Las elecciones que hoy se llevan a cabo en México son históricas. Un profundo descontento enmarca la elección; millones son arrojados en las urnas en una participación histórica que desde muy temprana hora hemos visto por todo el país.
La desconfianza hacia las instituciones electorales y en general al conjunto de instituciones del Estado, gobierna la elección. Gente de todos los sectores y clases sociales acuden con sus propios marcadores y con sus propios medios tratan de rendir testimonio a la jornada electoral. Bloqueos por falta de boletas, robos de material y compra de votos se reportan en el país pero no como la tendencia generalizada en este día.
El pueblo trabajador, en su gran mayoría, desprecia al gobierno saliente por la profunda crisis que alcanzamos y a la que nos tienen sometidos; también desprecia a la casta política y sus principales partidos, profundamente descompuestos y corruptos.
La aplicación sistemática de las Reformas Estructurales en el último lustro y los resultados macroeconómicos desastrosos que ha traído implementar los planes de Washingtion, que han repercutido fuertemente en la economía nacional, marcan el desarrollo no sólo de la jornada del día de hoy sino del proceso de participación política de los últimos años.
La crisis está a flor de piel y es la que dará un triunfo contundente a Andrés Manuel López Obrador; de hecho, este triunfo ya ni siquiera se cuestiona, sino la magnitud que podría tener con base en los resultados de la elección. Lo anterior representaría para la gran mayoría de sus votantes la posibilidad de hacer retroceder la barbarie en la que se ha convertido México; incluso si el triunfo es abrumador, las posibilidades de mantener el desarrollo del nuevo aeropuerto y sostener las reformas estructurales quedarían completamente en manos de AMLO.
Inseguridad, desastres naturales, alimentación, trabajo, migración, energía, educación y derechos humanos, todo esto está siendo tomado en cuenta para emitir el voto en este día. El largo tránsito de un régimen que nunca ha cambiado, pasa factura a casi dos décadas de la primera irrupción de la ola de gobiernos nacionalistas burgueses en América Latina.
López Obrador
La transformación que representa AMLO es el desarrollo de un movimiento progresista tardío pues no ocurrió en la efervescencia y ascenso de estos procesos; al contrario, se ubica frente a un retorno de la derecha gorila en muchos de los países que fueron gobernados por procesos progresistas de centro y también en la descomposición profunda de muchos de ellos, como en Venezuela y en Nicaragua.
El proceso que lleva a AMLO al poder, es la toma de conciencia de la necesidad de un cambio ante la barbarie y la gran fosa común que hoy es México; pero ese proceso no lo hizo sólo ni con toda la fuerza de su partido. AMLO se queda corto cuando trata de enunciar en su cierre de campaña a las figuras que le han dado vida al proceso de participación de la izquierda institucional.
El profundo descalabro del régimen y la llegada de AMLO es posible gracias al desarrollo de experiencias de lucha de un abanico amplio de sectores, de resistencias frente a la precariedad y el despojo que ante un panorama electoral cerrado en oportunidades, votan al único candidato que tiene la posibilidad de presentarse a la contienda con todas las reglas del juego.
Morena es un partido que se fundó desde cero tras la ruptura de su dirigente histórico con el PRD, tras la crisis imparable de 2012 que anunciaba cómo el partido de Cuauhtémoc Cárdenas convalidaría las acciones de Enrique Peña Nieto tras la firma del Pacto Por México.
La construcción del proceso electoral es responsabilidad de Morena y sus militantes de forma exclusiva, pero la toma de conciencia sobre la necesidad de cambiar el rumbo en México, es resultado de largos procesos de lucha imposibles de presentar en el terreno electoral y que van desde el surgimiento del EZLN, pasando por las experiencias de Cherán, las Policías Comunitarias, las resistencias mineras, las luchas estudiantiles, populares y las de las mujeres de los últimos tiempos.
Contrario a la necesidad de un cambio profundo, AMLO plantea pilotear la actual crisis presente en México, ubicando a la corrupción como el principal mal que existe en México. Su ascenso ni siquiera se percibe como una respuesta de corte nacionalista a los embates del imperio. El grado de comprensión de la responsabilidad de Washington en la conversión de México en una de sus colonias con sus nefastos resultados, no está presente en la mayoría del pueblo trabajador.
La agresividad de Donald Trump y la necesidad de hacer frente a su política migratoria no pasa por el alejamiento del TLCAN o el retroceso a los mecanismos de sujeción al imperio, como son las reformas estructurales.
El desarrollo de una política contradictoria neoliberal pero más cargada al establecimiento de medidas de corte nacionalista, representará el obstáculo presente durante un eventual gobierno de AMLO. La lucha contra la militarización, el saqueo, la precariedad, el despojo y el acceso a la justicia, deberá enfrentarse con agentes que llevaron a esos resultados, dentro de las secretarías de Estado.
AMLO, es sus propias palabras, gobernará para ricos y para pobres, contradictoriamente pues los intereses de unos y otros están frontalmente opuestos. Él se asume como el representante de los intereses de todos los sectores y de todas las clases. AMLO es un personaje centrista quien ha capitalizado la descomposición del régimen y sus resultados; así también capitaliza la incapacidad de construcción de alternativas y un desarrollo político más profundo por parte de la izquierda anticapitalista, donde estamos ubicado nosotros como organización.
