente, el cual se proclamó desde 1973 por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) con el objetivo de concientizar sobre la problemática ambiental. Cada año lo auspicia un país diferente, este 2022 el anfitrión y organizador fue Suecia, un país “verde” ya que sus emisiones de CO2 por unidad de PIB (3,8 toneladas) están muy por debajo del promedio de la OCDE (9,2 toneladas). Mientras que sus multinacionales se encuentran en diferentes países promoviendo fast fashion (H&M), minería (Svedala Industri) e incluso una corporación que no sólo les paga mal a los artistas, sino que usa su dinero para financiar la guerra (Spotify). Un país que se encuentra dentro de los primeros 10 en Índice de Desarrollo Humano, pero que explota a trabajadores fuera de su frontera. A pesar de ello, hasta los países colonizadores sienten las consecuencias del acelerado cambio climático, dado que dependen de los recursos tanto naturales como humanos, de los países “subdesarrollados” o, mejor dicho, colonizados.

Ante la injusticia social y climática, alrededor del mundo miles de personas, principalmente jóvenes, se han movilizado en distintos países luchando contra el cambio climático. El movimiento más reciente puso en foco a científicos pertenecientes al grupo de Scientist Rebellion, cuyo objetivo es que los gobiernos actúen ante la crisis ambiental. La noticia dio la vuelta al mundo y se volvió viral en diferentes medios: 21 científicos europeos fueron detenidos por encadenarse y bloquear un puente en Glasgow durante la COP26 y científicos españoles lanzando pintura y empapelando el Ministerio de Transición Ecológica. Mientras tanto, en México asesinan, amenazan y desaparecen cada día a defensores del ambiente por procurar el bienestar de su familia, su comunidad y la naturaleza, donde obtienen recursos para sobrevivir e implica tradiciones culturales ancestrales que les han permitido respetar y comprender el entorno del que forman parte. El sistema los ha mantenido marginados y privados de varios derechos fundamentales como la salud, o una vivienda digna. Si bien ambas luchas parecen ir con un objetivo similar, los contrastes son evidentes.

Este tipo de movimientos significa un despertar de conciencia que intenta llegar a todas las personas posibles. Sin embargo no es suficiente con promover una carta de buenos deseos, es necesario que el ambientalismo actual se forme desde una crítica social y política, ya que sin ello no se podrá generar algún cambio. El despertar de conciencia no es suficiente si no hay un actuar real que dé pie a un análisis más profundo. Las acciones individuales nunca serán suficientes si no hay una consciencia colectiva y una perspectiva de clase para entender cuál es nuestra lucha.

Estamos en un punto crítico. Varios científicos alertan que la vida en el planeta se encuentra en la sexta extinción masiva. Las 5 anteriores se han dado por factores naturales, mientras que ésta es la primera en la que unos cuantos individuos de una sola especie son los responsables de la desaparición de cientos de miles de individuos de diferentes especies. La reducción y destrucción del hábitat causada por diversos factores, es suficiente evidencia para afirmar el punto crítico en el que nos encontramos. La pérdida de especies es sólo la punta del iceberg de la explotación desmesurada que ha causado el capitalismo, y que el punto de quiebre lo marca la pérdida de regeneración y adaptación de los ecosistemas. Ésto pone en peligro el equilibrio ambiental que permite tener aire respirable, agua, comida y condiciones de temperatura óptimas para la vida.

No basta con declarar una emergencia climática ¿de qué sirve escribirlo en papel? ¿Eso lo hará más real de lo que ya es? No se debe pedir a la clase política que actúe para detener el cambio climático, como lo hace el movimiento de Scientist Rebellion. El que las personas en el poder digan en voz alta y acepten el hecho de que nos encontramos en una crisis ambiental no sirve si no se actúa para aminorar las consecuencias. Esas personas no actuarán en contra de sus propios intereses individuales y egoístas. Incluso pueden buscar alternativas en dado caso que la vida de este planeta muera. Para esas personas es más fácil lanzar cohetes al espacio buscando nuevos lugares que colonizar, a dejar de construir edificios que cada vez menos personas pueden habitar por sus altos precios. Es más viable que construyan una nave que lleve a las personas que puedan pagar por un lugar, mientras los robots se quedan a limpiar la Tierra. En este sistema las ganancias van antes que cualquier vida.

¿Entonces cuál es la solución? ¿Cuál es nuestro papel cómo juventud ante la crisis ambiental y climática que vivimos y que aumentará en los próximos años? Desde el Grupo Acción Revolucionaria hacemos el llamado a politizar el discurso ambientalista, el cual sólo toma en cuenta la esfera social y ambiental, dejando de lado la necesaria discusión y análisis político nacional e internacional. De igual manera es imperante la necesidad de aumentar el presupuesto para la ciencia y la tecnología, también para las universidades públicas en general, ya que se requiere trabajo multidisciplinario ante diversos problemas de escala global y diferentes vertientes, sin olvidar el compromiso que se tiene con el pueblo obrero y campesino, el cual es el que sufre con mayor fuerza las consecuencias de la crisis. Sin embargo, este compromiso ha sido olvidado por universidades públicas como la UNAM, en donde el servicio social se mantiene en el sector privado, por lo que es nuestro deber rescatarlo y conquistar un modelo de universidad al servicio del pueblo trabajador..


Alejandra Báez Merino

¡Construyamos una alternativa ambientalista y socialista!

¡Ecosocialismo o barbarie!

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