Luego de una visita la semana pasada a la Cámara de Diputados en la que se reunió con el presidente de la Mesa Directiva, Sergio Gutiérrez Luna, el Embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, dijo a medios que hay que “entender las razones del presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, sobre su reforma eléctrica”. Sostuvo que “tiene razón al decir ‘vamos a hacer cambios para lo mejor del pueblo’”.
Eso provocó la furia de los detractores de la Reforma, personeros y representantes de los monopolios privados de generación; además de algunos periodistas y grandes medios de comunicación quienes si no ignoraron la posición del Embajador, le arrimaron alguna crítica como “vendido” o la de “seguidor del peje”.
Los más osados solicitaron explicaciones al gobierno de EEUU, pues a decir de ellos, llevan quejándose casi 5 meses por esta Iniciativa y más de tres años con el vecino del norte por haber permitido se instalara este gobierno, como para que hoy sean desairados de esa forma.
La Casa Blanca respondió rápidamente a las declaraciones de su Embajador movilizando a Jhon Kerry a México, quien recientemente fue nombrado enviado especial para el cambio climático de Estados Unidos.
Kerry es visto como un mecanismo de presión del vecino del norte contra la Iniciativa, y en sus primero pasos en México comenzó a criticarla de forma contundente. Y no es para menos.
La reforma constitucional de 2013 tuvo impulso e inspiración en los Estados Unidos de América, como lo demuestra el documento publicado por la Comisión de Relaciones Internacionales del Senado estadounidense denominado “Mexico, oil and the Transboundary Agreement”, coordinado por el Senador Richard Lugar, distribuido al Senado por el entonces Senador John Kerry, Presidente de dicha Comisión, nombrado en enero siguiente como Secretario de Estado. El texto fue publicado en diciembre de 2012 y en él se establecen los principios de la reforma constitucional de México que sería aprobada en diciembre de 2013; así como los compromisos de algunos partidos por llevarla adelante.
Sumado a la evidente manufactura de la reforma de 2013, el enviado especial sobre el clima intenta reposicionar el discurso de las energías limpias. Sin restar importancia a lo dicho por el enviado y la necesidad de una gran transición energética, vale la pena preguntarse ¿y por qué los EEUU no hacen lo que pregonan? Veamos.
Estados Unidos debe llevar a cabo su transición energética, pues con el 5% de la población mundial, emitió 20.3% de las emisiones mundiales acumuladas de CO2 de 1850 a 2021, en 2020 el 13% de las de carbono, en 2019 el 19.2 % del consumo mundial de petróleo, el 21.5% del gas natural y el 7.2% del carbón.
México es responsable del 1.2 % de las emisiones acumuladas de 1850 a 2021, con aproximadamente 25 billones de toneladas de CO2; en 2020 emitió 1.2% de las emisiones de carbono del mundo; representa el 1.7% del consumo mundial de petróleo como energía primaria; el 2.3% del gas natural y el 0.3% del carbón.
La estructura de la Matriz de Energía Primaria de México (2019) es 86.9% de origen fósil, 2% nuclear y 10.3% renovable.
La participación de las energías renovables en la matriz de energías primarias de México (10.3%), supera en porcentaje al de Estados Unidos (6%) y China (6%).
¿Pueden y deben las grandes potencias llevar a cabo la transición energética de México, o bien liderear esfuerzos en esa materia a pesar de que en sus naciones les ha faltado voluntad y compromiso en esa materia?
¿Pueden las grandes potencias responsables de más de una cuarta parte de las emisiones de Gases y Compuestos de Efecto Invernadero dar lecciones en el mundo de energías limpias y transición energética? Dudo.
Lo único que demuestra y refuerza la jugada Kerry, es de quién es la autoría de la reforma de 2013 y de dónde viene la instrucción de la oposición a la Iniciativa de Reforma Constitucional en Materia de Electricidad propuesta en Octubre de 2021 y muy pronto en discusión en el Congreso .
Un imperio no renuncia a su voluntad de serlo.
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