Ninguno de los derechos que gozamos en la actualidad nos han sido regalados, estos se han ganado y defendido luchando, en este sentido, las principales demandas en torno a la educación en México y en América Latina han sido por la democratización de las universidades; con la implementación del modelo neoliberal en el sector educativo y laboral, estas demandas se han agudizado.
Las luchas han sido el resultado de la intervención del neoliberalismo en el ámbito educativo, la educación funge dentro de este sistema como instrumento de reproducción ideológica capitalista, buscando la formación de individuos alienados, de este modo normalizar la explotación y precariedad actual. Por ello, la relevancia de reivindicar la democratización de la educación, pues está es, en sí misma una actividad eminentemente política, proveedora de herramientas que permiten accionar en la transformación y emancipación de la sociedad. Está batalla significa construir conocimiento y posicionar el aprendizaje adquirido al servicio del pueblo, significa tomar el rumbo de nuestra educación.
A partir de las grandes movilizaciones por el 3 septiembre de 2018, se presentaron movilizaciones en distintas universidades como la UAEM (Universidad Autonoma del Estado de Morelos), UAM (Universidad Autónoma Metropolitana,) UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), ENAH ( Escuela Nacional de Antropología e Historia); las demandas exigidas no han cambiado mucho a lo largo de los movimientos estudiantiles: obtener y/o mantener la autonomía universitaria, un alto a la precarización salarial de los profesores y trabajadores que va en aumento, contra la violencias que encubren las instituciones, defensa de la educación pública y gratuita, el alto a la elitización educativa, la educación es un derecho no un privilegio, y finalmente, la democratización de la educación a favor de una universidad para y por el pueblo.
Frente a los paros estudiantiles orquestados por distintas universidades en el mes de septiembre de 2018, la Escuela Nacional de Antropología e Historia se posicionó en apoyo a los compañeros de la UNAM, lo que permitió que la ENAH se introdujera en un proceso crítico, analítico, y de resistencia, frente a sus políticas educativas y laborales que afectan a toda la comunidad. Dentro de la institución, al igual que en las diversas universidades públicas, la antidemocracia caracteriza la estructura educativa, lo cual se ha hecho evidente frente a la imposición de autoridades burocráticas en distintos niveles administrativos; así mismo fue impuesto un reglamento de corte neoliberal en el cual los estudiantes, trabajadores y profesores no tienen incidencia sobre las problemáticas de la institución.
Durante el paro estudiantil que duró 29 días, la Asamblea General ENAH integró 7 mesas de trabajo las cuales redactaron un pliego petitorio alrededor de estas demandas: Aumento y esclarecimiento del presupuesto para la ENAH, regularizar y mejorar las condiciones precarias salariales de los profesores, protocolos para la violencia a las mujeres y la violencia en general, revisión y construcción democrática de planes de estudio, esclarecimiento de megaproyectos en zonas aledañas a la escuela, modificaciones en el reglamento y en la ley orgánica del INAH para la inclusión de la comunidad en la toma de decisiones. Durante el paro, se llevaron a cabo movilizaciones y apariciones en medios de comunicación , y aunque el paro fue levantado, las acciones no cesaron. Se acordaron reuniones sistemáticas con las autoridades de la ENAH y del INAH para la construcción de acuerdos a partir de sus respuestas hacia las demandas vertidas en el Pliego.
Siete meses después de negociaciones, se han tenido acuerdos en favor de la comunidad, el más visible hasta ahora ha sido el aumento al 100% del presupuesto de la ENAH al igual que la entrega del proyecto presupuestal donde muchas demandas del pliego petitorio son contempladas. Sin embargo, es necesario visibilizar la necesidad de tener mayor incidencia en las decisiones tomadas dentro de la escuela, ya que tal demanda atraviesa todas las demás, y brinda la posibilidad de construir soluciones para las necesidades de alumnos, profesores y trabajadores.
Lo anterior posibilitó que el pasado 19 de marzo del presente año se autorizará por unanimidad convocar al Congreso Reconstitutivo de la ENAH propuesto y demandado en el pliego petitorio por las y los estudiantes, profesores y trabajadores de la comunidad. Tal conquista de trascendencia histórica representa años de lucha de los movimientos estudiantiles en México, en específico de 1968 y la huelga de 1999 por la realización de un Congreso Universitario, así mismo es el fruto del legado histórico del movimiento estudiantil a nivel nacional e internacional, en especial de las generaciones combativas de la ENAH pues el actual movimiento responde a su largo proceso de lucha y resistencia ante el modelo educativo neoliberal dentro de sus diferentes coyunturas políticas. Ningún movimiento estudiantil por la democratización de la educación ha sido en vano, la lucha sigue, es necesario aprender de las lecciones históricas de los movimientos estudiantiles.
El Congreso Reconstitutivo de la ENAH pretende generar mecanismos para una participación incluyente, paritaria y democrática de todos los sectores, es un medio para lograr una digna representatividad que luche y defienda nuestras demandas.
El movimiento de la ENAH, los movimientos estudiantiles, van más allá de la lucha por la democratización de la educación, se encuentran encaminadas a derribar toda intervención neoliberal en las estructuras del sector educativo; dicha lucha no debe mantenerse únicamente en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, debe extenderse a todas las universidades del país y de América Latina partiendo de la organización colectiva de todos los sectores de la comunidad.
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