LA EDUCACIÓN YA NO ES PÚBLICA NI GRATUITA ¿O LO HA SIDO?

Dulce Mireles

Partiendo de un análisis que hemos venido levantando respecto a la democratización de las universidades, sobre las exigencias que tenemos como estudiantes ahora con el actual contexto de la pandemia, hablando de la educación en México y en los diferentes Estados que han salido movilizaciones de estudiantes a exigir el bajo a las cuotas, es que por un lado nos cuestionamos si la Educación realmente ha sido gratuita y pública, si solo para algunos, o si esto solo abarca a sectores que han cursado por ejemplo en la UNAM y con un proceso de acceso a la universidad viniendo de preparatorias y cch´s. Del mismo modo, cuestionando si para los Estados o en las periferias a sido del mismo modo, o solo aquel sector privilegiado es quien ha podido acceder a la universidad, siendo también que hay que señalar que esto no garantiza dentro de un sistema capitalista-patriarcal una vida que cubra las necesidades de las personas. 

En el actual contexto, en tiempos de pandemia, y ahora que se presenta el examen para muchos que quieren entrar a la Universidad, o se pone sobre la mesa un discurso de que puede ser “pública” porque se transmitirá por televisión. Si ponemos varios puntos como estos y le sumamos que las desigualdades educativas y precarizadas en México sobre el sector educativo es sumamente grave, ya que no solo hablamos de la formación académica, sino de aspectos sociales, culturales, económicos y por supuesto políticos. 

¿Qué pasa si el alumno o alumna no tiene televisión? ¿Qué pasa si no tiene internet ni el estudiante ni el maestro o maestra? ¿Qué sucede si ha sido admitido para estudiar una licenciatura en la UNAM pero no tiene laptop? 

Planteamos para responder a estos cuestionamientos, que es algo que de todos modos pasaba cuando estábamos en clases presenciales, a qué nos referimos con esto, un poco hablando que existía la diferencia de que presencialmente contaban con algunas herramientas, como la biblioteca y los centros de cómputo, que para muchos ayudaba y sobre todo más para quienes no contaban con estos en sus casas o viviendas, y sólo otra parte que sí contaba con estas herramientas tecnológicas-materiales y podía llevar, por ejemplo; su laptop y trabajar en ella, que decimos con esto, que quienes no pueden contar con esas herramientas propias, garantizaban ya una educación medianamente favorable pero accesible en aspectos facilitadores como los centros de cómputo o las bibliotecas, que se plantean al inicio y que tendrá relevancia posteriormente ahora en el modelo educativo a distancia. 

Ahora, en la parte pública partiré desde un punto de vista de bachillerato tecnológico, un poco saliendo del punto de vista prepas-cch’s y/o privadas, respondiendo a ¿si realmente ha sido gratuita o forma una parte más de un discurso universitario? Y que si bien la historia y las luchas sociales de los movimientos estudiantiles anteriores han conseguido esas demandas para pagar lo que pagamos como Universitarios actualmente como cuota, al menos en la UNAM, quiero abordar un trasfondo que antes de ingresar a esta última existió y sigue existiendo para muchas y muchos estudiantes que presentan un examen de admisión o para muchas y muchos quienes no tiene esa oportunidad y su formación es meramente para formar parte de la clase trabajadora, que es ahí donde quiero hacer mi cuestionamiento o al menos un poco  profundizar sobre lo que existe detrás de esta frase “La educación ya no es pública ni es gratuita”. Viniendo de un bachillerato tecnológico para todos aquellos que van y aplican el examen para el acceso a la universidad, ya sea que, o algunos tuvieron que realizar un curso de “preparación” (pagado) o tuvieron que buscar herramientas propias (cosa que la educación técnica o los bachilleres que no son para nada el nivel ni modelo de estudio de las prepas y cchs, no te da) por lo tanto, pública pudiera ser en el nombre porque te da la oportunidad de quien quiera, y además pueda, entrar, lo haga.

Pero para eso, de por medio ya hubo un gasto anterior o un trabajo de estudio que implicó gastos y esfuerzos, aparte de que si no te quedas en el primer examen en el cual pagas  una cuota (por lo menos en la UNAM, IPN, UAM) de $430.00 según la convocatoria actual de Junio 2020 publicado en la página oficial de la UNAM, sumandole que si te quedas no harás uso de las instalaciones si no que lo harás desde tu casa, imaginemos entonce,  intentarlo 5 veces el examen y en cada uno pagar la misma cantidad durante dos años, e incluso más tiempo, si no pagaste un curso, lo que si, es que “ya pagaste casi la mitad de colegiatura para poder entrar a la Universidad”. De todos modos creo que esta reflexión queda sólo por la mitad en cuanto análisis social y de experiencia, y que una vez planteando el tema sobre el examen de ingreso, podríamos abarcar mucho más, pero me concentraré únicamente en la conclusión de aquella pequeña discusión; “de cualquier forma quién se quedaría y podría seguir sosteniendo sus estudios universitarios, serían aquellos que tienen el privilegio de tener o un nivel o plan de estudios similar al de la UNAM o al de las escuelas privadas a diferencia de quienes son formados para ser técnicos profesionales”, nos llaman, de los cuales al concluir pasan a formar parte del sector de trabajadores y su plan de estudios no te visibiliza a futuro aplicando para un examen ni mucho menos como universitario, aparte de los factores socio-económicos que de desventaja ya hay de por medio, y que con esto no quiero decir que no haya quienes sí  logremos entrar. 

