El movimiento estudiantil por los comedores subsidiados.

Nikte’ Ha’ Segovia. Juventud Revolucionaria.

El movimiento por la alimentación de calidad y asequible en la universidad ha sido protagonista estos últimos meses dentro de la UNAM. Alrededor de diez escuelas entraron en paros estudiantiles con esta demanda, con múltiples asambleas y movilizaciones que se han dado en los distintos planteles, tanto en bachillerato como universitario.

Esto dio inicio a nivel bachillerato en la Preparatoria 2 dónde el estudiantado organizado realizó cierres de avenidas y paros de labores para demandar comedores comunitarios en las instalaciones de su escuela. Esta fue la chispa que dio inicio a una coyuntura que sigue vigente en la universidad.

La privatización de la alimentación en la UNAM

Para entender la masividad y atención que ha recibido este movimiento es importante comprender la realidad del estudiantado en cuanto a la alimentación.

Dentro del circuito principal de Ciudad Universitaria (CU) se encuentra la concesionaria privada más cara de la universidad, Café Diseño. En el caso de la Facultad de Arquitectura contaban con un menú de alrededor de 96 pesos, el cual era uno de los precios más inaccesibles para el estudiantado. El mismo estudiantado de esta facultad denunciaba el pésimo servicio que se daba para el precio, por lo que en marzo realizaron una toma de la concesionaria y en su lugar comenzaron a organizar ollas comunitarias para la comunidad.

Las opciones para alimentación no son económicas para el bolsillo estudiantil: precios rondan en cien pesos, con poca calidad y variedad, así como servicios con constantes quejas por problemas de higiene. Un ejemplo de esto fue la cafetería Cibarium de la Facultad de Ingeniería, que en 2024 tuvo varias denuncias por la aparición de larvas y otros insectos en los alimentos, lo que llevó, entre otras causas, a un paro estudiantil. 

La burocracia de la UNAM ante la problemática únicamente responde con su Programa de Apoyo Nutricional, que funciona como un sistema de becas donde el estudiantado puede ir a alguna cafetería de este tipo para recibir una comida al día de forma gratuita. Este no es un programa universal, se otorga alrededor del 10% de la matrícula de cada escuela, siendo en algunas inclusive menor a esta cifra. Otro aspecto a considerar es que es incompatible con otros apoyos universitarios, como la beca de movilidad para quienes deben transportarse largas distancias. Finalmente, este programa solo se otorga a quienes tienen promedios bajos.

La conclusión es evidente: no existen alternativas de alimentación completa para las y los estudiantes que sea accesible y de calidad. La mayoría de la venta de alimentos en la UNAM se da desde empresas privadas, como la Fundación Carlos Slim. ¿Qué hace uno de los hombres más ricos del mundo monopolizando los apoyos alimenticios en una universidad pública y autónoma? Hay que decirlo con claridad: A un multimillonario no le interesa la calidad de los alimentos que reciben las y los estudiantes, sino, el dinero que puede generar dentro de la universidad, como si esta fuera un negocio.

La organización estudiantil, el arma contra la privatización de la UNAM

En marzo surge el Frente Alimentario Estudiantil (FAE) para la unidad entre distintas facultades y escuelas para la lucha por la alimentación, con la consigna central de comedores subsidiados. El FAE está conformado por las facultades de Arquitectura, Ingeniería, Medicina Veterinaria y Zootecnia, Química, Filosofía y Letras, Psicología y la ENES Mérida. El método que reivindican es la representación democrática estudiantil a través de asambleas de base en cada una de las escuelas, a través de las cuales se reivindican vocerías donde cada facultad tiene derecho a voz y voto.

Este método ha logrado representar a estudiantes de distintas escuelas en asambleas interuniversitarias con aforos de hasta quinientas personas. También se construyó un pliego petitorio unitario con la demanda de la creación de comedores subsidiados a nivel nacional dentro de la UNAM. Este se entregó con una manifestación: marcha desde la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales y cierre de Avenida Insurgentes por una hora.

Los comedores subsidiados es una herramienta que busca expulsar a las concesionarias privadas de la universidad, que el presupuesto público se dirija a la alimentación. Los comedores que se luchan no son solo para estudiantes, también para trabajadores y docentes. Se exige que se recontrate a quienes actualmente trabajan en las cafeterías a los nuevos comedores para que conserven sus empleos, con derecho a la sindicalización y Contrato Colectivo de Trabajo, salario digno y todas las prestaciones laborales que establezca la ley.

Disputamos la redistribución del presupuesto universitario contra la burocracia dorada universitaria. Los comedores subsidiados son un golpe directo a los contratos millonarios que se negocian dentro de la UNAM. En pocas palabras: la disputa es directamente hacia la pequeña burguesía y la burguesía que controla económicamente la universidad y la privatiza.

Reivindicamos el subsidio y no solo la autogestión. Las ollas populares son estratégicas, sin embargo, no deben ser el fin último. Si conquistamos los comedores bajos las condiciones ya mencionadas, estamos democratizando el presupuesto y arrancándole una parte a la burocracia universitaria que lo gasta en sueldos millonarios. Entramos en una disputa política por la administración de la universidad pública al servicio de la clase trabajadora.

La victoria de los comedores será solo la primera de muchas.

La consigna sobre la alimentación es transicional hacia otras consignas esenciales: el transporte, la derogación de cuotas de titulación y posgrados, la lucha contra la violencia machista y de género. En ese sentido, lo que reivindicamos como Juventud Revolucionaria no es una lucha a la vez, sino, conquistas tácticas en cada coyuntura para obtener victorias materiales y concretas.  

Creemos que centrar los esfuerzos en cada una de las demandas, a la vez que se abrazan las otras, ayuda a tener el panorama claro y realista. La democratización de la UNAM no se dará inmediatamente, sino, conquistado con demandas claras y puntuales. Mientras vamos ganando la batalla por la alimentación digna y accesible, podemos ir dando avances en otros escenarios.

Las victorias también son tácticas, y ayudan a elevar los ánimos de quienes luchamos. Si el movimiento estudiantil sale adelante con los comedores subsidiados, la lección será que pueden lograr aún más. Pero para esto necesitamos también tener claridad y comprender la necesidad de una vanguardia que lidere el movimiento y lo dote de herramientas para organizarse en su escuela. Necesitamos reivindicar el proceso asambleario y de vocerías para que la lucha sea democrática.

¡Alimentación primero, al hijo del obrero, alimentación después, al hijo del burgués!

¡Por comedores subsidiados a nivel nacional en toda la UNAM!

¡Por un movimiento estudiantil permanente y democrático!

¡Fuera Fundación Carlos Slim y todas las concesionarias privadas de la universidad!


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