El papel del gremio ingenieril en la actual crisis del sector de la construcción en México

Daniel M. Vasquez

En enero de 2020, el INEGI dio a conocer su reporte sobre la situación económica en México, un rubro interesante en el reporte es el desplome del sector de la construcción, el cual tuvo un desplome en su producción de 2019 de 12%, respecto al 2018. Las reacciones por parte de los integrantes de la industria y el gremio ingenieril no se hicieron esperar y de inmediato llovieron críticas hacía las políticas tomadas por el gobierno en el desarrollo infraestructural del país. Sin embargo, ¿es correcta la apreciación de la industria y el gremio?


El contexto

Uno de los capítulos en la historia de la construcción mexicana que ya vaticinaba la crisis de la cual somos testigos, obligadamente es el aplazamiento acumulado de la deuda a ICA lo que ocasionó su caída en 2016, cuando perdió el 22% de su valor al suspender el pago de sus deudas por 31 millones de dólares. Todo para favorecer a privados extranjeros como IMAS y Odebrecht donde, ahora sabemos, la oligarquía de EPN y Calderón no sólo tenía intereses, si no que se vieron directamente favorecidos de manera monetaria por dichas empresas.

Bajo el modelo neoliberal y la premisa de que la industria privada debía de ser la encargada de llevar a cabo los proyectos de infraestructura en el país, las primeras dos décadas del siglo XXI han sido marcadas por los altibajos de esta industria, las licitaciones públicas y las mal llamadas asociaciones público privadas (APP´s), han ocasionado una dependencia tóxica con la iniciativa privada extranjera. Los mayores beneficiarios de los proyectos públicos, bajo este modelo, son los capitales extranjeros pues gozan de preferencias fiscales y altas tasas de ganancia comparadas con sus relativamente bajas inversiones, cuando se les compara con las hechas en sus respectivos países.


Las empresas privadas, acostumbradas al favoritismo del que gozaban en las licitaciones públicas, ahora se quejan del cambio en la política económica, enfocada en el sector energético, por verse obligadas a invertir de manera real sus propios capitales.

La industria

Contrario a las políticas de EPN para favorecer a los extranjeros sobre la iniciativa privada nacional, el actual gobierno ha tomado medidas para estimular el sector, sin embargo, la actitud mezquina de los empresarios mexicanos del sector para recuperar las ganancias ingestas que obtenían en administraciones anteriores, a costa del erario público, ha beneficiado a las empresas extranjeras, que pese a la poca inversión, aceptan reducir sus ganancias ¡porque sigue siendo rentable el negocio de la construcción!

La mezquindad del sector ha llegado a tal punto que produjeron una disminución en el salario de los trabajadores hasta en un 8.6% para seguir manteniendo márgenes de ganancia aceptables lo que se tradujo en una disminución de las remuneraciones del 3.5% a pesar del aumento al salario mínimo.

En la lógica del capital no es extraño que ante una reducción en los márgenes de ganancias los explotadores recurran al recorte de personal y decrecimiento en los salarios, para seguir manteniendo el mismo ritmo de acumulación. La disminución en la planta laboral se ha traducido en un 1.3% anual, así, no solo mantienen sus márgenes de ganancia, precarizan aún más las condiciones laborales, regulando la demanda de trabajo en el sector mientras a su vez mantienen un ejército laboral capacitado de reserva que regresará a trabajar en la industria, obligándose a trabajar bajo peores condiciones salariales.


El gremio ingenieril


El sector de la construcción que más fue golpeado en el 2019 fue el de los trabajos especializados, en el que podemos incluir al área de las ingenierías, el cual sufrió un recorte en su demanda laboral de un 16.4% anual es decir que casi dos de cada 10 ingenieros del país perdieron su empleo a causa de esta crisis en el sector.


A todo esto, se suma el debacle en la intervención del gremio ingenieril en la planeación de las necesidades infraestructurales existentes, atrás quedaron los tiempos del ingeniero Padilla donde las áreas ingenieriles del estado mexicano eran ocupadas por especialistas en su campo, siendo sustituidos por economistas y abogados como Ruiz Esparza, ahora vinculados con intereses transnacionales.


Entidades como el Colegio de Ingenieros Civiles de México (CICM), la Facultad de Ingeniería y las Escuelas Nacionales de Ingeniería y Arquitectura, junto con sus integrantes, profesionistas, investigadores y estudiantes; se han limitado a jugar un rol pequeño dentro de las decisiones infraestructurales del país sin un poder político real dentro de estas y colmadas de intereses burgueses, alineados con la política económica neoliberal, como los de Carlos Slim o Bernardo Quintana. Las declaraciones de estas entidades, respecto a los proyectos emprendidos por la actual administración, no han hecho eco dentro de los tomadores de decisiones, demostrando la poca importancia que se les da dentro del país.


