BREVE PANORAMA DE LA SITUACIÓN DE LA CLASE OBRERA EN MÉXICO

Osmany Ernesto Juárez

Caracterización del gobierno obradorista

Para comprender la actualidad de la clase trabajadora en nuestro país, es necesario contextualizar acerca del momento que atraviesa México, el cual presenta sin duda un escenario cuanto más novedoso, nos referimos con esto al gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador. Este gobierno llevado a la presidencia por medio del MORENA (Movimiento Regeneración Nacional), plantea un cambio sustantivo, sin embargo si lo comparamos con los gobiernos anteriores, dista de ser un cambio verdaderamente radical, o de diferenciarse totalmente de sus antecesores, algo distinto a lo que Obrador busca proyectar en su discurso. Es a lo mucho un cambio en ciertas formas, en cuyo contenido pervive y la defensa de los intereses de la burguesía a través de un gobierno nacionalista burgués.


Es especialmente interesante analizar al actual gobierno mexicano desde un perspectiva más amplia; desde lo latinoamericano, recapitular que en décadas anteriores en nuestro continente distintos movimientos y personajes lograron acceder al poder en algunos de nuestros países, con promesas similares o aún más ambiciosas que las de López Obrador. En cierta medida y con las diferencias que presentan las situaciones de cada uno de estos países el gobierno de Obrador evoca en algunas de sus características a Evo Morales en Bolivia, a Lula en el Brasil o a los Kirchner en la Argentina. Lo cierto es que para nosotros caracterizar este gobierno nos permite comprender de mejor manera el panorama en el que la clase obrera se desarrolla en nuestro país, así como percibir los posibles riesgos para nuestra clase más allá de la esperanza de una “regeneración nacional”.


Y sabiendo que la historia no es un calco pero que de da lecciones importantísimas, no olvidamos que bajo la apariencia del progresismo, latente se remueve las derechas más rabiosas y que tras Evo Morales vino un golpe de estado, luego del PT brasilero arribó Bolsonaro y después de los Kirchner Macri.

Es así que las trabajadoras y trabajadores mexicanos viven como clase un contexto hostil, en cual la precarización se hace cruenta día a día, en donde la burguesía nacional e internacional explota de manera descarada a nuestras compañeras/os poniendo por encima las ganancias al bienestar de las personas, a la par un gobierno que proclama mejoras para los pobres sin tocar siquiera aquellas leyes bajo las cuales se ampara la explotación. Es por eso que de ningún modo reconocemos en el gobierno de MORENA un verdadero cambio a favor de nuestra clase, es por eso también en función de su ejercicio hemos identificado en el rasgos de lo que ha sido denominado como “bonapartismo”.


El impacto de la pandemia en el sector de las y los trabajadores


Así como en el resto de los países de nuestra región, la crisis derivada de la pandemia de COVID-19 a golpeado de manera brutal a las trabajadoras y los trabajadores, no simplemente por las condiciones desfavorables en las que ya vivíamos, sino además porque las burguesías nacionales e internacional han decidido amortiguar en algo sus pérdidas, a costa la vida de la clase trabajadora.


La crisis sanitaria ha evidenciado la ya señalada crisis del sistema, y además ha mostrado la cara más inhumana de la clase dominante, lo cual en nuestro país se ha traducido en el despido de miles de trabajadoras/es o en la suspensión sus actividades; todo esto muchas veces sin medidas que aseguren su subsistencia, esto por una parte, mientras que por otra las trabajadoras/es se han sido obligadas a continuar asistiendo a sus espacios de trabajo aún ante el riesgo que esto implica para su salud, teniendo como resultado contagios en algunas fábricas, obreras/os que han sido obligados a seguir trabajando enfermas/os y muertes. Quizá en lo general no hemos vivido como en otros países latinoamericanos la impunidad con que han actuado las fuerzas represivas del Estado, pero en lo específico también lo hemos podido vivenciarlo con asesinatos y demás abusos. Todo esto medio la estructura que por décadas ha sido montada para una explotación más cómoda y brutal de las obreras y obreros, y ahora alianza con un gobierno que servil no se arriesgará a accionar en contra de los intereses de la burguesía a pesar de contar aún con amplio apoyo popular.


