Olga Rosas
Con el proceso de industrialización que dio inicio en Europa a finales del siglo XVIII, el papel de las mujeres y hombres se vio afectado de sobremanera, generando clases sociales y agudizando aún más la desigualdad de sexo- género, sumándole el surgimiento de la clase burguesa donde la obrera marcó un periodo de lucha. Entonces surge la clase obrera de la misma industrialización, su proceso de construcción cultural y social vendrán muy marcadas por la explotación, sometida bajo los intereses económicos de la burguesía. Dándole su propia identidad a través de estas experiencias de explotación, de sus prácticas culturales y sus valores.
En este sentido la lucha de la clase obrera cada vez tuvo mayor fuerza. Sin embargo, para las trabajadoras no fue fácil incorporarse a la toma de decisiones, aunque la mayoría de éstas hayan participado activamente en el movimiento obrero del siglo XIX. Si consideramos a las mujeres como iguales en la lucha obrera se ve condicionada por la construcción de éstas como personas que sólo tenían que permanecer en el hogar.
El principal objetivo de las mujeres era hacer valer sus derechos como mujeres, ser tomadas como personas al igual que los hombres.
En México, las cifras sobre la pobreza son devastadoras, de acuerdo al CONEVAL los grupos sociales como las mujeres, la población joven y las personas con alguna discapacidad, son quienes encuentran mayores obstáculos para acceder a los derechos sociales y económicos .
Según el CONEVAL el más del 70% de la población en México es pobre, mientras que en las zonas rurales alrededor de 23.3 y 25.0 millones viven en pobreza extrema. En caso de que estas personas se queden en sus comunidades de origen, que son más pobres aún, sus posibilidades de vivir en pobreza extrema, son mayores. Ante la elevada pobreza es como salen en busca de oportunidades laborales volviéndose mano de obra barata para el capital, teniendo pocas alternativas de sobrevivencia, volviéndose una necesidad, convirtiéndolos en esclavos sin necesidad de escapar, viviendo en condiciones de vida extremadamente precarias, en las que los trabajadores y trabajadoras, en su propósito de sobrevivencia consideran como prioritario el tener un empleo remunerado, con ingresos y la permanencia en el lugar de trabajo para poder ahorrar un poco de dinero y sostener a su familia, desafortunadamente sin cuestionar las condiciones laborales de contratación, sus condiciones de vida en el lugar de trabajo donde en muchas ocasiones trabajan entre 8 o 10 horas, tomando en cuenta que muchos de estos no cuentan con derecho a la salud y seguridad social.
Ahora bien las trabajadoras alrededor del mundo laboran en condiciones similares, además viven la violencia simbólica y cotidiana ejercida en su contra por el hecho de ser mujeres, que se expresa en el acoso, el hostigamiento y otras, basadas en la desigualdad de sexo-género, así como el trabajo del hogar no reconocido socialmente ni pagado, que constituye una doble jornada de trabajo para las mujeres.
Estas múltiples violencias que ocurren en los entornos laborales nos dan una clara muestra del sistema capitalista y patriarcal en el que vivimos las mujeres dia a dia, con sus relaciones de dominación y subordinación que las reproduce. Sin dejar de lado a las hablantes de lengua indígena que viven en zonas rurales, que son madres solteras, analfabetas y más vulnerables a las violaciones de sus derechos (Bastidas 2011).
De acuerdo al último informe mundial sobre salarios 2018/2019, de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) las mujeres siguen recibiendo un salario 20% menor que el de los hombres. Esto nos da una muestra de la desigualdad que seguimos viviendo y que cada vez va en aumento.
Ante el nuevo gobierno de Morena las mujeres tenemos que exigir el cumplimiento de el pleno derecho social y económico de nosotras que es una obligación que le corresponde al Estado, debemos exigir mejores condiciones laborales para las mujeres mexicanas reformando la ley general de trabajo, donde podamos tener horarios accesibles para la vida de las madres de familia, donde una mujer no tenga que dejar los estudios para poder llevar el sustento al hogar, con salarios igualitarios acordes a la canasta básica y su ajuste conforme al costo de la vida, sin hostigamiento y acoso sexual.
Así como seguir defendiendo nuestro derecho a un contrato colectivo de trabajo, a sindicalizarnos y a tener una vida política activa, así como una secretaría de la mujer al interior de nuestros sindicatos.
Las mujeres tenemos que seguir luchamos contra la violencia y el abuso hacia nosotras, tenemos que seguir luchando contra la impunidad de ayer y de hoy, por igualdad de oportunidades, luchemos contra la precarización laboral.
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