Editorial
La pasada elección del 2 de junio en México, MORENA y Sheinbaum obtuvieron un triunfo contundente de casi 36 millones de votos, dejando al Va por México de Xóchitl Gálvez en segundo lugar con 16.5 millones de votos (casi 20 millones de votos menos) y Movimiento Ciudadano en tercer lugar con 6.2 millones de votos. MORENA en alianza con el Verde y el PT obtienen la presidencia, la mayoría calificada en la cámara de diputados, en la cámara de senadores les faltaron 2 escaños para lograr la mayoría (tienen 82 senadurías y se necesitan 85) y conquistaron un total de 24 gubernaturas estatales. La apuesta morenista para implementar el Plan C (21 reformas constitucionales) es un hecho.
La victoria de MORENA representa el referéndum del proyecto obradorista iniciado en 2018 y la crisis de los partidos de derecha aglutinados en el Va por México. El respaldo electoral de las masas al movimiento de regeneración nacional puede entenderse por los beneficios que otorgó Obrador con los programas sociales, el aumento al salario mínimo y en general un proyecto político alternativo al PRI y el PAN.
MORENA: la emergencia de la socialdemocracia en México y la crisis del movimiento socialista
MORENA y su antecedente el PRD, significó la liquidación histórica de los partidos socialistas y comunistas de la izquierda del siglo XX en México. El Partido Comunista y ex militantes del Partido Revolucionario de los Trabajadores terminaron por aglutinarse en 1989 en el Partido de la Revolución Democrática en conjunto con partidos nacionalistas revolucionarios, abandonando las posiciones programáticas del socialismo. Finalmente Regeneración Nacional rompe con el PRD en 2012 en oposición a la dirección del partido por iniciar su viraje hacia alianzas con el PRI y el PAN.
La historia de la izquierda en contiendas electorales inició en la década de los ochenta, aunque, con Obrador se rompe la marginalidad que la izquierda electoral: “López Obrador […] subió la votación de su partido -PRD- de 6 256 780 votos, en la presidencial del 2000, a casi 15 millones en la presidencia de 2006 y luego […] casi 16 millones de sufragios en 2012”. (1) Para llegar a 30 millones de votos en 2018 y ahora a casi 36 millones de votos en 2024 con Sheinbaum. Pero con el triunfo en 2018 se aceleró el proceso de pragmatismo político, aceptando chapulines bajo la justificación de mantener victorias electorales.
MORENA en el marco internacional y las contradicciones nacionales
México ingresó de manera tardía al movimiento progresista de América Latina, el cual está en decadencia política. Actualmente nos ubicamos en una crisis internacional: el ascenso de partidos de fascistas en Europa, el aumento de las disputas imperialistas con la guerra en Ucrania y el genocidio en Gaza y con la conformación de una internacional de ultra derecha con la Conferencia Política de Acción Conservadora promocionada por el trumpismo y VOX. Mientras que la contradicción del obradorismo muestra una retórica antineoliberal pero en los hechos acepta el nearshoring y la renovación del TMEC (antes TLC).
El triunfo en las urnas de MORENA es un poderoso refrendo al partido y sus dirigentes, pese a sus errores, imposiciones y antidemocracia en las bases. Simpatizantes y las masas en general votaron guinda con la expectativa de profundización de la transformación, misma que ha costado décadas conseguir. El fortalecimiento de MORENA plantea una nueva etapa de movilización y organización para las masas. El plan C y la profundización de la 4T tiene diferentes perspectivas para las bases y sus intereses, contrarios a la burocracia morenista, esta contradicción es la que marcará el sexenio de Claudia Sheinbaum en este momento.
Las tareas de movimiento socialista bajo un segundo gobierno progresista en México
El segundo periodo presidencial de MORENA abre distintas perspectivas en el desarrollo de la lucha de clases en México. Mientras se defienden intereses militares, como la entrega de mayor control de áreas del Estado y otorgarle impunidad al ejército por el crimen de Ayotzinapa, por otro lado, se abren posibilidades para las masas por conquistar una reforma laboral para reducir la jornada laboral a 40 horas, o como el propio proceso por la reforma judicial, en donde MORENA hace llamado a asambleas populares para impulsar su programa. Donde sea que se encuentren las masas en esos lugares debe llegar la propaganda socialista.
El movimiento socialista en México se mantiene marginal, establecer una política sectaria en el escenario actual no rompería con el aislamiento de las organizaciones socialistas frente a las masas. La hegemonía ideológica que mantiene el obradorismo en los distintos movimientos sociales no puede ser un pretexto para la inmovilidad política. Es necesario acompañar el actual desarrollo político que han elegido las mayorías sin que esto signifique otorgar un cheque en blanco a la burocracia de MORENA y aceptar sus errores, pragmatismo y traiciones, al contrario, es necesario combatir a la derecha enquistada al interior del partido mayoritario que han elegido las masas como su apuesta para un cambio en este momento histórico.
El Grupo de Acción Revolucionaria no es ingenuo frente al peligro de la burocratización y degeneración acelerado que experimenta MORENA, nuestro programa es claro: las consignas socialistas deben tener eco tanto al interior de las bases de Regeneración Nacional, como los no militantes de este partido, en síntesis, deben responder a los intereses de la clase trabajadora sin otorgar concesiones a la burguesía. La tarea histórica se mantiene vigente: construir el Partido Obrero para constituir una vanguardia que emprenda la conquista de los intereses históricos de la clase explotada y oprimida.
- Octavio Rodríguez Araujo, Las izquierdas en México, en “Partido de la Revolución Democrática y Morena”, p. 165
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