Lucio Guerrero
Contradictoriamente a lo pregonado en campaña, Andrés Manuel López Obrador (AMLO) revivió el Proyecto Integral Morelos (PIM); este proyecto, representó en los gobiernos de Felipe Calderón, el gobierno de Enrique Peña Nieto, el de Rafael Moreno Valle Rosas y trienio del ex alcalde panista José Luis Galeazzi Berra, el desarrollo de un gran corredor industrial privado, abastecido de servicios básicos (electricidad, agua) a cargo del Estado, para fortalecer los negocios de un sector minoritario de la población.
El PIM plantea la operación de una termoeléctrica de ciclo combinado, que utiliza gas natural como combustible y que corre por un gasoducto que atraviesa los estados de Tlaxcala, Morelos y Puebla. Fue parte de una Asociación Público-Privada donde la termoeléctrica pertenece a la CFE pero el gasoducto no.
AMLO realizó campaña contra la termoeléctrica y el gasoducto, ganándose la simpatía de cientos de habitantes que vieron pisoteados sus derechos, quienes se jugaron incluso la libertad por defender sus territorios por donde cruza el gasoducto y donde está construida la termoeléctrica, Huexca, Morelos. La imposición del PIM fue uno de los abusos más grandes de la historia de esos pueblos.
Sin embargo y bajo el pretexto de utilizar las inversiones de la CFE, “que sí son de la CFE” y no de privados, AMLO decidió echarse para atrás en sus promesas de campaña y realizar una consulta para la entrada en operación de dicha termo y gasoducto. Se trata no sólo de una contradicción abierta y clara, sino de un proceso de confrontación directa a los pueblos en resistencia de Tlaxcala, Puebla y Morelos.
Pero los argumentos para echar a andar el proyecto carecen de sustento técnico, dejando únicamente los aspectos económicos al descubierto, sobre todo aquellos que podrían hacer ver que el actual Proyecto Integral Morelos, es el mismo Proyecto Integral Morelos de los sexenios pasados.
Por principio, AMLO insiste en que es una termoeléctrica (la de Huexca) que ya está pagada y que debe usarse. ¿Usarse por qué? Sí, para tener electricidad, sin embargo, AMLO ha insistido que lo que él llama “antiguo régimen neoliberal” dejó un excedente importante de capacidad instalada (MW) de generación en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN). Por tanto y en un sentido muy estricto, no hay ninguna urgencia de utilizar específicamente la termoeléctrica de Huexca.
Según datos del propio Programa de Desarrollo del Sistema eléctrico Nacional (PRODESEN), el exceso de capacidad instalada de generación, al 2024, superaría más del 50% la demanda. Es importante comprender que el sistema se planea por una serie de nodos y cargas existentes en los nodos, y a su vez se van cuantificando las proyecciones de los aumentos existentes en los mismos. Lo anterior no significa que hay un excedente de capacidad instalada del 50%, significa que de seguir la situación como se venía desarrollando en el sexenio anterior, llegaríamos a más del 50% de capacidad de generación. La termoeléctrica de Huexca, sin duda, forma parte de este excedente.
Distintos analistas técnicos en la materia han coincidido en que de acuerdo a la vida útil de las plantas y el exceso de capacidad instalada, no deberíamos construir una planta más en por lo menos 35 años; la solución sería rehabilitar y repotenciar lo que tenemos. Esto es un punto crítico porque, entonces, no habría necesidad de echar a andar la termoeléctrica de Huexca.
Por otro lado, otro argumento de AMLO ha sido que se está pagando por el gasoducto mientras este está detenido, eso es verdad. Sin embargo, así como ha dicho que se revisarán los contratos de Exploración y Producción de hidrocarburos, debería revisar y en su caso renegociar, los contratos de las empresas productivas del Estado como el que tiene la CFE con la empresa que opera el gasoducto Tlaxcala, Puebla y Morelos.
Resulta profundamente contradictorio que esta revisión no la realice y que decida continuar con la operación de la termoeléctrica a pesar de que hay un contrato leonino que debería renegociar a través de la CFE, que es quien carga con el costo de la utilización de este.
FRENTE DE PUEBLOS
Por supuesto que la respuesta de la población no se hizo esperar y que han contestado a la contradicción de AMLO con lo que han tenido y lo que han podido. Tienen razón. Ese gasoducto y esa termoeléctrica son en sí mismos grandes abusos contra los pueblos.