La crisis a la que se enfrenta la clase trabajadora mexicana no es solo la de la pandemia, sino también la del sistema que por años ha precarizado sus actividades productivas y ha puesto por encima de su desarrollo los intereses del capital, y en eso nos hermanamos los pueblos al sur del rio bravo.


Panorama general del movimiento obrero y el caso de la frontera norte

Alguien ha dicho alguna vez sobre México “Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”, de sobra comprendemos que este no es lugar para disertaciones metafísicas, sin embargo podemos corroborar aquello de la cercanía con el imperialismo yanqui. El destino de México y los embates a los que se enfrenta la clase trabajadora está íntimamente ligado a los intereses de nuestro vecino del norte, de ahí que de manera consecutiva los presidentes mexicanos hayan tenido que prometer mantener las aguas calmas para asegurar la “inversión extranjera”, acá en las décadas pasadas no hicieron falta golpes de Estado, sino una guerra por lo bajo, la sumisión de los gobiernos y la degeneración de las direcciones sindicales. De esos elementos deriva el escenario al que se enfrentan las/os obreras/os organizadas/os de nuestro país, escenario que difícilmente cambiará en manos del gobierno en turno cuando lo que tenemos es la continuidad de la dinámica imperialista ya no bajo las siglas del TLCAN sino ahora del TMEC.


La clase trabajadora mexicana se enfrenta a la pérdida de las conquistas históricas y al lastre del sindicalismo corporativista al cual en nuestro argot llamamos “sindicalismo charro”. Es esencial comprender este tejido, para dimensionar los retos a los que se enfrenta el proletariado en nuestro país. Por un lado la burguesía que en medio de la crisis del sistema se aferra a su margen de ganancia, el cual solo ha podido mantener a costa de hacer aún más voraz la explotación, voracidad a la cual los gobiernos han sido encargados de allanarle el camino, permitiendo que al amparo de la ley o desde su omisión flagrante se ejecuten políticas en pos de la precarización laboral, y para sumarle un clavo más; los sindicatos, esto para quienes se encuentran trabajando de manera “formal” pues en México al menos el 56.7% del trabajo es realizado desde la “informalidad”. Estos sindicatos son en gran medida instrumentos para el sometimiento de las obreras y obreros, son en muchas de las veces enemigos de sus sindicalizados más que aliados y pieza fundamental para mantener el control y atajar la organización real de las/os trabajadoras/es.


Sin embargo a pesar de este complicado escenario el proletariado mexicano ha dado muestras de su capacidad organizativa y de contar con las fuerzas necesarias para enfrentarse a las escaramuzas de la burguesía y salir avante. De esto da cuenta la reciente experiencia de las/os trabajadoras/es de las maquiladoras de la frontera norte de nuestro país, de la frontera con Estados Unidos. Ejemplar nos parece el caso del proletariado en ciudades como Matamoros, en el estado norteño de Tamaulipas, y en otros estados de esa frontera. A finales de enero de 2019 el proletariado de Matamoros encabezó una batalla que ilustra su potencial organizativo, que enseña y abre brecha para el resto de nuestra clase. El 25 de enero de ese año estallaron simultaneamente 48 huelgas bajo la consigna que le daría nombre al movimiento, la exigencia de un aumento del 20% al salario y el pago de un bono anual por 32,000 pesos mexicanos (algo así como 1,600 dólares estadounidenses), la organización en las fábricas y en las calles hizo eco en el proletariado, a estas huelgas se sumarían posteriormente las/os trabajadoras/es de 30 empresas más y finalmente durante la primera mitad de 2019 serían 90 las huelgas victoriosas que conquistarían ese 20/32. Alcanzar esta conquista que sabemos es parcial, pero importante, distó de ser una tarea fácil, las trabajadoras y trabajadores tuvieron que echar mano de la disciplina, organización y coraje, pues se enfrentaron a una maquinaria que nos han hecho creer que es invencible, e incluso desde la subjetividad la burguesía y sus aliados han jugado sus cartas construyéndose en el ideario el papel de benefactores, de ser ellos “generadores de empleos”, “motor de progreso”, y por lo tanto atentar contra su dinámica es atentar contra un bien común, inclusive los hubo aquellos que apelaron a la imposibilidad de las empresas por pagar el aumento salarial y el bono argumentando un “atentado a la solvencia”, pese a todo la clase obrera hizo gala de su capacidad, y con esto sentó las bases para la organización del proletariado en México a la vez que mostraba las grietas del sistema y de los anquilosados sindicatos.


