Las elecciones de la consejería técnica en la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) arrojaron resultados positivos, puesto que las candidaturas emanadas de la Asamblea General (AG) ahora ocupan el puesto de la Consejería Técnica estudiantil, dos como titulares y dos como suplentes, así como el de profesores/as Hora, Semana, Mes o profesores/as de asignatura.
Como se ha señalado por parte de las y los compañeros electos por la AG, la victoria obtenida es resultado de la organización sostenida que se ha tenido entre sectores y sobre todo una vinculación permanente con el que históricamente ha sido el espacio que se ha opuesto al desmantelamiento de la ENAH desde el 2018, un espacio que ha mantenido una vinculación permanente entre sectores y es ahí donde reside una de sus fortalezas. Cabe retomar el carácter histórico de la elección por su programa común, a partir de una constante discusión y articulación con las bases que sostienen la lucha estudiantil y docente con miras a la transformación de la ENAH.
¿Bastará con este espacio?
Sostenemos que no, sin duda es un paso muy importante que la AG, la cual ha sostenido la lucha con el objetivo de parar el desmantelamiento de la ENAH, haya ocupado espacios dentro de la Consejería Técnica. Como lo ha mostrado en su programa, existen miras en el mejoramiento de las condiciones laborales, la democratización de la escuela, la reestructuración con la relación del INAH y el aumento presupuestal a la misma (demanda histórica). Las coincidencias programáticas cristalizan una intención por una transformación de fondo, no obstante, se debe superar el voluntarismo, fortalecer la organización ya que el cambio que necesita la institución es una apuesta grande. La voluntad ha existido en las ahora consejeras y consejeros impulsados por la AG, existe en las movilizaciones dadas a las 6 am, las que se han desarrollado a las 11 pm, en las discusiones por construir la lucha, en las comisiones, etc. El apunte no trata de deslindar la constante vinculación que habrá de tener con el movimiento y las bases de los sectores en lucha, sin embargo, existe una limitante estructural en el espacio, en la ENAH y a nivel superior en el INAH, por la estructura y las luchas de poder e intereses que pugnan los diferentes grupos de poder que se mueven en los puestos burocráticos..
Es importante preguntarnos ¿qué ENAH queremos? Desde la Juventud Revolucionaria sostenemos que se necesita una ENAH popular, con educación digna, que atienda las necesidades específicas de la comunidad, el estudiantado necesita y se merece estudiar en las condiciones más dignas posibles y eso incluye una dignificación laboral de sus docentes y demás trabajadores, desde la basificación y la justicia laboral, mejoras en infraestructura, entre otros puntos.
¿Hacia dónde vamos como estudiantes?
El sector estudiantil tendrá que impulsar la lucha de sus demandas específicas, por un lado, decimos que desde el espacio de la consejería necesitamos una articulación con la movilización fuera de la institución, emitir las demandas generales y específicas del sector a través de la representatividad que se tiene con las y los compañeros en este espacio, sin embargo, es de vital importancia recuperar la organización, en primer lugar retomar la tradición histórica de organizarse en colectivos y organizaciones políticas y segundo, retomar las asambleas por licenciaturas y las asambleas estudiantiles.
Es importante resaltar las necesidades estudiantiles, sus demandas no han sido cumplidas, la pandemia ha expuesto la agudización de la exclusión de la educación a nivel superior, la pedagogía de las clases en línea no cubrió las necesidades estudiantiles, tampoco la infraestructura, puso en la mesa la discusión de la importancia de aumentar el presupuesto y que sea utilizado verdaderamente para cubrir las necesidades del sector. La agudización del capitalismo ha aumentado los precios de la canasta básica, ha obligado a la juventud a entrar a un mercado laboral que le ofrece miseria y super explotación, los salarios son paupérrimos y el estudiantado ha tenido que recurrir a diferentes formas de subsanar su educación, sacrificando tiempo que podría ser utilizado para dispersión o más tiempo a su formación.
Los recientes “tianguis” que se han llevado a cabo en la UNAM han mostrado la carestía de la vida que tiene el sector estudiantil, la organización que se desarrolló en esas actividades fue la necesidad económica del estudiantado y su rechazo ante la criminalización de sus actividades económicas de subsistencia. Eso pone en la mesa un tema que no es ajeno a la ENAH, hablamos de las becas que han tenido una disminución en los meses que se reciben.
Es necesario levantar mesas de discusión que pongan de manifiesto nuestras demandas. Hasta hace poco gracias a la lucha y presión de las y los estudiantes se ha logrado entablar diálogo con autoridades del Instituto para discutir el Programa Inmediato de Atención a la ENAH (PIA). Programa que pretende retomar algunas de las necesidades y exigencias para la escuela y su comunidad. Sin embargo, resaltamos que los puntos mencionados en el PIA no atienden a las necesidades y cambios estructurales que se han demandado para la escuela. Si bien, la cuestión de infraestructura es importante, es primordial la discusión para reestructurar la ENAH, que también se está planteando discutir en la segunda fase del congreso reconstituyente. En ese sentido, enfatizamos en que la lucha y la invitación a la organización continúan pues sigue existiendo una deuda histórica con la escuela.
No queremos cerrar la reflexión sin mencionar que el regreso a clases requiere de este diálogo en cuanto a la ENAH que queremos: son necesarias becas que garanticen que los y las compañeras puedan continuar sus estudios, además de generar las condiciones y los espacios dignos para las y los estudiantes como comedores con precios accesibles. Se requieren viáticos para el trabajo de campo que cubran los gastos necesarios del estudiantado y autobuses para estas salidas.
Si bien estas demandas son urgentes para el sector estudiantil, representan un piso mínimo que fácilmente puede perderse por las constantes embestidas históricas a la educación pública. Enfatizamos que estas exigencias deben ir acompañadas de una reflexión que se oponga a una educación mercantilizada y luchar por un modelo de universidad al servicio de las clases oprimidas, acompañada por la democratización de nuestros centros de estudio. En ese ánimo de organización les invitamos a sumarse al comité de la Juventud Revolucionaria en la ENAH, agitemos sobre las necesidades estudiantiles, organicémonos y cambiemos el rumbo de la ENAH.
¡Del cuestionamiento del salón de clases a la lucha de clases!
¡Revolución, insurgencia y rebeldía!
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