Por otro lado, desde el contexto actual la cuestión gratuita, hemos de ver que si no tienes una computadora ni Internet, pues gratuita, no lo es, y que seguiríamos en esta misma línea hablando del sector de estudiantes de clase trabajadora, que tendrían que conseguir una laptop o computadora para además de ser admitidos, continuar con su proceso, y colocó sobre la mesa que va de la mano, con los del pago de los exámenes, por ejemplo, con aquellos de nuevo ingreso que de todas maneras van a tener que pagar el Internet teniendo “clases” en su misma casa o espacio, como ya anteriormente lo planteaba. Por lo que si aún aquel posible estudiante se haya quedado en la UNAM, tiene que pagar las herramientas que utilizará para tener clases de lo contrario: “qué bueno que te quedaste pero no tienes Internet y no tienes laptop o computadora”. Y quienes hacen lo posible para que sigan estudiando son los mismos estudiantes, teniendo que ingresar a un trabajo laboral, como lo ha sido anteriormente y como ahora muchos lo estamos haciendo para poder seguir estudiando,  o de otra forma,  su familia, en caso de que exista el apoyo, es la que va a tener que buscar trabajo para conseguir que sus hijas/os tengan esas herramientas, lo cual social y económicamente en estos momentos limita las posibilidades, 

En cuestión de conocimiento hemos planteado reiteradas ocasiones que aquello que llamamos como “clases virtuales” no son clases, porque no se generan ni se comparte conocimiento ni análisis ni reflexión, nisiquiera cuestionamiento, o experiencia de enseñanza-aprendizaje en la praxis, sólo nos colocan en un círculo de reproducción, de un plan educativo que además es estar haciendo trabajos y trabajos para enviar. 

En consecuencia, hemos venido viendo que las horas que pasas en la computadora, quienes cuentan con ella, son más de 12 horas en total, aun después de haber concluido esas “clases virtuales”, sumar más tiempo en la computadora, porque ahora se debe hacer tarea en la misma es, planteo,  un desgaste también, en la salud como el sedentarismo, el estrés visual entre otras. Según una revista de información científica realizada por la Universidad de Guantanamo, en Cuba., nos dice que “Si bien se estima que las radiaciones emitidas por un televisor son mayores a las que imparte un monitor, se calcula que los principales riesgos de estar frente al computador durante largos períodos es que se presentan molestias en los ojos, como fatiga visual, enrojecimiento, visión borrosa y hasta dolores de cabeza. Una razón científica que comprueba lo dicho es que el ojo humano está naturalmente diseñado para mirar de lejos, por lo que enfocar durante horas una pantalla cerca, lógicamente provoca cansancio muscular”. 

Al mismo tiempo que si lo relacionamos con una cuestión sociocultural podemos llegar a enfermedades como problemas cardiacos, obesidad, estrés ocular, problemas de espalda, cuello y hombros, disminución de la vista, entre otros. 

Quizá la propuesta sería que para que fuera gratuita, tanto para el acceso al examen como para ahora lo sería con la “nueva normalidad educativa virtual”, esta no fuera pagada por los mismos universitarios, cosa que en primer punto a la UNAM no le interesa o no creo que le interese plantear. Por otro lado, tampoco podría decir que es pública, si es que así se llegará a ver ahora que se va implementar lo de la transmisión en la televisión, esto también es aplicable en aspectos sociales y económicos, y que en el discurso que pudiese pasar por “pública” y “gratuita”, decimos que la luz no lo es y la televisión mucho menos. Si pensamos en las ciudades probablemente la mayoría cuente con estas herramientas, pero si nos vamos a los estados, periferias y comunidades, por ejemplo la montaña de Guerrero (donde la Brigada Multidisciplinaria de Apoyo a las Comunidades de México-GAR a trabajado) aunque se transmita abiertamente en televisión, no es. Hace un tiempo en este contexto, mientras se anunciaba esa noticia, profesores se pusieron a repartir televisores a sus alumnos en las comunidades, quisiéramos pensar que estos televisores se los dieron el gobierno o la SEP, pero lo dudamos mucho, al mismo tiempo los profesores también en las comunidades iban de casa en casa a dejarles sus cuadernos de trabajo a las niñas/os, nosotros desde el Grupo de Acción Revolucionaria con cada uno de sus sectores conociendo el contexto de la montaña de Guerrero y el vivirlo más de cerca de alguna forma, sabemos lo que implica o a implicado, no sólo ahora. En ese sentido, se sigue dejando de lado a las comunidades o periferias que no cuentan con esos recursos y herramientas o la señal apenas llega. 

Queremos cuestionar cómo se va a dar o cómo se va “enseñar” por la televisión, lo que también implica que las niñas y niños tendrían que estar dando acompañamiento, el cual seguramente va a recaer en algún familiar, en el que muchas veces es la mujer la que termina siendo la guía para esto, dejando sus trabajos o en otro caso sus hermanas/os o personas alrededor. 

Finalmente, decimos que es necesario visibilizar y señalar que los discursos que se están dando en el contexto actual de la pandemia y las nuevas medidas o “nueva normalidad” no aplican para las características que cada sector de la clase trabajadora, de los sectores educativos, de los contextos sociales y económicos que se presentan actualmente. 

¡Democratización de la Universidad! 

¡Educación gratuita y pública en todo México! 

¡Pago del gobierno y de las universidades para las herramientas educativas! 

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