El proceso que relegó a los ingenieros fue el mismo proceso corporativista, que el PRI realizó en el siglo XX, lo que alineó también a estas instituciones, debilitando su autonomía y burocratizando los procesos que se pudieran generar desde sus bases. Esta intervención las convirtió en reproductoras de la ideología dominante, quitándoles el rol de contrapeso que deberían tener.


Es la naturaleza del capital anidar los intereses de la burguesía en las construcciones sociales, la educación, los cuerpos colegiados, los investigadores son sus servidores asalariados, son útiles cuanto sirven para replicar su ideología. Despojándolos de su independencia política los han convertido en entes inmóviles, convenciéndolos del pensamiento tecnócrata que priva actualmente en su profesión.


De esta manera, las recientes generaciones de ingenieros han visto, frente a sus propios ojos, la sustitución de los cargos técnicos, antes reservados a ellos, por camadas de economistas, abogados, administradores e incluso politólogos. Gran parte de la actual crisis del sector se debe a la pasividad del gremio que, desde su formación, carecen del carácter y pensamiento crítico necesarios que les permita oponerse a proyectos que priorizan la agenda económica y política de unos cuantos, frente a las necesidades infraestructurales que le permitan al país llevar a cabo una reindustrialización.


Finalmente, la reproducción de la lógica del capital permea en el pensamiento de los estudiantes, sus aspiraciones actuales radican en alcanzar los puestos de los explotadores, no en construir un proceso de transformación de sus instituciones, limitándose a desarrollar sus habilidades hasta donde el pensamiento tecnocrático les permita y peor aun agradeciendo la precarización de los trabajos donde son requeridos, como si los explotadores les hicieran un favor al arrojarles migas de pan.

La propuesta

Los momentos más importantes en la historia del país como la nacionalización de la industria petrolera en el 39, la expansión de la red de telecomunicaciones y el tendido eléctrico del país no hubiesen sido posibles sin la contribución de los ingenieros mexicanos del siglo XX como los ingenieros Padilla, Barros Sierra, Viqueira (exiliado español refugiado en México), Castillo, por mencionar algunos, ingenieros que supieron ejercer su profesión de la mano con los trabajadores, desde la izquierda, siempre aportando con ideas que, en no pocas ocasiones, eran mal vistas por un gremio cada vez menos crítico y ensimismado en los aspectos técnicos de su profesión.


La alternativa no está en la burguesía extranjera, ni nacional, que buscan enriquecerse a costa de los recursos naturales y económicos de los trabajadores, en concreto la nueva ruta a seguir para fortalecer el sector debe ser:

  1. Fortalecimiento de la Secretaria de Comunicaciones y Transportes. Liberación de intereses contrarios a los de los trabajadores, para dotarla de la capacidad de planeación y ejecución de los proyectos necesarios para el desarrollo industrial del país.

2. Nacionalización de la cadena de producción de insumos de la construcción, acero, concreto, asfalto, etc.

3. Garantía de los derechos laborales básicos de los trabajadores, seguridad social y reconstitución del esquema de pensiones ¡fuera las AFORE´s!

4.I de los intereses del capital para recuperar la autonomía de los organismos y asociaciones del gremio.

5. Reformulación de los planes de estudio en las escuelas de ingeniería e integración de un plan nacional de servicio social, fuera los intereses privados de la educación pública, la inversión de los trabajadores para las escuelas debe quedarse con los trabajadores no en el sector privado.

6.Eliminación nmediata de la participación de cualquier empresa privada en las instituciones educativas del país.

7.Recesión e contratos sin indemnización al sector privado extranjero, alfil de las políticas imperialistas.

La base para el desarrollo industrial del país es la capacidad de los técnicos e ingenieros, no solo para aportar desde la técnica, también en su papel como impulsores y administradores de un proceso amplio que los convierta, como en el pasado, en los planeadores y ejecutores de la infraestructura necesaria del país.

El programa de transición del Grupo Acción Revolucionaria debe pasar por la transformación de estos organismos, pues la conquista de estos espacios es necesaria para llevar a cabo la revolución socialista.

¡Luchar, Vencer!

Fuentes:
• https://www.jornada.com.mx/ultimas/economia/2020/02/24/construccion-se-hunde-a-minimo-historico-reporta-inegi-3338.html?fbclid=IwAR32caH3-Tk917vy6998VoQkMgSdap7bGNupRnEA4xx_lNnq6_LrsILsUB0#.XlScLwETE9F.facebook
• https://www.inegi.org.mx/temas/construccion/default.html#Informacion_general
• https://www.proceso.com.mx/424075/ica-el-coloso-que-pena-nieto-dejo-caer

https://www.proceso.com.mx/424075/ica-el-coloso-que-pena-nieto-dejo-caer

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