Alfredo Herrera
Por más obvio que parezca, es tema central hablar de lo que pasa en el sector salud durante la pandemia del covid19, más allá de la implicación biopatologícas, poner el dedo en el renglón sobre la politización de la salud, es tarea necesaria para la población que pertenece a la clase trabajadora.
El aprendizaje que deja la pandemia es que el desmantelamiento de los sistemas de salud pública en Latinoamérica tiene un alto costo, este se traduce en el alto número de personas fallecidas y contagiadas, no obstante, no es un fracaso únicamente para Latinoamérica, el fracaso es a nivel estructural, es parte de las limitantes del sistema capitalista y de su fase neoliberal en las últimas décadas por privatizar hasta los derechos elementales. El que un país haya manejado las crisis en mayor o menor medida que otro, no sólo se resume a la estrategia adoptada, hay que reconocer que existen países imperialistas y semi coloniales y, en ambos casos la salud se puso en un segundo o hasta tercer escalón ¡Es un fracaso enorme! No es posible que ante una pandemia, la salud no se refuerce sea el punto prioritario.
Mientras los más ricos elevaron sus ganancias, el mundo sufre desempleo y los azotes de la enfermedad, se le inyecta dinero a las empresas, se les perdona deudas millonarias por impuestos, aún peor, el abastecimiento de las vacunas ha sido acaparado por los países imperialistas. La OMS ha tratado de parchar este problema que significa un callejón sin salida dentro del capitalismo, el COVAX tiene la tarea de buscar la distribución equitativa de las vacunas, medida dentro de la argumentación de la distribución desigual, dejando de lado el origen real, la incapacidad de distribución a mayor escala por la producción monopolizada de las farmacéuticas transnacionales.
Existe una incapacidad de producción a la escala necesaria para cubrir el globo, se han alzado propuestas ante esta problemática: ¡liberen las patentes! ¡Renacionalización y control obrero del sistema de salud en su conjunto, producción de insumos médicos y manufactura de vacunas nacionalmente!
Sin embargo este problema sigue sin ser propuesto por los gobiernos más “progresistas”, en contraparte las vacunas se siguen moviendo de forma geoestratégica, las patentes (propiedad privada) son más importantes que las miles de vidas obreras que se pierden diariamente, la acaparación de grandes lotes por los países imperialistas desplazando a las semicolonias; insistimos, el manejo de la pandemia ha sido con un enfoque de mercado: SE SIGUE PRIORIZANDO LA GANANCIA DEL GRAN CAPITAL.
¿EXISTE OTRO CAMINO?
¡Sí!. Nuestro aprendizaje como clase trabajadora es impulsar la centralización de la industria farmacéutica y quitarle la connotación de mercantil. La industria tiene que estar en manos de las y los trabajadores, buscar la solución y el avance mediante la colaboración mundial traerá mejor resultados que la falsa premisa de la competencia y el mejoramiento del producto final, la refutación de esta tesis es inmediata cuando vemos las grandes campañas ideológicas para desacreditar la competencia farmacéutica (referente a las diferentes tipos de vacunas que hay actualmente).
Retirarle a la salud los frívolos intereses mercantiles de la burguesía, nos va permitir volver las miras a una salud preventiva y accesible para todas y todos; buscar reformar el capitalismo y tener una salud integral/universal es tarea imposible, en tanto que dentro del capitalismo, su motor histórico es la búsqueda de la ganancia, la salud y el dinero tienen una contradicción que termina explotando en salud para un sector privilegiado y su ausencia en otro, lo sabemos y lo estamos viviendo. ¡Son nuestras muertas y nuestros muertos!
Nosotros y nosotras como proletariado mundial y en especial énfasis en los países semi coloniales, debemos levantar la bandera de la nacionalización de nuestra industria farmacéutica, bajo control obrero, recuperar los sistemas de salud pública y eliminar de una vez por todas los intereses privados que atentan contra la salud de nuestra clase.
Las y los trabajadores de la salud lo han denunciando hasta el cansancio en lo que va de la pandemia, los azotes que han tenido las medidas privatizadoras neoliberales se han materializado en la falta de insumos para dar una óptimo tratamiento a las y los enfermos por el covid 19, además de la falta de vacunación en primera línea. Las movilizaciones se han gestado y han levantado espacios de lucha, sin embargo, fiel a la tradición de las direcciones charras en los sindicatos, han reprimido a las personas que han pertenecido a estos levantamientos, sumando el total silencio de los medios de comunicación serviles a la agenda de sus propietarios, estos últimos se valen de recursos para culpar a la población, poniendo el énfasis en la prevención individual y no en el problema estructural.
Las denuncias del sector salud han sido múltiples, la más reciente fue el día 8 de marzo en periférico norte, Naucalpan de Juárez, municipio al norte del Estado de México, denunciando que no se había efectuado aún la vacunación en estos sectores y seguían laborando en uno de los municipios con más alto contagio del estado, esta manifestación ha sido la única por esta petición, incluso se ha denunciado el mal manejo de la administración al designar las dosis de vacunación, donde las y los trabajadores han denunciado la vacunación a personas y familiares cercanos a la dirección de los hospitales.
Entre otras demandas del sector salud se encuentran el aumento del PIB al sector salud público y la auditoría de los recursos de los hospitales. Históricamente el desmantelamiento a este sector ha sido la punta de lanza para el argumento de su ineficiencia y dejar entrar al sector privado, afectando a la población y a sus trabajadores. Precisamente esa es otra de sus consignas la basificación definitiva de cada trabajadora y trabajador de la salud, incluyendo a quien se encuentre contratado temporalmente para la atención del covid 19.
Es importante que la población tome estas consignas levantadas por las y los trabajadores de la salud, ya que las condiciones neoliberales han pegado en sus derechos laborales, anteriormente estas personas podían y quizá pueden, en algunos sectores, considerarse como “privilegiadas” y de “clase media”, sin embargo como tantos otros oficios fueron alcanzados por la dinámica capitalista, bien lo menciona Marx en su manifiesto comunista:
La burguesía ha despojado de su aureola todas las profesiones que hasta hoy eran venerables y contempladas con piadoso respeto. Ha convertido en asalariados suyos al médico, al jurista, al cura, al poeta, al hombre de ciencia.
Con ello largas jornadas laborales, el tiempo reducido de atención entre cada paciente, la muerte de las y los médicos tienen un reflejo consigo en la atención generada hacia la población de nuestra clase, porque es nuestra clase la que no tiene dinero para pagar un altísimo tratamiento en los hospitales privados de nuestros países. Acompañar la lucha de las y los trabajadores de la salud es el primer peldaño para recuperar la salud pública mundial, su recuperación y administración por parte de las y los trabajadores será un factor importante en futuras pandemias; porque sería un error no advertir que con las dinámicas del capitalismo en su característica de destrucción del ambiente, no ocurra nuevamente. Las futuras pandemias azotarán con mayor fuerza a nuestra clase.
¡Nuestra vida antes que sus ganancias!
¡La salud luchando también está curando!
¡La salud no es una mercancía!
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