EL CUBÍCULO ESTUDIANTIL DEL ANEXO DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA, UNA HISTORIA

-En memoria de Susy y en memoria de Yessi

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), así como el Instituto Politécnico Nacional (IPN), tienen una larga tradición de lucha por la conquista de espacios estudiantiles que han permitido ser los puntos de organización y articulación de la defensa de la educación pública, los derechos de las y los estudiantes, así como ejercer solidaridad con el conjunto de las luchas del pueblo pobre. Ejemplos sobran, uno de ellos, el del Cubículo Estudiantil del anexo de la Facultad de Ingeniería, que este 2 de octubre de 2022 cumple 22 años en posesión del movimiento estudiantil.

Fue un 2 de octubre del 2000, en la conmemoración de los 32 años del movimiento de 1968, donde un grupo de hombres y mujeres, jóvenes de distintas carreras que se imparten en la Facultad de Ingeniería, asumieron la tarea de tomar el control de un espacio que facilitara la organización y defensa de la educación pública en la Facultad de Ingeniería.

Esos jóvenes, esas jóvenes, en su totalidad, venían de participar de la huelga de 1999-2000, que se sostuvo el Consejo General de Huelga por más de 10 meses, por la defensa de la Universidad pública y gratuita y por la defensa educación pública en su conjunto.

Producto de esa huelga que movilizó al estudiantado de facultades y escuelas de orígenes conservadores o abiertamente recargados a la derecha, es que un importante Comité de estudiantes de Ingeniería, se organizó para liberar un espacio físico que les permitiera organizarse mejor bajo las nuevas condiciones imperantes en ese entonces en la UNAM.

A la convocatoria de la movilización del 2 de octubre llamaron a participar con amplia agitación a la comunidad de la FI, sin embargo, no asistieron a la marcha. Las autoridades universitarias de la Facultad de Ingeniería, que para entonces habían emprendido una ardua campaña para aniquilar los remanentes del reciente movimiento estudiantil, nunca imaginaron que ese día, ese pequeño Comité con no más que sus voluntades para continuar organizándose, ese día tomaría la antigua Dirección de la División de Ciencias Básicas Ciencias, lugar donde se ha levantado por 22 años el CEAFI.

La parte más fácil fue la toma, lo difícil fue sostener el espacio las siguientes semas y meses pues varios intentos sucedieron a ese 2 de octubre de 2000, varios de ellos encabezados por las mismas autoridades de la facultad de ingeniería, de la mano y abiertamente con un grupo porril que para ese entonces existía en la Facultad, la llamada “Porra Pi”.

Durante el primer semestre de 2000, quien fuera el Jefe de la División de Ciencias Básicas, Bernardo Frontana, junto con el Coordinador de Programas de Atención Diferenciada para Alumnos (COPADI), Pablo García, personal de vigilancia UNAM y una veintena de porros, trataron de recuperar el CEAFI, encontrando una férrea resistencia por parte de quienes unos meses atrás lo habían ocupado y mantenido, haciendo guardias 24/7.

Ante el infructuoso intento por recuperar dicho espacio y la nula respuesta de la comunidad estudiantil y académica para condenar la toma a favor de las autoridades de la FI, los funcionarios del gobierno local fueron escalando en acciones cada vez más restrictivas y violentas.

Durante ese semestre y por un breve lapso de un fin de semana, lograron ingresar al Cubículo para soldar las puertas y colocar candados bancarios, mismos que fueron abiertos por los estudiantes en resistencia con ayuda de compañeros y compañeras de las Facultades de Ciencias, Contaduría y Trabajo Social.

Cada nuevo intento de las autoridades era repelido por los remanentes organizativos y movilizados tanto de la propia Facultad de Ingeniería, como de otras Escuelas y Facultades. En toda la UNAM se vivía el mismo fenómeno, pues la reciente huelga había renovado generaciones de activistas estudiantiles y había consolidados decenas de nuevos espacios de organización y resistencia que, por principio, se solidarizaban unos con otros en la defensa de los espacios y frente al acoso constante de las autoridades universitarias.

Con esos procesos desarrollándose en toda la UNAM, resultó imposible para las autoridades universitarias consolidar una recuperación de espacios tomados por comunidades organizadas de estudiantes; no pudieron con una sola incluyendo la Facultad de Ingeniería.