A más de un año de este gran movimiento se nos vuelve aún urgente la necesidad de seguir luchando, el 8 de junio de este año el gobierno estatal de Tamaulipas, que es un gobierno de derecha, apresó a Susana Prieto una aliada fundamental de las luchas obreras en los estados del norte, se hizo de ella una presa política desde la manipulación de las leyes burguesas, ese es el escenario al que nos enfrentamos a una avanzada de las patronales y de la derecha, a una ofensiva aún más rabiosa de la burguesía, a eso nos enfrentamos y para eso debemos prepararnos. Hace unas semanas y gracias a la movilización de las obreras y obreros fue liberada Susana Prieto, hace unos días estuvimos con las compañeras/os del movimiento 20/32 acompañando su lucha en la jornada que desde el pasado viernes (10 de julio) y que concluye mañana con una marcha, en la cual estaremos participando. No bajar la guardia, continuar la lucha en cada uno de nuestros países eso es lo fundamental.


Conclusiones

Para concluir, habrá que tener presente que la clase obrera no pertenece a las fronteras que separan los territorios en los mapas, pues su patria es de otra naturaleza y cuya construcción se hace cada vez más impostergable. Sin embargo es preciso comprender las condiciones de cada geografía donde nos ha tocado crecer como trabajadoras/es, esa geografía para nosotros es la mexicana, en donde enfrentamos una cruenta batalla y esta batalla es por la vida, en cierto grado por la supervivencia, a la vez que por la vida verdadera, la vida digna.


Lo que vivimos ahora es la “nueva normalidad” capitalista. Una donde prima como es natural de este sistema, la ganancia por encima de la seguridad de las/os obreras/os, es por ello que en el pico más alto de esta pandemia las trabajadoras/es fueron obligados regresar a sus centros de trabajo argumentando que la industria de la construcción, la automotriz y la minera son actividades esenciales, porque si la economía se enferma es nuestra clase la que es sacrificada.

Es por eso que para la clase obrera mexicana es precisa la conquista de su independencia, la generación de las herramientas que les permitan defender su vida, porque hoy día están maniatados por tres cuerdas que son los patrones, el gobierno y los sindicatos charros. Es por ello que toca aprender de esa gran experiencia que ha sido el movimiento obrero en la frontera norte y los movimientos que le antecedieron, no dejar que caigan en el olvido y dar continuidad a lo que han planteado. Que ha sido comprender que la lucha no es en una trinchera única y no se limita a la fábrica, las/os obreras/os del norte mostraron que si algo se ha ganado en el terreno laboral es necesario dar batalla en otros espacios como el político con sus candidaturas obreras. Pertenecer a un sindicato no puede seguir siendo un privilegio, así como no se puede continuar con la existencia de sindicatos aliados de la burguesía. Es imprescindible la independencia del movimiento obrero, es necesaria la formación, la labor que haga germinar la conciencia de clase, la visión realista, cuidar de no romantizar a nuestra clase, entender que la ideológica capitalista nos ha calado a fuerza de desesperanza y que toca aprender y enseñar con las y los camaradas, a ras de suelo, en lo cotidiano. Toca hermanar las luchas, porque en nuestros países no se puede avanzar sin los campesinos pobres, los pueblos originarios, las mujeres.


Toca vincularnos, y así como es necesario hacerlo dentro de las fronteras que nos han impuesto, es preciso hacerlo superando la ilusión de esas fronteras, recordando que nuestro continente latinoamericano es uno, unido en origen, en la explotación y por sobre todo en la lucha, no olvidar compañeras y compañeros que compartimos una patria, una gran patria, una patria grande.

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