Agua, Subdesarrollo  y Capitalismo en México

                                                                                     “que ha distorsionado su desarrollo. Eso es lo que en realidad somos”

Nosotros, los suavemente llamados

“subdesarrollados”, en verdad países coloniales,

semicoloniales o dependientes. Somos países de

economía distorsionada por la acción imperial,

que ha desarrollado anormalmente las ramas

industriales o agrícolas necesarias para

complementar su compleja economía. El

“subdesarrollo” o el desarrollo distorsionado,

conlleva peligrosas especializaciones en

materias primas, que mantienen en la amenaza

del hambre a todos nuestros pueblos.

(¿QUÉ ES EL SUBDESARROLLO? Ernesto Guevara 1970,Pág,401).

El presente artículo es para presentar el posicionamiento del Núcleo Federico Engels de la Ciudad de México del MCM, ante el proceso de privatización del agua en el país, proceso que declarativa y retóricamente se ha detenido por el momento según el Presidente de la República AMLO (2018-2024). Sin embargo este proceso sigue avanzando de manera silenciosa, y lo que el neoliberalismo privatizó no ha vuelto a la rectoría del Estado.

En México a pesar de los esfuerzos del nacionalismo-revolucionario derivado de la Revolución de 1910, seguimos viviendo en una sociedad capitalista subdesarrollada, y el agua ha sido el tesoro natural más rápido y fácil de transformarse en el producto ideal para el capitalismo. El término “producto” o mercancía es utilizado intencionalmente, puesto que uno de los objetivos del capitalismo es transformar todo, incluso la naturaleza en mercancía que pueda transformarse en dinero en el mercado. No se necesita ser  un estudioso del marxismo-leninismo para ver por todas partes evidencias de esta tendencia. El agua, en el caso de que el mercado pudiese controlarla completamente, sería el producto ideal según lo ilustra perfectamente la teoría económica clásica, de Adam Smith en adelante.

En nuestro caso la madre naturaleza ha sido prodiga y  bondadosa en el sur y sureste del país, al hacer abundante el agua dulce, no así  en la parte central y norte de México, aunque nunca nos prometió equidad en la distribución de este recurso de vida, y por tal razón no está ya disponible en ciertas regiones de México.  Cada vez más escasa el agua  dulce es un recurso  que se va agotando a pasos agigantados en nuestro país, y la escasez es la condición que permite ponerle un precio a algo; los recursos abundantes tienen un precio bajo o ninguno en absoluto.

El precio de acuerdo con los gobernantes o empresarios, es un modo de racionar los recursos escasos, (esto de acuerdo con la teoría clásica del valor) cuanto más escaso sea ese bien, más elevado será su precio; esa es la función vital del mercado. Según Adam Smith en el corto plazo, el valor —reflejado en el precio— subirá o bajará dependiendo de si la demanda aumenta o cae, respectivamente.

El agua es indispensable para vivir. Ningún ser vivo puede sobrevivir sin ella, pues todo ser vivo está en gran medida, hecho de agua y depende de ella para continuar su ciclo de vida. La mayoría de las plantas son un 90% de agua y nosotros mismos en buena medida también, dependiendo de cuánta grasa contenga nuestro cuerpo, los hombres somos entre un 45% y un 75% de agua.

Las mujeres cuentan con una cantidad extra de grasa subcutánea, por lo que la proporción de agua en sus cuerpos es menor que la de los hombres. Ninguno de nosotros, hombre o mujer, puede pensar, ver, hablar, sentir, etc. sin agua, puesto que nuestros cerebros, pieles, corazones y demás órganos vitales son como mínimo, tres cuartas partes de agua. Debido a que los cuerpos de recién nacidos y bebés son un 80% de agua, son especialmente vulnerables a la pérdida de agua y en los países pobres cada día mueren de miles de infantes por causa de la deshidratación y México no es la excepción.

 Grandes activistas en diferentes países han obtenido victorias luchando contra el poder político de su gobierno declarándose en huelga de hambre, pero nunca nadie ha intentado una huelga de sed pues hubieran muerto antes de alcanzar los fines políticos perseguidos.

El agua no tiene sustituto, nadie hasta el momento ha podido reemplazarla, ningún químico ha dicho “he creado agua”, porque no ha podido condensarla en laboratorio utilizando hidrógeno y oxígeno o al menos no ha hecho público su experimento. Por este motivo tan importante es que el agua  potable no puede incrementarse en ninguna parte del mundo.