En el caso de Ingeniería, la molestia, el desprecio y podría decirse “odio” por parte de un sector académico y de las autoridades universitarias, estaba motivado en gran medida por el conservadurismo y un enquistado pensamiento reaccionario de décadas, que concibió como un reto, una afrenta, un insulto, que existiera uno de los primeros espacios de organización independiente no visto en décadas. Era impensable para las autoridades, así como para un sector conservador que, desde fuera de la UNAM, veía como un insulto la consolidación de procesos de izquierda en dicha Facultad.

A las calumnias siguieron los actos violentos; atentados con petardos e intimidación de activistas estudiantiles dentro de las instalaciones, fue la constante los meses siguientes, llegando incluso a desmantelar el cubículo de la misma forma como se hizo con el auditorio Che Guevara de la Facultad de filosofía y letras, donde igualmente arrancaron las paredes y pisos del Cubículo.

Por la fecha en que se desarrolló la toma, el Cubículo originalmente se llamó “Cubículo estudiantil 2 de octubre”, y en él se albergaron expresiones políticas diversas que tenían su origen en la reciente huelga del CGH, como los sectores “ultras” que rápidamente derivaron hacia el anarquismo, así como sectores más identificados con el marxismo y hasta con el perredismo, muy en boga en ese tiempo.

La diversidad de corrientes y tendencias que se expresaban en el espacio físico, lejos de ser su fortaleza, terminó siendo su punto débil. A los años que siguieron de la resistencia rápidamente surgieron las disputas internas y el espacio, al igual que el movimiento estudiantil, comenzó a decaer manifestándose en prácticas de comercio local bajo el pretexto de obtención de recursos de autofinanciamiento, así como en la abierta utilización del espacio para actividades distintas a la de la defensa de la educación y la solidaridad con las luchas populares.

Lo anterior terminó por reventar en el 2003 cuando las posiciones se enfrentaron físicamente. Ello derivó a la realización de una asamblea general de la FI para recuperar el espacio y ordenarlo de acuerdo a sus objetivos iniciales: un espacio de organización para la lucha estudiantil y popular, en solidaridad con las luchas del pueblo pobre. Derivado de la asamblea se acordó que no podía haber violencia entre las expresiones que convergen en un mismo espacio, que dichos promoventes debían ser expulsados; que no habría comercio local en el espacio estudiantil; que todas las actividades irían encaminadas a sostener el espacio estudiantil como un espacio autogestivo, libre de alcohol, drogas y demás actividades que pusieran en riesgo el espacio ante el acoso constante de las autoridades; que se respetaba la diversidad de ideas y la identidad colectiva de las expresiones que ahí convergían, sin minimizarlas y con la libertad de conquistar su derecho a existir. Así se ha mantenido en estos 19 años posteriores.

Después de una reorganización en otras condiciones y estableciendo los principios y moral revolucionaria, la actividad ya no fue tan atractiva y la concurrencia bajó. Aún así hubo participación de “el Cubo” en el llamado del EZLN a la transformación de los “Aguascalientes” en “Caracoles”; a las movilizaciones contra la Organización Mundial de Comercio en Cancún; a las luchas de resistencia contra los planes de Vicente Fox de establecer los bonos educativos y continuar con los planes de privatización en la educación pública.

Las modificaciones a los planes y programas de estudio de las entonces 12 carreras de ingeniería, dio un empuje y realce al espacio pues ahí se organizó la oposición a la tecnificación de las carreras de ingeniería, que era el resultado de dicha reforma. Se articularon nuevamente asambleas de miles y se movilizaron cientos más activamente, incluso realizando una marcha alrededor del circuito universitarios, en momentos en donde el movimiento estudiantil universitarios estaba casi pulverizado, incapaz de salir del reflujo que dejó la huelga de 1999-2000 y la posterior represión y expulsión de cientos de activistas de la UNAM. Era un tiempo distinto, era el segundo semestre de 2004 y el primer semestre de 2005.

Detrás de esa experiencia, en “el Cubo” se fundaría el Grupo de Acción Revolucionaria quien absorbería una parte importante de activistas de esa reciente experiencia de lucha y que hasta la fecha, con otras generaciones de estudiantes, organiza el espacio político. También en “el Cubo” estaba presente una célula del Comité Estudiantil Metropolitano que desaparecería al finalizar esa década. Ambas expresiones darían importantes batallas durante esa década: la articulación de luchas contra la modificación a la Ley del ISSSTE del año 2007; la movilización contra el Foro Mundial del Agua; la lucha contra la militarización y violencia del Presidente Calderón; la lucha contra las reformas a la Ley Federal del Trabajo; las luchas en solidaridad con los electricistas del SME y contra la desaparición de Luz y Fuerza del Centro.