Peor todavía ha sido el trato de AMLO a la resistencia. Si bien con un sector de la población que se opone existe un tema político de fondo, en el sentido de la confrontación de dos proyectos, uno más cercano al EZLN y el otro el que representa AMLO, la realidad es que la oposición al PIM ha juntado expresiones amplias de pobladores en la defensa del territorio y la torpeza con la que AMLO retomó el tema de la termoeléctrica, propició un escenario de unidad entre distintas fuerzas de forma rápida y semi articulada, como no se había visto antes sobre ese proyecto en concreto. Todos bajo la consigna de su cancelación.
No sólo eso. El asesinato de Samir Flores, activista opositor al PIM y miembro activo de la Radio Comunitaria del pueblo de Amilcingo, Morelos, generó mayor encono pues si bien no fue asesinado por el gobierno de AMLO, la situación de polarización entre buenos y malos, neoliberales y postneoliberales o, como AMLO gusta decir, Conservadores y Liberales, propició un escenario favorable para que cualquier fuerza reaccionaria de oposición al gobierno de AMLO, pudiera enrarecer el ambiente, buscando generar mayor encono contra el propio gobierno entrante y aprovechando saldar cuentas con la población que resistió estoicamente al PIM en los últimos años.
Todo lo anterior gracias al discurso maniqueo de AMLO quien no chista para atacar a la izquierda independiente y a los grupos quienes desde el movimiento social le enfrentan, pero recula al saldar cuentas con quienes llevaron al país a la quiebra o que incluso asumen un tono público de beligerancia, como Calderón y Vicente Fox; a quienes incluso les ofrece disculpas en repetidas ocasiones.
Entonces este escenario fue propicio para el asesinato político de Samir; una acción siniestra planeada con precisión para aumentar el descontento hacia AMLO. Mientras que él, AMLO, no cambie su política hacia algunos sectores de la izquierda independiente o radical, constantemente estará descobijando y exponiendo a organizaciones que quedarán vulnerables frente a otras fuerzas que esperan la oportunidad no sólo de saldar cuentas con las resistencias, sino también que el descontento social escale para que de la misma forma éste genere una tendencia que cada vez reclame con mayor fuerza la caída del régimen de AMLO.
CONSULTA SIMULADA
Pese a todo lo anterior, el gobierno de AMLO decidió realizar una consulta para que la gente opinara sobre la termoeléctrica; sin embargo, la consulta no fue para que los pueblos pudieran tener el derecho a una consulta libre e informada y que se resarciera el daño por la falta de consulta previa, no. Fue para validar lo que él ya tenía en puerta para el nuevo proyecto.
Vaya falta de cálculo político, si de todas formas varias instancias del gobierno entrante deben realizar distintas consultas en los territorios afectados por el PIM, como lo expuso Juan Carlos Flores Solís, del Frente de Pueblos por la Defensa de la Tierra y el Agua de Puebla, Morelos y Tlaxcala, quien indicó que la resolución es parte del amparo 402/2015 que se promovió hace 4 años. (https://bit.ly/2Dpx7Ib)
La Consulta, “ganó”, pero realmente no sólo es una derrota anunciada, sino representa lo absurdo de elevar una medida correcta como podría ser la consulta, a un rango de cuestionamiento político que no debería de tener si realmente se tratara de hacer un instrumento de decisión democrática. Él mismo podría estar invalidando la legitimidad de la consulta que le dio el No definitivo al Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Desde el Grupo de Acción Revolucionaria decimos con toda claridad ¡No al Proyecto Integral Morelos!¡No al gasoducto y no a la termoeléctrica! Nos sumamos al llamado para articular un gran movimiento que reclame la consulta libre e informada sobre las repercusiones de este proyecto y que exponga con claridad a los grandes beneficiarios. Ya lo dijimos, la termoeléctrica no urge. No hay prisa por echarla a andar y sí hay necesidad de revisar los contratos que rodean dicha obra.
Desde el GAR pensamos que es clave resignificar y legitimar la importancia de las consultas populares, por ello decimos que no sólo deben realizarse sino informar correctamente a la población para la toma de decisiones; que los proyectos del gran capital deben de detenerse y que cualquier iniciativa que no pretenda enfrentar al capital no representa ninguna alternativa para los explotados y los oprimidos.
Por ello llamamos también a las amplias masas que votaron por AMLO a movilizarse contra el PIM y a poner sobre la lona este proyecto; a cuestionar con profundidad al régimen emanado de la elección del 1 de julio y a tomar mayor participación en la definición de una agenda de izquierda que ponga por delante las demandas inmediatas e históricas de los explotados y los oprimidos, encabezadas por un nuevo proceso que desde la izquierda independiente y que con un programa anticapitalista, luche por alcanzarlas.
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