Ningún ingenio humano puede aumentar las reservas; lo que tenemos es todo lo que hay, no hay más volumen de agua, por el contrario el agua potable va perdiendo sus propiedades al ser contaminada por el uso de agroquímicos y por los materiales empleados en la industria al utilizarla como un agente de limpieza; peor aún, estamos reduciendo nuestras reservas de diversas maneras.

Podemos desarrollar técnicas de evaporación para captar más agua de la atmósfera, pero no podemos incrementar el contenido total de humedad de la atmósfera ni aumentar el ciclo de evaporación/precipitación del agua potable; por cierto, la expansión de los desiertos y de las mega-ciudades está afectando a este ciclo vital. El planeta puede haber acumulado una gran cantidad de agua subterránea, pero allí también las reservas son finitas y constantemente estamos explotando y lo más grave sobreexplotando el agua de los acuíferos; Coahuila, Chihuahua, Guanajuato, Jalisco y Ciudad de México son claros ejemplos de ello, y  muchos de los acuíferos de estos estados y regiones no volverán a ser llenados por la naturaleza hasta pasados cientos o miles de años, si es que esto ocurre. En un contexto semejante, el aumento de la demanda provocado por la agricultura de regadío, el desarrollo industrial, los estilos de vida más consumistas o el simple incremento de la población provocarán automáticamente una mayor escasez y, por lo tanto, precios más elevados; no sólo del agua, sino de todos los alimentos, energía y productos industriales que de ella dependen. A esto agréguese que no sólo se utiliza para la supervivencia física de cada persona, sino para todo tipo de necesidades derivadas como la higiene personal, cocinar, lavar la ropa para mantener la higiene del grupo familiar, lavar o limpiar la vivienda, casa, hogar o como quiera llamársele para mantenerla en condiciones de limpieza para hacerla habitable.

Con un escenario de real, o inducida escasez los consumidores se verán obligados a destinar una gran parte de sus paupérrimos ingresos para asegurar un abastecimiento necesario del agua.

Así a los consumidores se les puede cobrar cualquier precio por este producto, puesto que sus vidas dependen de él, en un contexto de creciente e inevitable escasez, en estas condiciones las reglas del mercado tendrán vigencia durante el tiempo que la extracción, administración y distribución permanezca en manos privadas. Las alternativas que tendrán los “consumidores” será no pagar, y apropiarse de manera violenta del recurso desde las mismas fuentes de distribución y abastecimiento para repartirla equitativamente sin discriminación, o seguir el camino pacífico que la Constitución Política les concede, como cambiar la forma de gobierno para tener una buena gobernanza del agua, o el uso de la manifestación de las ideas, el derecho humano al agua etc. etc.

Si este gobierno no neoliberal y autodenominado de la cuarta transformación pretende lograr un cambio en la forma de gobernar este país, así como el desarrollo sostenible y proporcionar una vida decente y digna a cada mexicano, principalmente a los pobres, entonces dentro de sus consideraciones debe tener presente que el agua debe ser considerado un bien público universal propiedad de la nación y bajo control público, entendido como algo que incluya no sólo la supervisión gubernamental sino la participación democrática de la ciudadanía.

No podemos contar ni confiar en la buena voluntad ni de los empresarios capitalistas ni de sus subordinados; a no sacar ventaja de las increíbles capacidades del agua que como “producto” ha sido calificado este recurso de vida por ellos mismos. Si logran ganar el control sobre ese recurso, podrán establecer los términos de su disponibilidad y uso,  y aprovecharán al máximo esa ventaja para garantizar su beneficio privado. Es algo inevitable y nadie debe esperar a que eso cambie: es “la naturaleza de la bestia”.

No se debe dejar de lado que aun los gobiernos elegidos por mayoría abrumadora, pueden estar sujetos a corrupción, favoritismo, y enfrentamiento con intereses comerciales o factores similares. En el mundo ocurre así, por ejemplo la Unión Europea negocia todos sus acuerdos comerciales sin perder de vista los intereses de las transnacionales del agua (y el resto de multinacionales), ignorando a las poblaciones locales. La presencia ciudadana en los asuntos relacionados con el abastecimiento y la distribución del agua es algo indispensable.

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