También durante esa década, el CEAFI albergó al Colectivo “Udiversidad”, una agrupación de homosexuales, lesbianas y personas trans, estudiantes de la UNAM, cuyo referente inmediato era el colectivo “GUDS-UNAM”, que desapareció a inicio de la década de los 2000.

En ese mismo tiempo y hasta el día de hoy, el CEAFI se consolidó como un espacio alternativo para la impartición de talleres de todo tipo para el esparcimiento y el crecimiento de la comunidad de la facultad de Ingeniería ante el constante cierre de espacios culturales en dicha Facultad. Desde el tango, la salsa y el capoeira y la danza árabe han pasado por el CEAFI.

Pero antes, a principios del mes de octubre del año 2005 se fundaría en el Cubículo la Brigada Multidisciplinaria de Apoyo a las Comunidades de México, rescatando el principio del CGH de la lucha por la vinculación de la Universidad con el pueblo y por la recuperación del verdadero servicio social de las instituciones de educación pública.

Esta Brigada se creó como respuesta para ejercer las acciones de solidaridad por el paso del huracán “Stan” al sur del estado de Chiapas y la consecuente devastación que provocó. La primera Brigada, de 15 personas, se realizaría a la Ciudad de Tapachula en enero de 2006 con cerca de 4 toneladas de víveres y medicamentos para las comunidades afectadas. Desde entonces se ha venido realizando dicha Brigada solamente interrumpida por la pandemia del SARS-CoV2 por un periodo de año y medio. La más reciente edición se realizó en el verano de 2022, 16 años después de su primera experiencia y todo ello organizado desde el Cubículo Estudiantil del Anexo de la Facultad de Ingeniería.

Por el Cubículo han circulado centenas de estudiantes; ha sido el punto de articulación de procesos de lucha de la última década como el #YoSoy132 en 2012, o la lucha por la presentación con vida de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014. Asimismo, ha sido el espacio de articulación para las luchas contra las reformas estructurales del Presidente Peña Nieto, particularmente la energética, siendo este cubículo el espacio donde se coordinó la realización de la única movilización independiente de rechazo a la reforma energética de Peña Nieto en el año2013. También fue epicentro del apoyo hacia los damnificados por los sismos del 7 y del 19 de septiembre de 2017 y la posterior campaña de reconstrucción.

Desde este espacio de organización se vio surgir a la organización de mujeres feministas socialistas “Rosas Rojas”, en el año 2009. Dicho sea de paso, esta sola acción representaba un quiebre importantísimo para un espacio estudiantil en una comunidad, la facultad de ingeniería, históricamente en su mayoría de población varonil.

Desde el CEAFI, Rosas Rojas empujó importantes movilizaciones en 2014 y 2015 con los familiares de mujeres desaparecidas y víctimas de feminicidio; así como la articulación de las luchas por la conquista del aborto legal, seguro y gratuito; siendo este espacio uno de los primeros articuladores de la réplica a las movilizaciones que se desarrollaron en Argentina en 2018, culminando en una gran movilización nacional en el centro de la Ciudad de México; impulso que duró hasta el 2020.

El CEAFI también jugó un rol importante en la solidaridad activa con las luchas del IPN en 2014 y en las movilizaciones por la expulsión de los porros de la UNAM en 2018.

Han sido múltiples las experiencias y aprendizajes a 22 años de la toma del Cubículo Estudiantil del Anexo de la Facultad de Ingeniería; estas líneas demuestran que aquel objetivo histórico que se propuso ese pequeño grupo de estudiantes de ingeniería en el año 2000 y que se refrendó en 2003, se ha cumplido y se seguirá cumpliendo. Corresponderá a las nuevas generaciones retomar parte de esta historia, que no es más que una que permite mantener viva la memoria, para sacar nuevas conclusiones y conservar un espacio de lucha para la articulación de nuevas generaciones y nuevas luchas del pueblo pobre, hasta alcanzar el triunfo; hasta vencer.

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