DIEGO GALVÁN
A un año de iniciar el presente genocidio en Gaza, Israel abre un nuevo frente de guerra y una nueva ocupación en la región. En esta ocasión, Líbano sufre los avances militares del estado sionista. La intromisión de Israel en Líbano no es un hecho aislado ni nuevo, pues desde aspectos ideológicos hasta materiales, Israel en su corta historia ha tenido intereses en el país del cedro. Con esto, el país sionista expande la guerra y no da indicios de retirada.
Líbano: fallido títere francés
Cuando Francia ostentaba mandatos en Siria y Líbano, al finalizar la Primera Guerra Mundial, llevó a cabo una serie de políticas económicas y espaciales con la finalidad de menguar el poder de los sirios y para fortalecer a la población cristiana de Líbano. Siria tiene una composición poblacional mayormente musulmana y sus habitantes han estado más emparentados, tanto cultural como étnicamente, con el resto de los árabes en la región. Por ese motivo, Siria ha levantado junto con otros países como Egipto un discurso panarabista que pretende establecer una gran nación árabe. Esta ideología contrasta con la identidad sectaria que Francia impulsó en Líbano por medio de la apelación al cristianismo. Esta estrategia ideológica estuvo acompañada de esfuerzos espaciales, como el establecimiento de fronteras que separaban comunidades políticamente activas o la otorgación de puertos comerciales importantes dentro del territorio libanés a fin de mermar la economía siria.
En suma, Líbano se proponía como un proyecto colonial que pudiera reforzar la presencia francesa en la región. Sin embargo, al tiempo que Francia misma perdía fuerza en el escenario internacional, Líbano era testigo de sus propios desarrollos internos que impidieron una mayor influencia europea en él. Sin embargo, la experiencia Libanesa y Siria es un ejemplo del imperialismo occidental en la región.
Hostilidad histórica de Israel en Líbano
Las tensiones creadas al interior de Líbano fueron incrementando tras la Segunda Guerra Mundial. El proceso de despojo, expulsión y resistencia palestina fueron un factor importante para que la situación en Líbano empeorará. El establecimiento de Israel creó una crisis de refugiados en Líbano, además de convertirse en la base principal de la Organización por la Liberación de Palestina (OLP) después de que ésta fuera expulsada de Jordania. Las tensiones terminaron en una guerra civil en 1975 que hicieron enfrentar, por un lado, a las fuerzas pro-palestinas, chiitas y con apoyo de partidos de izquierda contra las fuerzas del partido conservador denominado como las Falanges Libanesas lideradas por la familia presidencial de los Gemayel.
En aquel momento, Israel intervinó en apoyo de las Falanges. Esta alianza pretendía mantener en el poder un gobierno favorable al sionismo y al mismo tiempo asegurar la expulsión de los refugiados palestinos y de la OLP de su frontera norte. Israel ocupó los territorios del sur y, con ayuda de las Falanges, llevó a cabo múltiples matanzas en los campos de refugiados palestinos: con ello, el sionismo perseguía sus víctimas incluso fuera de la Palestina ocupada. La entrada militar en Líbano por parte Israel tuvo serias consecuencias, no sólo por la cantidad de palestinos que masacraron, sino, porque esa presencia hostil da paso a la radicalización de una parte de la población. Por ejemplo, el movimiento Hezbolá surgió en la década de los ochenta y representó una forma de oposición a las campañas militares israelíes al sur de Líbano.
El avance sionista en Medio Oriente en la actualidad
El 16 de octubre de 2024, Israel asesinó a Yahya Sinwar, líder del grupo Hamás. Este hecho llevó a la opinión internacional que se podría llegar a un acuerdo de paz, pues incluso la contendiente a la presidente de EUA, Kamala Harris, consideraba esta posición viable. Contrario a la opinión del planeta, las semanas que siguieron al deceso del líder fueron las más violentas que Gaza ha sufrido en los últimos meses. Lo mismo sucedió el 28 de septiembre cuando murió Hassan Nasrallah, antiguo líder de Hezbollah. La muerte de este personaje no detuvo la actual invasión israelí al país del cedro.
Comprendemos que los movimientos islámicos paramilitares no ofrecen verdaderas soluciones proletarias para la población de la región, sin embargo, es innegable reconocer que la “lucha contra el terrorismo” es una herramienta discursiva que le sirve a Israel para realizar y mantener el genocidio del pueblo palestino, así como para la intervención militar en los países vecinos. A Israel nunca le ha importado, y nunca le importará, la desaparición de la terrorismo: las propias Fuerzas de Defensa Israelís son una organización terrorista que constantemente aterroriza a la población palestina.
Al momento de escribir este artículo, Israel llevó a cabo un ataque aéreo contra la ciudad iraní de Teherán. Aunque las hostilidades existían ya con Irán, este ataque reafirma los frentes bélicos que Israel refuerza contra cinco de sus vecinos en la región. Tras el paso demoledor de los tanques y los misiles, el aparato militar israelí deja libre tránsito a otras industrias económicas como lo es la infraestructural y la energética que pronto maquinan planes mal llamados de desarrollo e inversión. Al igual que los asentamientos ilegales en Cisjordania, estos proyectos le permitirían al sionismo ganar recursos y terreno permanentes fuera de las fronteras israelíes. Al igual que en las mayores guerras del siglo pasado, el imperialismo demuestra que la apertura de nuevos mercados requiere de la violenta anexión de aquellos espacios que le permiten acrecentar el capital. Cuando Israel termine su ofensiva en Gaza, lo que quedará es todo un mercado israelí acaparando el gas en sus costas, construyendo viviendas que sólo los israelíes podrán ocupar y una centena de nuevos asentamientos en el Medio Oriente.
¡Fuera al sionismo de Medio Oriente!
¡Alto al fuego y al imperialismo asesino!
¡Desde el río hasta el mar, Palestina vencerá!
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