Llamamos a votar programáticamente
El fenómeno obradorista se ha comido al 95% de las organizaciones de izquierda; incluso varias de las autoproclamadas socialistas y anticapitalistas, han tenido que implementar “fórmulas” para lo que dicen, “evitar aislarse de las masas”. A estas alturas esos llamados sólo representan un oportunismo vil, pero una gran mayoría quiere ir en el tren y subirse aunque vayan más que colgados.
Desde el GAR decimos que el programa de AMLO no nos representa aunque compartimos la necesidad de cambio con la mayoría del pueblo trabajador y el conjunto de explotados y oprimidos. Para nosotros el combate a la corrupción, que es decir bastante en México, es insuficiente; incluso si este es el elemento que pretende reemplazar las relaciones de explotación como eje central de una política de gobierno.
Nos ponemos a la máxima Stalinista de “estar donde está el pueblo”. Incluso quienes pretenden dejar atrás al marxismo y “renovarlo” desde una visión latinoamericanista, tratan de acomodar su actuar y proceder a el triunfo de AMLO; como si siempre hubieran confiado en él.
Sabemos de lo importante del proceso histórico y ante él hemos declarado nuestro derecho a existir como una izquierda anticapitalista que lucha por acabar con las relaciones de explotación y opresión que sustenta al sistema capitalista. Sabemos de lo impopular de nuestra posición frente a la actitud de millones de mexicanos, incluso hay quienes nos llaman dogmáticos o puros, de forma infantil. Pero ante los acontecimientos históricos decidimos retroceder con nuestros principios pues en ellos están plasmadas las enseñanzas del proletariado que nos ayudará a dar un salto cualitativo en un futuro.
Por tanto no hemos llamado a respaldar a AMLO en la votación sino a votar con consignas programáticas que en este momento no sólo no se están levantando por él ni por Morena, sino que se perdieron en la batalla ideológica levantada por los opositores a AMLO y que terminó siendo un gran triunfo de la derecha para limitar sus alcances y éstos aceptarlos.
Somos una organización seria que trabaja en el corazón de las jóvenes generaciones, con las mujeres, los campesinos y los trabajadores y tenemos una profunda responsabilidad con la misma; seguimos nuestros principios y con ellos hemos decidido acompañar a las masas en esta experiencia, señalando la necesidad de la construcción de un proceso independiente que permita seguir colocando en el terreno de la movilización nuestros reclamos inmediatos e históricos para conquistarlos, sin ningún compromiso con el gobierno que surja ni con sus estructuras.
Manifestamos que compartimos las luchas con el pueblo trabajador en las batallas contra la militarización y la violencia de Estado; por mejores condiciones laborales para la clase trabajadora; por la expulsión de las trasnacionales de nuestros territorios; por la aprobación del aborto legal, seguro y gratuito; por acabar con la violencia contra la mujer y detener los feminicidios y la explotación sexual; por tener un modelo de universidad-pueblo por renacionalizar los energéticos y apalancar el desarrollo nacional. Ahí hemos estado, en primera fila.
Reconocemos el surgimiento de una nueva etapa en la historia política de México y decimos que nuestras diferencias de principios no nos acercan a los partidos de los oligarcas pro imperialistas; consideramos que una de los resultados de este proceso es la desaparición de los pequeños partidos y el debilitamiento de los más grandes.
Pasaremos a una nueva etapa que dispute la representación política de los explotados y oprimidos, exigiendo, por principio, una reforma política profunda que permita a nuevas expresiones de la izquierda representar a los sectores de trabajadores, mujeres y la juventud, en los espacios de representación política de México.
Por un polo de la izquierda independiente
Desde el último Congreso del Grupo de Acción Revolucionaria que llevamos a el año pasado, definimos llamar a las fuerzas independientes de izquierda anticapitalista a construir y consolidar un polo de izquierda para luchar en esta nueva etapa que se está abriendo.
Llamamos a levantar un programa de lucha anticapitalista que movilice y organice al pueblo trabajador en la defensa de los intereses históricos e inmediatos de nuestra clase.
Llegamos a esta cita fuertes y consolidados en muchos sectores; como todas las organizaciones de izquierda independiente, el fenómeno obradorista se llevó a los eslabones más débiles de nuestros procesos organizativos. Sin embargo llegamos con una fuerte presencia con los trabajadores de la energía, con los estudiantes y la juventud, el movimiento de mujeres y con sectores campesinos e indígenas; llegamos con espacios de representación política en universidades así como cuadros públicos muy consolidados, incluso dentro del movimiento obradorista.
Nos declaramos listos para la siguiente etapa y pondremos todos nuestros esfuerzos en la lucha política independiente y su agrupación para representar una fuerza política representativa. Nuestra tarea está en la comprensión de los problemas de fondo, sus orígenes y causas, así como en la movilización para tumbar políticas que favorezcan el inmovilismo político.
El cambio de estas elecciones no puede quedar en el cambio de un partido en el poder, el cambio debe representarse en organización, en crecimiento de nuestra conciencia política y en una movilización decidida a conquistar nuestros reclamos.
El GAR llama a conformar un polo de izquierda con urgencia, ante un gobierno progresista para profundizar conquistar el programa de la clase trabajadora y el conjunto de los explotados y los oprimidos.
Al momento de dar a conocer este comunicado, aún son desconocidos los resultados de la contienda; también nos declaramos listos para movilizarnos en defensa de la voluntad popular y para librar la lucha organizada que conquiste un gobierno de los explotados y oprimidos de México.
Combativamente
Grupo de Acción Revolucionaria | Rosas Rojas | Juventud Revolucionaria.
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