¿Qué es la ENAH y por qué es importante?

La Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH) es una institución mexicana de nivel superior que desde sus inicios y hasta la fecha juega un rol importante para los estudios antropológicos en América latina. Actualmente escuela ligada y dependiente del INAH, y casa de estudios de 7 ciencias antropológicas: Antropología física, Antropología social, Arqueología, Etnología, Etnohistoria, historia y lingüística.


Pero ¿Cuáles son las raíces de la ENAH? En el periodo del presidente Lázaro Cárdenas se crearon nuevas instituciones como el Instituto Politécnico Nacional y gracias a una política educativa su gobierno fomento la educación en todos los niveles. En 1938 se creó el departamento de antropología en la Escuela Nacional de Ciencias Biológicas del IPN donde se impartían clases de Antropología física y cultural mientras tanto en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM se daban las clases de Arqueología y lingüística. En 1939 por mandato del presidente Cárdenas se funda el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) con el objetivo de investigar, proteger, conservar y darle difusión a lo que hoy conocemos como patrimonio cultural con la creación de este organismo se institucionaliza la antropología y se firma un acuerdo con la UNAM para que ambas instituciones colaboren en la enseñanza de las disciplinas antropológicas: Antropología, Lingüística, Arqueología y Etnología.


En 1942 el primer director del INAH Alfonso Caso incorporó a esta institución el departamento de antropología del Instituto Politécnico Nacional y se le dio el nombre de Escuela Nacional de Antropología desde entonces la nueva escuela se volvió responsabilidad del INAH quien tenía que impartir la enseñanza de la antropología. La escuela ocupó distintas sedes para sus labores académicas entre ellas el Museo Nacional que para entonces se ubicaba en la calle de moneda #13, tiempo después se trasladó al Museo Nacional de Antropología en Chapultepec y finalmente la ENAH fue ubicada en su actual espacio, a lado de la zona arqueológica de Cuicuilco.


El cómo llegó a ser también escuela de historia es un otro relato que parte de la lucha y de un “largo camino” que ha tenido la ENAH desde entonces con la burocracia del instituto y aunque hubo oposiciones para la creación de la Licenciatura en historia un grupo de profesores y alumnos interesados en la historia desde la mirada antropológica lograron que se integrará esta disciplina, construyeron dicho proyecto con el objetivo de crear conciencia histórica, formar historiadores y el que hacer del historiador esto impulsado por la creencia de que el cambio en América latina y en México es necesario. Es entonces en un acuerdo con la SEP y un convenio con el Colegio de México que se integra la enseñanza de la historia en 1946 y se vuelve la Escuela Nacional de Antropología e Historia.


Es preciso remarcar que nuestra institución es una de las primeras escuelas antropológicas fundadas en México y la única escuela de antropología en América latina en los años 40, su alto nivel académico ha sido reconocido de manera internacional, han egresado de ella premios nobel, antropólogas y antropólogos nacionales e internacionales que le han dado grandes aportes a la investigación y a la docencia como es el caso de Ángel Palerm, Román Piña Chan, la primera arqueóloga mexicana en titularse y activista social Beatriz Barba de Piña Chan, sólo por mencionar algunos. La ENAH ha sido, es y será un espacio de reflexión que fomenta la necesidad de entender a las comunidades indígenas y actualmente a las urbanas, nos da herramientas para poder explicar los problemas sociales contemporáneos y plantear alternativas, nos permite el análisis de instituciones, y la difusión antropológica e histórica de la diversidad cultural en general.


Por otro lado, no sólo ha sido una universidad donde se fomenta la enseñanza antropológica e histórica también fue inspiración para la creación de nuevas escuelas de antropología en América Latina, un refugio para los exiliados de la guerra civil española y de las guerras de los años 40, dio acompañamiento en las luchas estudiantiles de los años 60´s.70´s y 90´s. En 2001 las instalaciones de la ENAH fueron cuartel general de la comandancia del ejército zapatista de liberación nacional, nuestra pequeña escuela ha arropado a grupos exiliados por manifestar sus derechos, ha apoyado en las luchas de pueblos y barrios, ha marchado en movimientos estudiantiles y de sectores educativos por una educación digna, pública y gratuita, por la no represión como lo fue la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa en 2014 o el ataque porril en Ciudad Universitaria en 2018, mismo año en el que nuestra ENAH se fue a paro para exigir más presupuesto, mejores condiciones laborales, que se atendieran problemáticas de violencia y acoso, apoyo de becas a estudiantes, que se le reconociera como institución educativa de nivel superior y no como unidad administrativa en el reglamento interno de la ley orgánica del INAH entre otras peticiones mismas que no se han cumplido hasta la fecha aunque hay acuerdos firmados por el actual director del INAH y la anterior directora de la ENAH. La movilización de las bases de la ENAH (estudiantes, trabajadores/as, docentes) se ha solidarizado en el 2021 en el movimiento más actual de la UNAM no paga y este año ha hecho mítines en conjunto con el CIDE para exigir más presupuesto y que se les dé solución a las problemáticas internas de ambas instituciones, y así podríamos enlistar un sinfín de participaciones con nuestra propia escuela, en otras instituciones y movimientos. La Escuela Nacional de Antropología e Historia ha sido un espacio lleno de experiencias.

Como estudiante de Antropología Social a casi dos años de haber ingresado a la Escuela Nacional de Antropología e Historia me toca vivir lo que es la “rota ENAH”, la “ENAH pandémica” porque hablar de esta institución también es hablar de vulnerabilidad, abandono, de elitismo, apatía, crisis presupuestal, daño infraestructural, educación precaria, inestabilidad laboral o desempleo. Nuestra escuela se mantiene de pie por la voluntad de su comunidad, porque para la comunidad universitaria y trabajadora la ENAH es un segundo hogar, una segunda oportunidad, compañerismo, compromiso, diversidad, inquietud, incertidumbre, organización, unión, solidaridad, generosidad, crítica, debate, reflexión, crecimiento, enseñanza, aprendizaje, lucha, persistencia, complejidad, resiliencia, justicia, creatividad, curiosidad, autoformación, contradicción, desafíos, libertad, diversión, emociones, laberintos, es resistencia. Si yo pudiera definir a la ENAH en tres palabras diría que para mí esta universidad es un camino, pero sobre todo es ejemplo y resistencia, sí, porque es el claro ejemplo de resistencia a la burocracia educativa. Nos queda claro como comunidad que estamos orgullosas y orgullosos de pertenecer a una institución como lo es la ENAH, pero no de la mala administración que esta ha tenido desde hace décadas.


Por lo tanto, todo lo dicho anteriormente es lo que evidencia la importancia de la ENAH y lo que la mantiene de pie.

¡Vamos por la dignificación de la ENAH!

¡Mas presupuesto para la ENAH!

¡Revolución, Insurgencia y Rebeldía!

Andrea Carrera. Estudiante de Antropología Social

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